La Argentina inagotable
En el 'El salto de papá', revelación editorial del año en el país austral, Martín Sivak cuenta la vida de su padre, un banquero comunista que se suicidó tras arruinarse
Martín Sivak llevaba muchos años pensando cómo contar la historia de la gran tragedia de su vida, que gira alrededor del suicidio de su padre, Jorge Sivak, un famoso banquero argentino, en 1990, cuando su empresa estaba en quiebra y su hijo, ahora escritor, tenía 15 años. Sivak (Buenos Aires, 1975), periodista respetado, conocido por una extraordinaria biografía de Evo Morales—Jefazo— y otros libros sobre cuestiones centrales de Argentina como el Grupo Clarín, optó por reírse de sí mismo, de su padre y de su propia historia, tal vez la mayor habilidad de los argentinos y la mejor forma de reivindicar al personaje delirante que era el suicida. Transformó una historia dramática en una novela con formato periodístico contada con tono irónico, a veces sarcástico, que obliga a devorar el libro desde la primera línea, que marca todas las demás.
Es difícil imaginar un arranque más descarnado y a la vez bromista del suicidio de un padre, en un libro que no en vano se titula El salto de papá: “Antes de tirarse de palito [de pie] de un piso dieciséis, papá se despidió de la clase obrera argentina”. Su padre compaginaba su vida de banquero millonario que vivía en una mansión de 2.000 metros cuadrados con una fe ciega en el modelo soviético que le llevaba a criticar a Gorbachov por la perestroika. Pero al verse en la ruina se suicidó. Antes de lanzarse al vacío, saludó a los obreros que construían enfrente el hotel Hyatt y trataron inútilmente de hacerle cambiar de idea.
El padre de Jorge, el abuelo Sivak, empezó montando empresas para el partido comunista argentino, pero acabó quedándose con ellas. “Era un testaferro del partido que se independizó”, cuenta Sivak con ironía. La comunista de verdad era su abuela. El marido solo quería hacer fortuna. “Era muy interesante esa dualidad entre el listo que se queda con el dinero del partido y su mujer que era comunista hormonal. Mi padre nunca superó ese trauma”. Sivak descubrió, a través del psicoanalista de su progenitor, que se torturaba por las acciones de una minera que el partido siempre reclamaba al abuelo. Muchos años después seguía sacándolo en sus sesiones de terapia como el pecado original de esa familia de millonarios.
El tío de Martín, Osvaldo, heredero del espíritu empresarial del abuelo que su padre no tenía, apareció asesinado en 1987 por una mafia policial que lo había secuestrado. El caso Sivak dominó la prensa de aquel momento. Durante más de dos años, después de pagar un millón de euros, la familia pensó que estaba vivo. Hubo todo tipo de teorías conspiratorias, pero al final se supo que lo habían matado enseguida, en agosto de 1985.
Sivak hizo un largo trabajo periodístico para reconstruir la historia trágica de su familia, y sobre todo quiso dibujar a su padre, un personaje que marcó su vida mientras se preguntaba, de adolescente, por qué se había suicidado. Pero mientras escribía, sin darse cuenta, construyó un enorme relato de Argentina, de los turbulentos años ochenta, y de esas oscuras relaciones entre el dinero, la política y los militares que dominaron el continente durante decenios. “Yo quería escribir una historia sobre un padre y un hijo, leí todo lo que encontré sobre eso, desde Kafka hasta Paul Auster, pero ahora mucha gente me dice que también hay un relato sobre esa Argentina”, explica Sivak con humildad. Entre los múltiples delirios del banquero comunista estuvo el intento de hacerse aún más rico vendiendo hamburguesas o pañales de empresas argentinas en países como Polonia o Yugoslavia, aprovechando sus contactos en la URSS. El fracaso fue esplendoroso, pero nunca le importó. Hasta que quebró.
El libro ha sido una revelación absoluta en su país. Lleva nueve ediciones, más de 25.000 ejemplares, y va de boca en boca. Ahora se edita en España con prólogo de Claudia Piñeiro. “Lo más difícil fue dar con el tono, no fue un libro catártico de esos que salen solos. Pero lo disfruté. Escribiéndolo hubo llanto y me reí mucho”, cuenta Sivak. El escritor retrata con precisión periodística, sin aditivos, el universo de personajes que giran alrededor del padre y de la Argentina de aquellos años, primero en plena dictadura y después en una incipiente democracia dominada por los mismos negocios oscuros de siempre. Nadie como él, que lo vivió desde dentro desde niño, podía describir de forma descarnada, descreída y divertida cómo es la corrupción vista en directo, la élite de un país devorado y a la vez inagotable, donde todos pueden pactar con todos.
Una realidad que se mostraba desde otro punto de vista en el también superventas Born, de María O’Donnell, que cuenta la historia del secuestro más caro de la historia. Sesenta millones de dólares de la familia Born, la más rica del país, pasaron a manos de los guerrilleros de Montoneros en 1974 y años después, a finales de los ochenta, pagaron parte de la campaña de Carlos Menem a cambio de que él concediera el indulto a sus dirigentes. Y mientras, el secuestrado, Jorge Born, hacía negocios con su secuestrador, Galimberti, que le había ayudado a recuperar una parte del dinero.
Es la misma Argentina en la que el padre de Sivak, que había estado en la cárcel por izquierdista durante la dictadura de Lanusse, invitaba años después al general a tomar té a su mansión porque quería mantener el contacto con los militares y de paso buscar información sobre el paradero de su hermano supuestamente secuestrado. Es esa Argentina excesiva, que no se acaba nunca, la que hará que devore este libro si cae en sus manos.
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Autor: Martín Sivak (prólogo de Claudia Piñeiro).
Editorial: Seix Barral (2018).
Formato: tapa blanda y ebook (320 páginas).
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