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Populismos para dar y tomar

La bibliografía sobre el fenómeno no deja de crecer y combina desde simples críticas virulentas o apoyos apasionados hasta verdaderos análisis sobre el futuro de la democracia

Juan Luis Cebrián
Acampada del movimiento 15-M en la Puerta del Sol de Madrid en mayo de 2011.
Acampada del movimiento 15-M en la Puerta del Sol de Madrid en mayo de 2011.ULY MARTÍN

Hace más de dos años que Fernando Vallespín y Máriam Martínez Bascuñán sacaran a la luz su libro Populismos, una de las primeras aportaciones serias que recuerdo sobre el tema en el panorama ensayístico español. De entonces acá han proliferado reflexiones y tesis dedicadas a explicar, combatir o defender lo que en definitiva parece una patología de las democracias impulsada por las crisis económicas, el hastío del sistema y el aumento de las expectativas de las poblaciones. Acaban ahora de publicarse dos breves textos que abundan en la cuestión desde perspectivas diferentes y que son traducciones de obras anteriores a la antes citada. Concretamente una de ellas, la de Pellizzetti sobre El fracaso de la indignación, se remonta ya a más de un lustro, lo que en los tiempos que corren puede parecer, según los casos, casi una eternidad. La bibliografía en torno a lo que algunos consideran el ejercicio de la democracia sentimental o emocional no deja en cualquier caso de crecer. En ella se combinan estudios analíticos, críticas virulentas y apoyos apasionados que no permiten esclarecer si el populismo es en definitiva la base de la auténtica democracia o, por el contrario, el suicidio de la misma.

La historia muestra que la apelación al pueblo es una constante en quienes aspiran al poder, ya sean demócratas o autoritarios

Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser tratan de definir bajo el título genérico de Populismo los movimientos políticos y las corrientes de opinión que de una u otra forma merecen ese calificativo. Se incluye en la traducción al castellano un prólogo para españoles que podría haber hecho más atractivo el trabajo para nuestra parroquia local si no se hubiera limitado a explicar algunas generalidades, entre las que sobresalen las dedicadas a Podemos. La obra es una descripción somera de la historia del populismo, movimiento que en su opinión se inventó hace ya siglos aunque solo a partir del XIX comenzara a tomar relevancia en el devenir de la democracia. Las reflexiones de Pierfranco Pellizzetti discurren en cambio sobre el destino de la indignación, una corriente de las muchas que se encuadran en la definición de las corrientes populistas y que más parece entroncar con lo que podríamos denominar revoluciones de baja intensidad. Al igual que las de elevada tensión tienen su origen histórico en alguna revuelta francesa. El bloguero italiano, populista él también al menos en lo que se refiere al género literario que cultiva, se indigna así por el fracaso de los indignados, una de cuyas representaciones universales más mentadas viene siendo el 15-M español del que partió el partido liderado hoy por Pablo Iglesias.

Lo que se trasluce detrás de estos fenómenos es una crisis de representación en la democracia liberal, agudizada por la globalización y las burbujas financieras que han provocado un aumento de la desigualdad en los países avanzados. Mudde y Rovira son eclécticos, y aun severamente críticos, con quienes protagonizan los reproches, aunque en un empeño un poco ingenuo reclaman al final de su obra un diálogo entre populistas y antipopulistas que ayude a ofrecer respuestas democráticas liberales. Pellizzetti por su parte no consigue ocultar cierta simpatía por los postulados de Ernesto Laclau, que a estas alturas parece ya canonizado por los sacerdotes del templo populista como el teólogo mayor del mismo. Pero al margen del brillo entusiasta de su prosa y de la erudición un poco acrítica que se desprende de ambos volúmenes, nos quedamos sin saber, incluso sin siquiera intentarlo, qué nos espera en el futuro después de tanta confusión, en la que el único diagnóstico seguro es que el populismo es la consecuencia de pretender soluciones simples para problemas complejos.

Merece la pena por lo mismo acudir a la nueva entrega de Nathan Gardels y Nicolas Berggruen que acaba de publicarse bajo el título Renovating Democracy, y que ojalá su versión en castellano no se haga tanto de esperar como la de los manualillos que comentamos. Sus análisis tienen mucho que ver con los trabajos del Instituto que ambos dirigen, dedicado a estudiar el futuro de la democracia y del capitalismo. Se resumen en buscar formas de participación activa de la ciudadanía que excluyan el populismo pero mejoren el sistema de representación, y aportan algunos ejemplos de experiencias que ellos mismos han protagonizado. También sugieren sustituir los esquemas de redistribución de rentas por lo que ellos llaman predistribución: una participación compulsiva del Estado y otros estamentos públicos en el accionariado de las empresas cotizadas. Prestan especial atención a la sociedad digital y a los cambios geopolíticos, cuestiones ambas ausentes en los anteriores ensayos, y tratan de impulsar soluciones concretas frente a las buenas intenciones o el cabreo intelectual que otros exhiben.

La historia demuestra que de una u otra forma la apelación al pueblo, a la gente, al ciudadano común es una constante en el proceder de los líderes que aspiran al poder, sean demócratas o autoritarios. Su batalla se presenta como la de los de abajo contra los de arriba, la masa contra las élites. No es difícil percibir en ello un aroma de revoluciones y la desazón que su imposibilidad real provoca en quienes las añoran. La cuestión está en saber si frente a las dificultades de la ruptura no es posible un cambio efectivo que trate de asimilar las novedades tecnológicas y sociales que han acabado por destruir el orden emanado tras la Segunda Guerra Mundial. Desde el reconocimiento de que a pesar de la crisis, de la protesta y su frustración, el mundo de hoy es en general mucho mejor, más justo y más libre que el de hace 50 años.

Populismo. Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser. Traducción de María José Enguix. Alianza, 2019. 216 páginas. 10,50 euros.

El fracaso de la indignación. Pierfranco Pellizzetti. Traducción de Alejandro Pradera. Alianza, 2019. 168 páginas. 9,50 euros.

Renovating Democracy. Nathan Gardels y Nicolas Berggruen. University of California Press. 256 páginas. 26,65 euros.

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