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Madeline Miller: “Mi Circe es feminista”

La novelista y filóloga estadounidense se suma a una larga serie de escritoras que, de Margaret Atwood a Toni Morrison, han recreado los mitos clásicos desde una visión que reivindica la voz de las mujeres

Madeline Miller, la semana pasada en su casa de Narberth (Estados Unidos).
Madeline Miller, la semana pasada en su casa de Narberth (Estados Unidos).PASCAL PERICH

Resultado de un rápido rastreo al azar de algunas huellas dejadas por la mitología clásica en la literatura de las últimas décadas escrita por mujeres. 1987: Toni Morrison sitúa al personaje trágico de Medea en el centro de Beloved, su obra maestra. 1988: la alemana oriental Christa Wolf titula Medea a su poderosa fábula sobre la situación política de su país (cinco años antes, en 1983, ahondaba en el sino de la profetisa a quien nadie quiere escuchar en Casandra). 1992: En La historia secreta, su primera novela, Donna Tartt recurre al mito de Dionisos y las Bacantes como armazón de la trama. 1998: En Autobiografía de Rojo, Anne Carson, una de las poetas esenciales de nuestro tiempo, aborda de manera oblicua el décimo trabajo de Hércules. Diez años después, en 2008, la gran dama de la ciencia-ficción, Ursula K. Le Guin, publica Lavinia, situando en el centro de la narración a la esposa de Eneas, a quien Virgilio apenas presta atención. 2015: Margaret Atwood examina la historia de Odiseo desde la mirada de su esposa en Penélope y las 12 criadas. Salvo el detalle fundamental de que se trata de reescrituras llevadas a cabo por mujeres, estamos (con permiso de Harold Bloom) ante un caso de ansiedad de influencia que dura casi 3.000 años, desde que Homero compusiera la Ilíada y la Odisea.

Una de las incorporaciones más recientes a esta lista incompleta es Madeline Miller (Boston, 1978), autora de dos incursiones en el universo de los mitos homéricos que han llamado la atención en el mundo anglosajón: La canción de Aquiles —con la que obtuvo el Premio Orange y que fue publicada en España por Suma— y Circe, que acaba de ser publicada en castellano por AdN. La entrevista tiene lugar en su casa de Narberth, Pensilvania, en una zona residencial elegante y silenciosa.

Volvemos a la mitología porque, pese a todos los avances tecnológicos, el ser humano sigue siendo el mismo

PREGUNTA. ¿Cuándo empezó a interesarse por la mitología?

RESPUESTA. De niña, mi madre me leía la Ilíada y la Odisea para que me durmiera. Llegué a aprenderme muchos versos de memoria. Después estudié griego y latín en la universidad y me hice profesora,

P. ¿Por qué necesitamos volver a los mitos homéricos?

R. Porque encierran la verdad de lo que significa ser humano. Narran historias de pasión, amor, dolor y esperanza, emociones a las que dan expresión a una escala superior a la de la vida. Nosotros no nos enfrentamos literalmente a monstruos de seis cabezas, pero experimentamos sensaciones equivalentes a lo que supone entablar una lucha así. Los mitos canalizan sentimientos primordiales muy profundos. Además, son los pilares de nuestra cultura. En último lugar, pese a los avances de la tecnología, el ser humano sigue siendo el mismo. La tecnología ha cambiado la manera de hacer la guerra, pero no ha logrado suprimirla. El ser humano no ha cambiado y los mitos siguen conservando intacto su poder de explicación.

P. ¿Acudir a los mitos es ir a los orígenes mismos de la literatura?

R. Contar historias es lo que nos define como humanos desde que existimos como especie. Es así como intentamos dar sentido a nuestras vidas.

P. En el centro del mundo homérico se da una relación muy íntima entre los dioses y los hombres. ¿Qué nos dicen los dioses de lo que significa ser humano?

R. Hay un momento maravilloso en la Odisea en el que se dice que Circe, a quien presenta como una diosa terrible, “habla como si fuera humana”. Es una manera de dar a entender que es una criatura que pertenece a los dos mundos, lo cual es importante, porque aunque como diosa ha perdido la capacidad de sentir, como ser humano la conserva. En la mitología griega los dioses son crueles y destructivos. Lo singular de Circe es que no ha perdido su humanidad.

P. Su Circe descubre que lo que nos separa de los dioses es que son inmortales, mientras que los humanos estamos a merced de la muerte.

R. La muerte y el sufrimiento guardan relación con la empatía. Es lo que nos une como humanos. Todos experimentamos dolor. Todos tememos a la muerte. Son cosas que tenemos que afrontar irremediablemente. Nuestro tiempo tiene un límite.

P. ¿Qué es lo que puede hacer una novela que ninguna otra forma de escritura es capaz de conseguir?

R. Apelar a una comprensión global de lo que significa ser humano, situando las cosas en un plano emocional, algo muy alejado de una aproximación académica, que es lo que me propuse hacer inicialmente con la historia de Aquiles y Patroclo, que es el tema de mi primer libro. Tenía la idea de escribir una tesis sobre las representaciones de su relación como amantes, remontándome a Platón y Esquilo, pero me pidieron que dirigiera una producción de Troilo y Crésida, de Shakespeare, y al hacerlo comprendí que si quería llegar al fondo de la historia tenía que escribir una novela.

P. En todos los comentarios sobre su libro se enfatiza el hecho de que su autora es una mujer. ¿Qué importancia le atribuye a eso?

R. Mi Circe es un proyecto feminista. En Homero es un personaje sin relieve. Hace cosas asombrosas, pero desconocemos sus motivos. Convierte a los hombres en cerdos, pero no se nos explica por qué. Se da por hecho que, como es mujer, actúa de manera irracional. La tradición literaria nos la presenta como un ser maligno que odia a los hombres, y se da por hecho que los convierte en cerdos como castigo, pero en la tradición grecorromana el cerdo tiene otro valor simbólico: guarda relación con los sacrificios a la diosa, de modo que las motivaciones de Circe son mucho más profundas, solo que nunca se nos explican.

P. ¿Hasta dónde llega en su revisión del mito?

R. Lo único que hice fue modificar la perspectiva: que en lugar de ser Odiseo quien cuenta la historia de Circe lo haga ella misma.

P. ¿Cree en la especificidad de una “escritura femenina”?

R. Me conmueven por igual los escritores y las escritoras y me parece desafortunado intentar separarlos. Habría que acabar con eso y hablar solo de personas que escriben. Como dice Chimamanda Ngozi Adichie, cuando se cuenta una historia única se corre el peligro de creer que es la verdad.

P. ¿Es una exageración decir que la Ilíada y la Odisea contienen todas las posibilidades de la literatura?

R. El mundo de Homero es de una riqueza asombrosa, y por eso es susceptible a incesantes reescrituras. Todo está ahí, pero Homero no siempre lo articula.

P. ¿Quiénes fueron sus modelos?

R. Margaret Atwood, el John Updike de Gertrudis y Claudio... Una de las reinterpretaciones más asombrosas de la mitología clásica es Autobiografía de Rojo, de Anne Carson.

P. ¿Cuál es su siguiente proyecto?

R. Reescribir La Tempestad de Shakespeare.

Circe. Madeline Miller. Traducción de Jorge Cano y Cecilia Recarey. AdN, 2019. 442 páginas. 20 euros.

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