Hallada en una cesta para el pan la primera maqueta de David Bowie
La canción, registrada cuando el músico tenía 16 años, fue hallada en una mudanza y se subastará en septiembre
Todavía pueden aparecer inéditos de uno de los mayores artistas de nuestro tiempo. Acaba de descubrirse la que posiblemente fue la primera grabación profesional de David Bowie, la canción I Never Dreamed. La cinta saldrá a subasta en septiembre y se especula que podría venderse por encima de las 10.000 libras esterlinas (11.200 euros).
En 1963, Bowie tenía 16 años y todavía usaba su nombre real, David Jones, y tocaba el saxo en su primer grupo, The Konrads (o, como ponía en el parche de su batería, The Kon-rads). La banda londinense pretendía hacer una prueba para Decca Records y eso requería presentar una maqueta. Acudieron al histórico estudio de R. G. Jones en el barrio de Morden y registraron dos instrumentales más una canción original, I Never Dreamed, de la que David era coautor y donde hacía voces. De cualquier forma, no impresionó a los disqueros: en el año de los Beatles, un grupo que destacaba sus instrumentales estaba fuera de onda. David detectó que aquel no era un caballo ganador y abandonó a los Konrads. La maqueta quedó en poder del baterista, David Hadfield, que ahora la ha recuperado con ocasión de una mudanza.
En verdad, el hallazgo carece de importancia musical: ya había circulado la grabación de un ensayo de The Konrads, revelando que nada les diferenciaba de miles de grupos de 1963. Pero sirve para recordarnos que los años sesenta fueron frustrantes para David, que además debió cambiar de nombre artístico al surgir en 1966 los californianos Monkees, que incluían a un inglés conocido como Davy Jones.
El camaleonismo de David ya era evidente en esa década, donde cambiaba de look casi cada año: se le pudo ver como mod, hippy, creador underground o incluso concursando en el festival de la canción de Malta; según la leyenda, fue derrotado por Cristina, la vocalista barcelonesa conocida por Tres cosas (salud, dinero y amor). Igualmente resultaba obvia su habilidad para promocionarse: debutó en la BBC en un informativo, defendiendo el derecho a llevar melenas, como parte de (¡en serio!) la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Hombres de Pelos Largos.
Ambiciones
En su afán por destacar, supo ganar aliados, mentores y mánagers que se quedaban fascinados (a veces, también enamorados) por David. Tipos de la vieja escuela, que no compartían su fascinación por la música negra, muy presente en los singles que grabó con los King Bees (nombre derivado de un clásico de Slim Harpo) o The Mannish Boyss (ídem de Muddy Waters). Ya con el siguiente grupo, The Lower Third, se acercó al pop. Sonaba a medio camino entre The Who y los Kinks, grupos con los que compartió brevemente productor, el estadounidense Shel Talmy.
Pero los seis sencillos que David editó entre 1964 y 1966 pasaron desapercibidos. Cuando tuvo la oportunidad de grabar su primer disco largo (para Deram, sucursal de Decca), dio un nuevo giro y presentó un trabajo orquestal, más cercano al music hall que a la psicodelia de 1967.
Entre los que le trataban, nadie discutía su carisma, aunque algunos sospechaban que no era capaz de sincronizar su talento con las tendencias de moda. Pero Bowie defendía el poder del individuo: seguía muy de cerca la carrera ascendente de un viejo amigo mod, Marc Bolan, que ya comenzaba a destacar con Tyrannosaurus Rex, a pesar de su voz ovejuna.
El primer éxito le llegó en verano de 1969. Después de ver 2001, una odisea espacial, había compuesto un tema sobre un astronauta perdido en el espacio. De repente, Space Oddity resultaba pertinente, debido al lanzamiento del Apolo 11. Su nueva discográfica, Philips, se empeñó en editarlo, aunque el productor Tony Visconti rechazó la idea como oportunista. De hecho, la BBC congeló la difusión del disco hasta que Armstrong y Aldrin retornaron de la Luna. La bola de Bowie empezó a rodar y no dejaría de acelerarse hasta su muerte en 2016.
Babelia
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