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Crimen gratuito

Ah Yi, que fue policía antes que escritor, desarrolla en 'Una pizca de maldad' un asunto clásico en la literatura

Patrulla policial en una calle de Pekín.
Patrulla policial en una calle de Pekín.Zhang Peng (Getty Images)

El escritor Ah Yi pertenece al grupo de narradores chinos que hoy tienen entre 40 y 50 años, es decir, que son estrictamente contemporáneos nuestros. Adriana Hidalgo, la editora del libro que comentamos, ha publicado también una antología de cuentos de este grupo bajo el título Después de Mao (2015) verdaderamente interesante para entrar en contacto con una literatura reciente y escasamente conocida en el mundo occidental.

Ah Yi nació en Ruichang, provincia de Jiangxi, en 1976. Se graduó en la Escuela de Policía y ha ejercido como tal en un pueblo de provincia. A los 26 años renunció y empezó a trabajar como periodista, y en 2008 publicó su primer libro. Sus historias suelen presentar una trama policial de apoyo, pero su verdadero interés es el análisis de conductas.

La trama de Una pizca de maldad desarrolla un asunto clásico en la literatura: el del crimen gratuito. El protagonista es un joven hastiado de la vida, sin alicientes a los que agarrarse, que se aburre y no hace otra cosa que dejar pasar el tiempo. Curiosamente, su problema se engloba dentro de una actitud clásica en la literatura europea de la segunda mitad del siglo XX, el existencialismo.

El joven carece de estímulos, de interés por la vida, que le parece un sinsentido que le aboca al vacío. Ha dejado sus estudios y se deja llevar por la inacción. En su entorno hay una muchacha, Kong Jie: “Se había puesto un vestido de fiesta negro y ajustado. Llevaba un pañuelo fino alrededor de su cuello blanco. Algunos mechones, que habían quedado sueltos, estaban empapados por la transpiración. Resultaba perturbador verla así bajo el sol: uno sentía que podía cometer un error y arruinar para siempre ese ser deslumbrante y frágil”. Ella muestra simpatía y ternura hacia él en la escuela y le exhibe un sencillo y amable compañerismo. Él no la detesta y es sensible a su presencia.

Lo que sigue es el relato de la muerte de ella acuchillada por la mano del joven, que la agrede repetidamente una vez muerta. A partir de ese momento, huye. Ha sido un crimen meditado y preparado, pero gratuito, inmotivado, incomprensible. En el vagabundeo de su huida, un vacío existencial y sólo una pregunta: “¿Y ahora, qué hacer?”. Cuando al fin se entrega y es interrogado, no acierta a dar una explicación a su acto, pero ofrece toda clase de detalles morbosos, como si el minucioso relato con que relata su crimen quisiera compensar y llenar su vacío antes al no poder darle algún sentido al acto criminal.

No se trata de un asunto dramático nuevo, pero lo interesante es, además de la precisión y ritmo del relato, contemplar el desenvolvimiento de esta alma torturada y hueca de todo sentimiento dentro de un mundo y cultura tan distintos al nuestro y reconocerlo y sentir el escalofrío de la universalidad de todo acto humano. Detrás del relato respira una generación y una forma de vida perteneciente a la sociedad china actual, tan cercana hoy en día. El protagonista cierra así su andanza vital: “Objetivo: la plenitud / Medio: la fuga / Método: el asesinato /Presupuesto: 10.000 yuanes.

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Autor: Ah Yi.


Editorial: Adriana Hidalgo (2018).


Formato: tapa blanda (184 páginas). 


Compra por 16,50€ en Casa del Libro

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