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El videojuego indie español opina sobre la gestión de Luis Quintans

Los desarrolladores comparten sus reflexiones con EL PAÍS sobre la reciente y polémica dimisión del presidente de la patronal

Una imagen del videojuego español 'Solo', de Team Gotham.
Una imagen del videojuego español 'Solo', de Team Gotham.

La dimisión de Luis Quintans como presidente de la patronal de videojuegos (DEV) —acaecida tras las demandas por impago interpuestas por los desarrolladores de Axiom Verge a la empresa que preside (Badland Publishing)— ha reabierto el debate sobre el asociacionismo del sector del videojuego español. 1UP ha querido conocer la opinión sobre la gestión de Luis Quintans durante estos dos últimos años y el futuro del DEV de varios desarrolladores veteranos del videojuego indie español. Los textos presentados a continuación no se han editado estilísticamente ni se han condensado; solo se les ha aplicado una corrección ortotipográfica.

Miguel Valles Susín

Director creativo y programador en Life Zero y cofundador y exdesarrollador en Teku Studios.

Siempre es complicado tratar un tema así por lo delicado del asunto y porque no está el sector en España como para dar pie a polémicas que puedan poner en riesgo la ya de por sí precaria imagen que tenemos en nuestro propio país (especialmente de cara a inversores, cosa que en nuestro caso hemos sufrido continuamente), pero es cierto que la situación ha caído como un jarro de agua fría en el sector, y las circunstancias obligan. He querido, para no reducir esta respuesta a un simple punto de vista personal y sesgado, sondear un poco los ánimos de mi entorno en cuanto a las sensaciones que les produce este caso, y en general no hay una posición única dominante.

En lo que muchos coincidimos es que, a grandes rasgos, la gestión como presidente de DEV tiene un saldo positivo, y se han tomado medidas que creo que son, como mínimo, buenas ideas (sin ir más lejos, la incorporación de Luis Oliván como “perfil de consenso” a modo de enlace con el tejido indie siempre me ha parecido el mayor acierto). Pero el principal problema que todo el mundo tiene, en este punto, es de imagen. Por una cuestión de decoro, podríamos decir. Varios compañeros me comentaban lo molestos que están por, a su juicio, una cierta actitud de “lecciones al sector” sobre la seriedad o profesionalidad de los equipos en charlas o eventos, mientras de fondo estaba creándose el caldo de cultivo que desembocaría en la situación actual. Alguien me lo resumía de forma muy elocuente: “no puede gestionar la patronal de desarrolladores quien ha tratado mal a los devs con su empresa privada por muy buenas intenciones que tenga en DEV, creo que su trabajo era rodearse de gente que sí sabe desarrollar, dejarse aconsejar y trabajar, ya que se suponía que él sabe gestionar empresas, entes y tener contactos, moverse. Si su gestión privada ha hecho que todo eso se debilite, nos daña como sector”.

Como decía, creo que es una cuestión de equilibrio. No tanto hacia él como persona (por quien yo no siento especial animadversión, al no conocerle personalmente), ni siquiera hacia DEV (cuya labor es esencial para el sector porque necesitamos algún tipo de interlocución con ciertos estamentos), sino más bien hacia una situación que, para más inri, es la segunda vez que se produce en 24 meses (pasar del caso Dolset al caso Quintans en tan poco tiempo nos deja por los suelos y lleva como mínimo a plantearse si la asociación no requeriría de una regeneración o replanteamiento en mayor profundidad). La gestión de la polémica, además, considero que no ha estado nada fina, primero emitiendo un comunicado que por lo que me han transmitido compañeros fue la comidilla de la GDC, luego aprobando por unanimidad su continuidad y, escasos días después, dimitiendo del cargo, dando lugar a una sensación general de improvisación y huida hacia delante que no ayuda precisamente a ver esto con los mejores ojos.

Al final creo que su dimisión como presidente era la única salida que quedaba en este punto para salvar los muebles y evitar que esto se convierta en una bola de nieve imparable que se lleve por delante los escasos brotes verdes que se estaban consiguiendo para el videojuego en España. Solo espero que esto sea una oportunidad para terminar de encarrilar el asociacionismo en España, porque es algo necesario para hacer fuerza conjuntamente, tenga la forma que tenga.

Carlos López Hernando 

Diseñador en Blustery Games y cofundador de Risin'Goat.

Antes de nada, quiero aclarar que no voy a valorar la gestión de Luis Quintans al frente de cualquiera de las variantes de Badland ni lo ocurrido con Axiom Verge. Este último es un tema muy serio del que no tengo la información suficiente como para tener una opinión formada. Personalmente, creo que Luis Quintans hace bien en hacerse a un lado, independientemente de cómo acabe todo esto. La posición de presidente del DEV no solo exige de ciertas capacidades para llevarla a cabo, también es necesario una determinada imagen alejada de escándalos. Merecidos o no.

Pero estoy adelantando acontecimientos, remontémonos a agosto de 2017, fecha en la que escribí, junto con tres compañeros de profesión, un manifiesto dirigido al DEV tras el escándalo Dolset. En él, no solo nos quejábamos de la blanda reacción del DEV al enterarse de que su presidente estaba implicado en un grave caso de corrupción, sino también de su hermetismo y falta de comunicación con la mayoría de los desarrolladores nacionales. El manifiesto tuvo mucha acogida, hasta el punto de que entre los cuatro nos vimos desbordados por las peticiones de adhesión.

Tras la dimisión de Dolset, Luis Quintans fue nombrado nuevo presidente del DEV y ha ejercido su cargo hasta el 27 de marzo de 2019. Durante este periodo adoptó la compleja labor, no solo de representar al sector, sino también de exponerse públicamente delante de administraciones, desarrolladores y demás profesionales del sector. Por supuesto, nadie espera menos de cualquiera que ocupe este cargo.

