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Feria de Fallas

Oreja para un detallista Finito

Román, con un toro de vuelta en el arrastre, y Ginés Marín perdieron trofeos por la espada

Finito de Córdoba, en una trincherilla a uno de sus toros.
Finito de Córdoba, en una trincherilla a uno de sus toros.Teseo

El primero de la tarde cantó la gallina cuando Finito parecía encontrar la brújula. En realidad, tampoco la encontró, sino que la faena fue como un picoteo de pases sueltos, desplazando el toro hacia afuera y aprovechando la inercia de la embestida. Repartió detalles y enganchones a partes iguales, hasta que el toro dijo basta y sin disimulo se fue a buscar las tablas sin querer pelea. Con un aviso antes de entrar a matar, Finito no mostró mucha confianza en el manejo del estoque. Todo lo contrario.

El cuarto fue ese toro noble, obediente, al pasito, que deja estar y elegir. La de Finito fue otra faena detallista. Sin ligar. Pero de bellos muletazos sueltos, sin apreturas ni compromisos mayores. A golpes. De sabor. Con ritmo y estética. Al aire del toro, sin obligarle, que tampoco hacía falta. Un acuerdo tácito entre las partes. Cada uno a lo suyo y la paz entre los dos. A un desconfiado pinchazo siguió una habilidosa estocada y el premio de una oreja.

Gran toro para la muleta el segundo, que ya en varas había dejado también sello de toro con cierta dosis de bravura. De gran transmisión en la muleta, con mucho motor y, también, con mucho que torear. Román no se lo pensó y se fue al platillo para abrir la faena con una emocionante arrucina de rodillas. Siguió de hinojos con uno por la espalda y en el intento de otro, el toro se lo llevó por delante enganchado por la axila. La fiereza del toro, que tiró derrotes a diestro y siniestro, no llegó a más y los momentos dramáticos se salvaron con el susto mayúsculo, pero sin otras consecuencias. Román no bajó la guardia. Y la faena fue un toma y daca; ahora yo, ahora tú. De poder a poder toro y torero. Román, muy afianzado en la arena, se lo pasó de cerca y aguantó firme la velocidad del toro. No disminuyó la tensión de la faena, ni el toro tampoco sus ganas de comerse la franela. Mucho que torear el toro. El aguante de Román, no dudar un solo instante, fue la clave de una faena que siempre mantuvo el interés del tendido. Alargó la labor, sonó un aviso antes de entrar a matar y la espada, que hizo guardia, y la cruceta, desgraciaron un triunfo que parecía llegar a tiempo.

YMBRO / FINITO, ROMÁN, MARÍN

Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, de buen juego en general y cumplidores en varas; destacó el segundo, muy bravo, al que se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre.

Finito de Córdoba: _aviso_ dos pinchazos (saludos); pinchazo y estocada (oreja).

Román: _aviso_ pinchazo, estocada que hace guardia, tres descabellos _2º aviso_ dos descabellos (saludos); _aviso_ cuatro pinchazos, estocada trasera _2º aviso_ y descabello (saludos).

Ginés Marín: pinchazo y descabello (silencio); _aviso_ estocada y cuatro descabellos _2º aviso_ (saludos).

Plaza de Valencia, 19 de marzo. 11ª y última corrida de Fallas. Media entrada.

En el quinto se repitió la historia a la hora de matar y lo que pudo haber sido no fue. En este, Román volvió a pisar firme. Pero ahora con mayor aplomo; lo que el toro pedía. Con la muleta siempre por pantalla panorámica, Román no dejó que el noble toro se despistara lo mínimo. Intentó ligar y lo consiguió en varias series, sobre todo sobre la derecha, que le dieron aire de conjunto a la faena. Valiente. Muy de cerca siempre, pero con la impresión de que el toro no se sentía agobiado. Cuando hubo de tirar de recursos más vistosos, Román lo hizo con la faena tan cumplida que pareció incluso casi fuera de tiempo. Y fuera de tiempo fue porque le llegó otro aviso antes de montar la espada. Pero no era la tarde, precisamente, de estoques afilados. Pinchó más de la cuenta, con la sensación de agarrotamiento o dolor en la mano derecha, y descabelló al primer intento…con la zurda. Se le marchó un triunfo que había tenido al alcance. Pena.

En el hermoso tercero, un castaño con todos los atributos de toro de primera, no pasó nada. No estaba sobrado de fuerzas ese toro y a la muleta llegó defensivo y con menos de media embestida. Ginés Marín lo probó, pero visto que seguir era perder el tiempo, abrevió y se fue a por la espada. El sexto fue otro de los toros muy aprovechables del envío ganadero. Mansete en el primer tercio, rompió a excelente en el último. Marín aprovechó la bonanza del de Fuente Ymbro y todo lo que hizo pareció fácil. Cómodo siempre, con un punto de naturalidad que parece innata, ligó las series con la derecha que fue por donde inclinó la faena. Con toro que parecía no tener fin, remató con vistosas bernardinas. Otra faena larga en exceso, con aviso antes de cuadrar. Pero se atascó el descabello y el éxito también se esfumó. Otra pena.

En jornada matinal se celebró el festejo de rejoneo con la participación de Sergio Galán, Leonardo Hernández y Lea Vicens, que se enfrentaron a una corrida de Fermín Bohórquez muy discreta de juego. La triunfadora fue la rejoneadora francesa. Lea Vicens, que cortó las dos orejas del sexto por una actuación muy animosa que tuvo un colofón rotundo a la hora de matar, lo que hizo que se desatara el entusiasmo en los tendidos. Tanto Galán como Hernández, que no pasaron de cumplidores, fueron aplaudidos.

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