La nueva era dorada del ‘anime’
Las series de animación japonesa gozan de un renovado éxito mundial gracias a plataformas, que las usan para llegar a un público joven
En Occidente, las series de dibujos son para niños. Las excepciones son comedias negras y ácidas, como BoJack Horseman, Padre de familia o South Park. El resto, las series animadas dirigidas a un público adulto que no sean de humor se encuentran principalmente en el anime, la animación hecha en Japón. Abarca todos los géneros y públicos. Hay drama, gore y hasta porno: una flexibilidad temática que explica en parte la explosión de interés por los dibujos animados japoneses, especialmente por parte de las plataformas online.
Aunque las audiencias de los servicios de televisión bajo demanda no son de dominio público, herramientas como TVLytics revelan qué producciones son las más populares. Y en las últimas semanas, entre las más vistas del mundo se han colado tres series de anime: One Punch-Man, Attack on Titan y Naruto, todas veteranas.
📈 Shows on the Rise 📈
— TV Time (@tvshowtime) July 8, 2019
Revisiting some older shows I see 🤔, what'd you watch last week? pic.twitter.com/BAg4aocw5X
Luego, esta semana se ha disparado la popularidad de 7Seeds, uno de los más de 30 animes originales de Netflix. se suma a otros grandes éxitos de esta forma, Aggretsuko y Kakegurui. En dos años, el gigante estadounidense del streaming ha firmado contratos de producción o distribución internacional con estudios nipones de renombre y con el gran distribuidor de EE UU, Viz. Además, acaba de anunciar que producirá una serie de anime sobre la mitología escandinava con el director Zack Snyder (Watchmen, 300). Amazon Prime Video tiene un acuerdo con Selecta Visión, la mayor distribuidora de anime de España. Filmin ofrece dibujos japoneses desde 2008, y cada año obtiene licencias nuevas. “Siempre ha despertado un interés enorme en nuestro país”, defiende Jaume Ripoll, director editorial de Filmin.
Genis Puig, gestor de producto de Selecta Visión y creador del portal especializado Misión Tokyo, añade: “Con el anime consigues diferenciarte y llegar a un nicho muy interesante que va en aumento. Es ideal para aquellas plataformas que quieran mantenerse en un mercado cada vez más saturado”.
El boom lo refleja Crunchyroll, una plataforma de streaming especializada en animación japonesa, líder mundial con dos millones de suscriptores. Les costó 10 años llegar al primer millón de clientes; doblarlo, solo dos años. “Aunque antes era nicho, el anime se ha convertido en un fenómeno global. Tiene unos fans muy apasionados, las convenciones cada vez tienen mayor afluencia, cada vez se produce más y lo ofrecen más plataformas”, señala a EL PAÍS un portavoz de Crunchyroll.
Entre las causas, apunta a la edad de sus seguidores (tres cuartas partes tienen menos de 35 años), el auge de la animación para adultos, la multiplicación de las plataformas y la diversidad temática. Todos los entrevistados coinciden en que el gran valor del anime frente a las series de imagen real es su riqueza temática y profundidad psicológica. “Se ahonda mucho en los sentimientos de los personajes y su vida interior, algo que todavía cuesta ver en las producciones occidentales, que priorizan la acción”, señala Puig. Desde Crunchyroll añaden que la animación no tiene límites y permite contar las cosas de una manera que sería imposible hacer con actores.
Luego está la otra razón de que las plataformas estén adquiriendo y produciendo sus propios animes: hacerse con sus derechos de exhibición es más barato que conseguir los de series de imagen real, y producir animación japonesa cuesta menos que crear una ficción con actores, especialmente de fantasía o ciencia ficción. En España predominan los clásicos frente a lo reciente, aunque el éxito de la película Your name (2016) “ha marcado un antes y un después y pasará a la historia como una obra de culto que merece ser vista por cualquiera”, según Puig.
Muchas de preferidas en España datan de las primeras décadas del anime en Occidente: las series para niños. Heidi, Marco y La abeja Maya abrieron camino a D’Artacán y los tres mosqueperros, Bola de dragón y Campeones. Luego Akira (1988) destruyó el estereotipo infantil, una distopía de ciencia ficción hiperviolenta que abordaba temas como la amenaza nuclear y la experimentación humana. En 1995 llega Neon Genesis Evangelion, que hace poco se unió al catálogo de Netflix y que reflexionaba sobre el abuso infantil, el abandono y la depresión.
Aunque la animación japonesa está en alza, se enfrenta a obstáculos en España como la piratería, “un mal que en Alemania, Japón o Francia es residual”, lamenta Puig. “Tienen una legislación más dura y mayor consciencia del mal que causa. Si a eso le sumamos que las televisiones generalistas han dejado de emitir anime y que el formato físico está en declive, la situación es crítica”. A pesar de ello, se muestra optimista: “En cine están saliendo obras impresionantes, impensables hace unos años”.
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