Libro de familia
Marcos Giralt Torrente vuelve al ámbito doméstico en su nuevo libro de cuentos, un juego inmisericorde de voces en el que la lucidez se sobrepone a cualquier idealismo
Tolstói abría Ana Karenina con su famoso “Todas las familias felices se parecen, pero cada familia infeliz lo es a su manera” en uno de los mejores inicios posibles de novela. Probablemente, Marcos Giralt Torrente (Madrid, 1968) lo negaría basándose en un fundamento falso: no hay familias felices o infelices. La realidad nos indica que todo es más complejo e inasumible. Se puede ser, se es, de hecho feliz en la infelicidad y viceversa. La vida narrada tiende a construir soluciones sencillas para explicarnos y aliviarnos. Porque en la mayoría de libros se nos explica desenredando la madeja. Todo lo contrario de la vida en la que vivimos y morimos enmadejados. Por fortuna aún hay autores que nos explican con ficciones sin sosegarnos ni simplificarnos. Autores que miran, entienden, inventan y no juzgan. Autores como Guadalupe Nettel, Fleur Jaeggy o Marcos Giralt.
Mudar de piel es la nueva entrega de este último, ocho años desde el autobiográfico Tiempo de vida y casi 20 de París, su Premio Herralde. Se trata de nueve narraciones en primera persona. Distintos narradores pero con una voz similar, si no idéntica. Una misma voz que ha vivido vidas distintas. Su mirada no sabemos si trata de ser objetiva pero sí inclemente. Historias de infancia, a menudo con seres extraños o extrañados, todas las familias como puzles incompletos, atrapados en la idea de que si se consiguieran reunir los trozos, la armonía curaría el dolor de quien habla. Pero hasta el narrador sabe que no sería así. La voz similar con tramas distintas que parecen querer cubrir lo máximo posible en este escáner de las tuberías de nuestras casas y afectos. Padres y madres ausentes, hermanos atrapados en una misma cáscara de nuez, adulterio, traiciones y lealtades, recuerdos, desmemoria, vejez, herencias de dinero, de agujeros emocionales y de taras.
Este peligroso artefacto literario está escrito con una prosa precisa y de gran calidad. Rehusando la pornografía melodramática tanto como los golpes de efecto. Literatura con un tono de extrañeza, pero que habla de ti desde tu deformidad, aquella que conoces pero ocultas a los demás. En todos los cuentos planea la aceptación de ser lo que se es, dejar de luchar contra lo que no encaja con una versión idealizada de lo que deberías ser. Abandonar la lucha no para estar mejor, sino para conformarte en la derrota. Su mirada al interior de dormitorios y comedores es más que bergmaniana porque no cabe la confesión, sino el disimulo y quizás la frialdad que antes comentaba sea la de la lucidez de la verdad revelada pero insoportable de ser vivida en lo continuo de lo doméstico.
Las narraciones de Mudar de piel fueron escritas entre 2012 y 2017, con la voluntad de ser reunidas en un único libro, pero de las cuales siete de ellas fueron apareciendo en revistas y volúmenes colectivos. Uno de los dos cuentos inéditos, ‘Sombras que reverberan’, es de los más extensos y el de más morosa lectura, quizás demasiado extenso o falto de nervio en una escritura casi rutinaria. Ubicado en el centro del volumen, uno teme que ese cuento hiera de muerte al libro. Pero, muy al contrario, después de su lectura, los cuatro restantes cuentos son excelentes, cerrándose con el otro inédito ‘Baker y margaritas’, un soberbio viaje, que zarandea el tono y el género del propio cuento sin salirse de los raíles, dejándote al acabar, incómodo, devastado, lúcido y enredado en la madeja que ha tejido Marcos Giralt sobre la madeja de tus cosas y tu casa.
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Autor: Marcos Giralt Torrente.
Editorial: Anagrama (2018).
Formato: tapa blanda y ebook (240 páginas).
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