“La gente consume canciones. El concepto de álbum interesa menos”
Spiritualized publica 'And Nothing Hurt’, el octavo disco de la banda inglesa
“Me gusta mucho lo que se siente cuando se está dentro de una canción”, dice Jason Pierce (Rugby, 1965). Su voz por teléfono suena idéntica a la que se escucha en sus discos. La de un tipo vulnerable, perdido. Como ese astronauta que transita por un desierto en la portada de su nuevo álbum, que una vez más, firma el diseñador gráfico Mark Farrow. El británico Pierce se muestra en público como un ser que solo encuentra alivio haciendo música. “A medida que me hago mayor, constato que esto cada vez me resulta más difícil, porque implica regresar una y otra vez a un sitio en el que ya he estado. Cuando era joven, no sabía tanto acerca de mí, ni tampoco conocía tan bien la música. Soy muy obsesivo y crear un álbum es como regresar conscientemente a un lugar oscuro”.
Pierce trabaja como Spiritualized, la banda que creó en 1991, cuando su grupo anterior, Spacemen 3, se esfumó para siempre. Él, no podía ser de otra manera, es la única pieza imprescindible del grupo y toda la presión creativa recae sobre sus hombros. Su nuevo álbum se llama And Nothing Hurt (Y nada dolió), título sarcástico teniendo en cuenta lo que nos explica su autor. “Esa conjunción con la que comienza la frase hace presuponer todo lo que ha ocurrido después. Es un título muy cínico, porque grabar este disco por supuesto que dolió. El otro día hablaba con mi amigo [el director de cine] Jonathan Glazer sobre esto. A él le ocurre igual. No voy a decir que sufrimos creando, porque sería ridículo. Solo estamos haciendo música, no estamos trabajando en algo que vaya a cambiar el mundo. Pero es un proceso en el que quieres hacer lo que te traes entre manos y resolverlo lo mejor posible”.
Un álbum es como regresar conscientemente a un lugar oscuro
La palabra listón aparece varias veces durante la entrevista. Pierce es un perfeccionista. Como resultado, And Nothing Hurt le lleva de nuevo a explorar las posibilidades del rock aplicadas al presente, pero partiendo de las raíces. La música de Spiritualized bebe de fuentes muy diversas, nombres y títulos que son verdaderos monolitos de la música popular. “Si un recién llegado descubre mi música, seguramente la disfrutará como algo aislado. Sin embargo, si le das discos de The Stooges, Sun Ra, Lee Hazlewood o Ray Charles, entonces le encontrará un nuevo sentido. Estoy tirando de todas esas cuerdas a la vez, porque todas las formas de música están conectadas”.
Sostiene Pierce que una de las cosas que más le agobiaban cuando preparaba And Nothing Hurt era hacer un álbum que importara. “La gente consume canciones, el álbum es un concepto que cada vez interesa menos. Hay mucha música ahí fuera. La gente saca discos porque son la excusa para salir de gira. Todo ha sido dicho ya antes. Así que si acepto el reto de hacer un nuevo disco ha de ser uno con algo que decir, que tenga sentido”. A continuación, niega rotundamente que busque estar a la altura de los clásicos que le han enseñado el camino.
“Lo que quiero es que mis discos tengan el mismo efecto que esa música tuvo en mí y en otras personas. Eran canciones que afectaban a tu personalidad y pasan a formar parte de ti, de tu lenguaje, de la manera en que te mueves. Todo eso implica una responsabilidad, porque una vez publicas un disco, pasa a pertenecer a la gente”.
And Nothing Hurt, octavo álbum del grupo Spiritualized, tiene en común con los otros siete esa amalgama de estilos e influencias sonoras que proceden exclusivamente del siglo XX. Y también se parece a ellos por el modo en que Jason Pierce crea esa fusión, construyendo artesanalmente cada pieza para crear un todo, un monumento que a veces puede ser complejo e inmenso como una catedral y otras sencillo y puro como un obelisco.
“Tengo un amigo que dice que cuando montas un grupo, lo que haces es copiar a los artistas que te gustan. Hasta que llega el momento en el que asimilas todo eso y encuentras tu propia voz. Cuando hago un disco quiero que refleje los vínculos que hay entre los diversos estilos musicales. No se trata de mezclar rock, country y góspel para hacer un pastiche, sino para destacar todo lo que llegan a tener en común”.
Pierce ha pasado los últimos seis años intentando grabar otro que fuese perfecto. Una obra que volviera a ponerle el listón más alto. Ese astronauta solo, flotando —que diría Fangoria—, que asegura que no encuentra a nadie que haga música ahora mismo con quien poder compararse.
Babelia
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