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La Transición, en síntesis

Ni idilio ni traición, un proceso incierto. Eso fue la llegada de la democracia a España según Carme Molinero y Pere Ysàs

Antonio Elorza
Adolfo Suárez jura como presidente del Gobierno en 1976. 
Adolfo Suárez jura como presidente del Gobierno en 1976. getty

En una cena celebrada hace 30 años con Jaime Sartorius de anfitrión, Juan Carlos I y Nicolás Sartorius hablaron sobre lo que significó la muerte de Carrero Blanco, de cara a la democratización de España. No escuché lo que dijo Nicolás, pero sí la respuesta del Rey: “Por supuesto, condeno los atentados personales, pero sin ese no estaríamos hoy aquí”. Carrero tenía, de hecho, literalmente cercado al futuro monarca, quien en la sucesión serviría a su costa de cobertura política del continuismo.

En un libro como el de Molinero e Ysàs, que aborda con claridad el tema de las objeciones y vacilaciones posconstitucionales de don Juan Carlos, sorprende la ausencia del tema. Claro que igual ocurre con la monumental Transición de Santos Juliá, pero en este caso ello responde a una opción deliberada del autor, en el sentido de no interrumpir su minucioso relato con flash back sobre algunos momentos críticos del largo trayecto que va de 1937 a 2017 (Constitución de 1978, el Rey en el 23-F, Semprún/PCE y la rebelión de 1956). En el relato de Molinero e Ysàs, en cambio, hubiese tenido perfecta cabida al reseñar el ascenso del disentimiento social en los sesenta y la búsqueda de respuesta desde el franquismo.

Esta transición descrita por los historiadores catalanes tiene la virtud de integrar la evolución de los movimientos sociales y de las principales posiciones ideológicas en un panorama de conjunto. La variable económica, atendiendo en particular al impacto de la crisis iniciada en 1974, permite entender el rápido desencanto. También incorpora la incidencia de las mentalidades, con el recuerdo de la Guerra Civil y el peso de la larga dictadura de Franco. El libro culmina y sintetiza otros trabajos anteriores, tales como Las izquierdas en tiempos de transición y De la hegemonía a la autodestrucción. El PCE (1956-1982). Los principales componentes del cambio histórico, así como sus actuaciones, tantas veces alejadas de las estrategias predefinidas, son objeto siempre de un tratamiento anatómico, orientado a no acumular datos dispersos, ni tampoco a dejar cabos sueltos. Las piezas del puzle de la Transición van así encontrando su lugar, hasta hacer posible una lectura en la que se conjugan el reconocimiento de la complejidad del proceso con una línea de interpretación bien definida.

“El consenso”, resumen los autores, “fue necesidad, después presentada como virtud, pero se alcanzó muy laboriosamente, en un contexto en el que los distintos actores presionaron de forma abierta u opaca en defensa de sus ideas, valores e intereses. Contrariamente a lo afirmado con frecuencia, todo estuvo en discusión, desde la concepción de la nación española, las nacionalidades, la forma de gobierno, la separación de la Iglesia y el Estado o la organización territorial de España”. A partir de ahí tiene lugar la democratización progresiva en la conciencia política de los españoles, incluso en su derecha. En 1980 solo en la izquierda había un respaldo claro a la democracia (95% por 75% en el centro… y un 33% en la derecha), mientras 10 años más tarde ese apoyo se había generalizado (94%, 90%, 80%).

La historia se cierra con el análisis de los principales relatos que afectan a la Transición: la imagen del Rey como piloto del cambio, la de los franquistas mutantes que intentan apropiarse de lo realizado por Adolfo Suárez y la tan difundida crítica al PCE como traidor al no luchar por el socialismo (cuando su meta era la democracia). Una revisión verdaderamente útil.

La Transición. Carme Molinero y Pere Ysàs. Siglo XXI, 2018. 304 páginas. 22,00 euros

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