Así hemos vivido ‘Black Mirror: Bandersnatch’
Dos redactores de Quinta Temporada cuentan su primera toma de contacto con el episodio interactivo de la serie
Se venía rumoreando que el siguiente capítulo de Black Mirror no sería un episodio normal, sería interactivo. Y que llegaría el 28 de diciembre. Se han ido conociendo datos (sin confirmar hasta el día antes) con cuentagotas. El corresponsal de EL PAÍS en Los Ángeles, Pablo Ximénez de Sandoval, fue de las primeras personas en comprobar cómo funcionaba Black Mirror: Bandersnatch. Pero el resto tuvimos que esperar hasta el viernes 28 a las 9.01 hora española peninsular. Dos redactores de Quinta Temporada cuentan a continuación sus primeras experiencias con este peculiar capítulo/experimento.
Opción 1. Álvaro P. Ruiz de Elvira
Estreno de Black Mirror Bandersnatch, anunciado solo un día antes (aunque se rumoreaba fuerte que el 28 de diciembre llegaba la quinta temporada). Las nueve y un minuto de la mañana y ahí no está el capítulo/película/habráquéverquéesexactamente. Solo aparece el tráiler. ¿Era todo una broma de Netflix? Pasan varios minutos y nada. Hasta que caigo. La tecnología ya me ha dado la primera en la frente: actualizo la app en la tableta y sí, ahí está Bandersnatch. Play. La historia, ambientada en los ochenta, avanza hasta que llega la primera elección. ¿Qué cereales quieres que coma el protagonista? Algo banal, pero necesario para practicar. Tengo diez segundos para decidirme. Elijo los Frosties. ¿Marcará esto mucho el devenir de la historia? En este caso, lo dudo. Voy avanzando y haciendo elecciones. Hasta 25 terminaré haciendo hasta el momento en el que ya me dedico a navegar hacia atrás y a buscar finales alternativos.
Pero en el primer tercio de la historia llego a un punto donde me obliga a volver atrás y elegir la otra opción. En el primer callejón sin salida me siento engañado, en el segundo caigo en que lo de menos es elegir, y lo divertido es explorar. Es una película y es un juego. He caído en la trampa, seguro que intencionada, de creer que estoy viendo un capítulo de Black Mirror, cuando lo que me están ofreciendo es la posibilidad de jugar. Llego a un final que me parece poco satisfactorio. Pero cuando parece que los títulos de crédito van a llegar a su fin, vuelvo a tener la posibilidad de elegir otra cosa y entro en un bucle de viajes hacia atrás y hacia adelante que me engancha.
Al vivir varios finales es cuando decido que me gusta Bandersnatch. Con un solo final me había quedado frustrado. La historia en sí se queda corta, como capítulo, no es nada rompedor. Pero la experiencia es muy buena y Netflix ha conseguido que me quede enganchado en su plataforma. Me quedo con todo lo meta, que es cuando de verdad el espectador se siente partícipe, con las referencias a la propia Netflix, al espectador y cuando al protagonista ya solo le falta mirar directamente a cámara y decir: "Ahora voy a elegir yo por ti".
Opción 2. Natalia Marcos
Viernes 28 por la mañana. Ha llegado el día de Black Mirror: Bandersnatch. Cuando me pongo manos a la obra, me encuentro con varios impedimentos técnicos: primero, en la tableta tengo que actualizar la app. Una vez hecho, el primer aviso que aparece es que no puedo enviar el capítulo a mi tele usando Chromecast. Acepto la condición y el episodio se queda "cargando". Varios minutos después lo intento con el móvil. Lo mismo. Me paso al ordenador. Aquí funciona pero no me parece que vaya a ser la forma más cómoda de ver un episodio interactivo. Vuelvo a la tableta. Salgo, vuelvo a entrar, y a la tercera por fin carga.
Una vez superados los apuros tecnológicos y ya dentro, me encuentro un capítulo/videojuego que funciona a diferentes niveles: como pura diversión con el formato "Elige tu propia aventura", como un episodio más de Black Mirror (un poco flojo argumentalmente, si nos limitamos a este aspecto), y como una metarrealidad en la que Stefan, el protagonista de la historia, y el espectador/usuario están más relacionados entre sí de lo que puede parecer a priori. Un juego que también es, en parte, frustrante para quien se resiste a elegir las opciones que parecen preferidas por el episodio para llevarte por los caminos deseados por ellos. Decido no saber nada sobre la madre de Stefan y tratar de no ir a la psicóloga. Eso me lleva a dos vías sin salida que me devuelven a puntos anteriores de la historia invitándome, sin decirlo, a tomar otra opción. Finalmente cedo para no verme atrapada en un bucle infinito. Para mi sorpresa, vuelvo a un camino por el que pasé hace media hora. Varío algunas decisiones sin grandes cambios en sus consecuencias. Al final, tras una hora de experiencia, 28 tomas de decisiones y haber llegado a dos finales de la historia (que te devuelven al pasado) y otros dos lugares sin salida, me quedo en un punto que te invita a "intentarlo de nuevo". Como primera toma de contacto he tenido suficiente.
Más allá de la frustración por el bucle en el que te puedes ver envuelto, el experimento funciona si te lo tomas más como un videojuego que como un capítulo o una película: la toma de decisiones fluye técnicamente y en la historia (a pesar de esos momentos en los que parecen insistir en condicionar la opción que tomas o en los que la elección no varía apenas el resultado) y el juego metarreferencial de la trama es divertido, sobre todo cuando el episodio se vuelve autoconsciente y se ríe de sí mismo. Además de tratar de encontrar las referencias a otros episodios de Black Mirror, que hay unas cuantas. El episodio habla de (ojo, spoilers), entre otras cosas, la ausencia de capacidad para tomar nuestras propias decisiones, algo que no solo experimenta el personaje sino que el usuario también sufre cuando llega a esos puntos en los que el episodio insiste en que tomes otra opción diferente a la elegida o solo ofrece, con mucha ironía, una sola opción. Terminé mi experiencia teniendo la certeza de que volveré a ver el episodio y elegiré otras opciones. Un capítulo que son un montón de capítulos y que te invita a volver una y otra vez. Es decir: objetivo más que cumplido por parte de Black Mirror y de Netflix.
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