Joseph T. Snow: “Voy a morir con ‘Celestina’ en la boca”
El hispanista estadounidense estudia sentado en el pupitre 99 de la Biblioteca Nacional desde hace 45 años
Estudia sentado en el pupitre 99 de la Biblioteca Nacional desde hace 45 años, nueve horas diarias, desde las nueve. Hispanista estadounidense de 77 años, se examina a sí mismo de literatura medieval. Sus objetivos son, entre otros, El libro de buen amor y Celestina, como dice (no La Celestina). “Voy a morir con Celestinaen la boca".
Desde hace cinco años, jubilado, dejó de ir y venir de sus universidades y compró un apartamento en Estrecho. “Vengo de lunes a viernes. Encuentro libros, revistas y amigos. Los sábados soy una maruja que hace la compra y lava la ropa. El domingo es mi día libre”. Es Joseph T. Snow.
Aquí todos lo llaman Pepe Nieves. Él se presenta así. Estudió en Iowa y Wisconsin, enseñó en Minnesota, Georgia y Michigan, en México y en Valencia, creó la revista Celestina, que prosigue en Valencia, lo sabe todo de Alfonso X el Sabio y del medievo. Parece Hemingway en Floridita, con cara de Papá Noel. De hecho la Biblioteca le pidió hace unos años que hiciera de tal en un vídeo navideño.
Sobre su pupitre cae una luz verde. Él mira a su horizonte de papel como si por ese ventanal le vinieran noticias del medievo o, de la mano del papel, las figuras de Celestina y Melibea. Aún, dice, “cuando escribo siempre encuentro algo”. Lo que espera es llegar “por fin” a la comprensión total “de ciertas obras”. Es imposible saberlo todo, así que él siempre busca “algo”, sobre El libro de buen amor, sobre Celestina, sobre Melibea… Todos son caracteres, no son prototipos, son personas. Él habla de Melibea como si tuviera carne y huesos y la estuviera viendo delante de este pupitre que tiene su nombre y su forma. Hasta el último detalle del amor de Calisto convive con su biografía. “No son estereotipos, son creaciones nuevas, con psicología y con pasado”. En el caso de Celestina, “creo que la obra ofrece tanto que no voy a acabar nunca, que voy a morir con Celestina en la boca”.
—¿Es posible no terminar nunca de saber algo sobre un personaje así?
—Es posible. Las creaciones de la literatura mundial son historias que se pueden investigar hasta el último día y aún así no comprenderlas perfectamente. Yo conozco a alguien desde hace cincuenta años y no lo conozco tan bien como debería. Cada uno tiene una vida privada y estos personajes también la tienen.
La vida privada de Melibea sería un tema. “Ah, Melibea. Si yo pudiera hacer una edición la llamaría Melibea. Celestina se introduce en el primer acto, siempre está manipulando y mintiendo, ¡como miente esa mujer!, no cambia nunca. Pero es Melibea la que centra toda la acción, evoluciona, es distinta cada vez, es la que domina el escenario. Celestina es el mensajero malvado, está en el diccionario y en la definición a la que ella ha dado lugar. Pero en la vida real está Melibea, esa chica de veinte años, sexualmente frustrada, a la que quiere manipular esa mujer malvada”.
Pepe Nieves está solo, desde hace 45 años, en el pupitre 99. Está feliz, porque desde los papeles Melibea le prepara esta mañana alguna nueva sorpresa. Allí se va, acuciado por la prisa feliz de seguir sabiendo.
Babelia
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