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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Catastrophe’ y el amor real

La cuarta y última temporada de la serie es una fantástica despedida. En realidad no ha necesitado revolucionar nada porque siempre ha sido fantástica

Natalia Marcos

Catastrophe ha sido perfecta. Ha logrado que los espectadores empatizaran tanto con los protagonistas que el dolor por separarnos de ellos con el final de la serie ha sido real. Como esos amigos de la universidad que, al terminar la carrera, juráis que seguiréis viéndoos pero la vida se impone y llegan otras cosas, otras gentes, y no vuelves a saber de ellos más que por alguna actualización en Facebook. La separación duele de verdad. Dices que volverás a ver Catastrophe desde el capítulo uno pero en el fondo sabes que no, que la lista de series que tienes pendientes lo impedirá.

Entre risas y lágrimas (como ha sido casi todo en la serie, como es todo en la vida), esta ácida comedia se ha marchado y lo increíble es que no estemos haciendo todos manifestaciones en las calles para reclamar más. Mis viernes no van a ser iguales sin Rob y Sharon. Y los tuyos tampoco deberían. Si todavía no has visto Catastrophe, ya estás tardando.

Antes de llegar a su final, la serie ha dejado tras de sí cuatro temporadas en las que hemos llegado a conocer a la pareja protagonista (interpretada por Sharon Horgan y Rob Delaney, también creadores y guionistas) de tal forma que parecen amigos nuestros. Aquí ya hemos hablado de la naturalidad de la serie y los personajes, de los maravillosos diálogos, las referencias culturales. De los defectos que tienen Rob y Sharon que les hacen tan reales, tan humanos, tan como nosotros, tan perfectamente imperfectos. Catastrophe es una serie sobre el amor real, sobre la vida real, con sus problemas, sus virtudes, sus amarguras y sus alegrías. Con gente como Rob que, años después de casado, sigue guardando el teléfono de Sharon en el móvil como "Sharon Sex London".

La cuarta temporada es una fantástica despedida. No ha necesitado revolucionar nada porque Catastrophe siempre ha sido fantástica. Se ha mantenido en ese nivel genial y esa es la mejor noticia. La temporada (en Movistar + está la serie al completo) ha permitido a los espectadores decir adiós a personajes secundarios casi tan maravillosos como los protagonistas. Muestra las debilidades de Rob y Sharon, que se necesitan mutuamente más de lo que les gustaría y se hacen fuertes juntos. El capítulo final es la mejor despedida que podría tener esta serie. Tiene momentos para la risa y para la emoción, para la incertidumbre y para la angustia. Y encima cuela el recuerdo de Carrie Fisher, que interpretó a la madre de Rob. Te hace llorar mientras sonríes. Porque no sabes qué va a ser de ellos, pero sabes que juntos les irá bien. La vida de Rob y Sharon sigue, pero sin nosotros. Y eso es doloroso.

Pero cuánto ha merecido la pena el camino. Ojalá más series así de perfectas. Y ojalá en el futuro nos reencontremos con ellos aunque sea en una reunión de antiguos alumnos. Rob, Sharon: tenemos que quedar.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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