Pese a que siempre me he mostrado crítico con el DEV (en este mismo periódico sin ir más lejos) y que creo que todavía hay mucho que mejorar, sería injusto no reconocer que durante la etapa Quintans ha habido cambios positivos.

Para empezar, tras el manifiesto, tanto él como otras cabezas visibles de la organización (Emanuele Carisio y Arturo Fernández) se reunieron con los cuatro redactores del manifiesto expresando una voluntad de cambio y aperturismo.

Asimismo, Luis Oliván, quien también asistió a la reunión, asumió el rol de llevar una comunicación más cercana entre indies y DEV. Una posición también peliaguda, al convertirse en el encargado de unir dos realidades necesarias de la industria, pero que a menudo no llegan a entenderse. Personalmente, no creo que nadie pudiera haberlo hecho mejor.

A partir de entonces, el DEV ha estado más cerca de las empresas pequeñas y se ha notado en un aumento en el número de afiliados. Incluyendo a las empresas de la mayoría de los firmantes del manifiesto, que decidimos darle un voto de confianza tras el cambio de actitud mostrado.

Esto no quiere decir que haya sido todo perfecto. Ha habido discrepancias y queda mucho trabajo por hacer. A esto se le añade que hay determinados procesos que se hacen eternos. Lamentablemente, muchas veces esto no es más que el efecto secundario del infierno burocrático que es a veces la administración española.

Además de una mejora en la comunicación y un acercamiento a más actores del sector, creo que el mayor logro de esta etapa es haber logrado introducir a la industria en los presupuestos con una partida de 2,5 millones para ayudas. No solo eso, por primera vez en la historia un ministro se lo comunicó personalmente a los integrantes del sector, durante la presentación del Libro Blanco de este año. Solo le faltó quedarse a la ronda de preguntas.

Esta etapa concluye como todos sabemos. Reitero que considero que Luis Quintans ha actuado sabiamente al hacerse a un lado. Por un simple tema de imagen. Agarrarse al cargo hubiera hecho mucho daño. Tanto al DEV, como al sector, como a él mismo. Si bien creo que el proceso podría haberse manejado mejor.

Sin embargo, la industria española del videojuego queda ahora en un estado de incertidumbre en el que me preocupan principalmente dos cosas.

La primera es que todo el trabajo de estos años no sirva de nada, que perdamos la confianza que el sector había ganado con desarrolladores e instituciones y volvamos a la casilla de salida. Necesitamos estar unidos para lograr fortalecer la industria, empezando por lograr una mejor fiscalidad y continuando por conseguir ayudas más eficientes, que lleguen más lejos y que estén mejor repartidas. Y esto son solo dos ejemplos. Perder lo conseguido hasta ahora sería una desgracia para todos.

La segunda es quién tomará el relevo. Ser presidente del DEV requiere de unas aptitudes muy específicas y es un trabajo no remunerado. A los desarrolladores de videojuegos no nos suele sobrar el tiempo; siempre estamos luchando por sobrevivir en un entorno hostil que se alimenta de nuestros sueños. Necesitamos a alguien capaz, que tenga la capacidad de invertir tiempo (e incluso dinero, aunque solo sea en desplazamientos) y que además deje a un lado sus intereses personales y luche por el sector de manera global. Representando a todos. Alguien capaz de entender a todos los actores implicados, mantenerlos unidos y saber comunicar eficientemente lo que necesitamos.

Quizás sea el momento de que el cargo sea remunerado para que más personas comprometidas puedan acceder a él. Aunque los socios del DEV deberían estar dispuestos a asumirlo.

Incluso con remuneración, no es una labor sencilla. Va a ser difícil encontrar a alguien que esté a la altura y cuya prioridad en el cargo sea la industria en su conjunto.

No lo sé, no veo una salida sencilla. Mi única certeza, y lamento repetirme, es que la industria española del videojuego debe estar unida si quiere salir adelante. Eso sí, manteniendo siempre la autocrítica, no es el momento de conformarnos. Todos deberíamos buscar la manera de que esto ocurra.

Juan de la Torre

Cofundador de Team Gotham

Nunca he sido muy fan de DEV, ni de Badland, ni de Luis Quintans en particular.

Si bien es posible que intentara hacer cosas positivas para el sector, nunca he llegado a percibirlo desde mi posición.. Las veces que he podido verle hablar y dirigirse a su público, su actitud, personalmente, me ha alejado muchísimo de su discurso. Un discurso que, ahora más que nunca, ratifico como vacío, pobre e incluso hipócrita, visto lo visto. Hasta chulería, diría yo. Las ganas absurdas de quedar por encima de AEVI o de señalar la inmadurez de los desarrolladores continuamente sin aportar una lección de valor, me parecían más destructivas que constructivas. Al final, todo ha sido un "haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago".

Si bien él pensaba que estaba construyendo algo bueno con DEV o ayudando con Badland, nunca llegó a convencerme. Todo lo contrario.

Había muchos desarrolladores que simpatizaban con el personaje de Quintans, y yo nunca podré decir lo mismo.

Desde el minuto que entramos con The guest bajo el brazo en Badland allá por 2014, para reunirnos con ellos y ver "qué tal", supe instantáneamente que ese sitio nunca sería el mío o de ningún juego que saliera de mí. Supongo que esa sensación me la ha seguido dando todo lo que ha venido de parte de Badland y, por consiguiente, su CEO, Luis Quintans.

Evidentemente, creo que un personaje así no puede tener una plataforma de protagonismo dónde dar "lecciones" a desarrolladores y estudiantes y, mucho menos estar al frente de un organismo de representación cómo puede ser DEV. Espero que todo esto sirva de algo pero, no confío en ello.

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