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Técnicas del observador

El pionero del cine experimental Michael Snow presenta 'Circuito cerrado' en el Guggenheim

La esquina de las calles Braque y Picasso (2009), de Michael Snow.
La esquina de las calles Braque y Picasso (2009), de Michael Snow.MUSEO GUGGENHEIM BILBAO

Resulta llamativo que esta muestra de Michael Snow (Toronto, 1928) prescinda del medio por el que es reconocido en las historias del arte y el cine. Me refiero al cine como medio, el celuloide como materia. Uno podría entonces pensar en el vídeo y la vídeoinstalación como alternativas a lo fílmico. Pero tampoco. Más bien es la tecnología de la televisión como aparato de representación lo que prevalece. El interés de esta exposición en la sala 103, dedicada a la imagen en movimiento y el videoarte, reside en su fuerte dispositivo sobre las técnicas de observación.

La clave está en el circuito cerrado de una cámara que retransmite en directo el afuera del museo al interior: La esquina de las calles Braque y Picasso (2009-2018) enseña el cruce de dos vías bilbaínas próximas al museo y lo proyecta en tiempo real sobre una pantalla construida con peanas de distintos tamaños que convierte la imagen plana en tridimensional. Esta imagen cúbica, volumétrica, captura una realidad alternativa: las calles Braque y Picasso son cualquier avenida genérica donde las formas desestructuradas del cubismo se incrustan en el ojo y la mente de los viandantes. Los objetos de visión de Snow son ejercicios analíticos acerca de la representación que la modernidad normalizó. El crítico de arte Jonathan Crary es autor de un libro, Técnicas del observador (1990), imprescindible para comprender esta formación histórica del observador y del modernismo visual y la modernidad social como la prehistoria de la sociedad del espectáculo actual. Desde los años sesenta Snow propone una mirada doble y detenida sobre la función de la cámara en ese modo de representación.

Los objetos de visión de Snow son ejercicios analíticos acerca de la representación que la modernidad normalizó

Junto con el circuito cerrado de la videovigilancia, la pantalla es aquí el elemento destacado: una superficie mediadora del modo de percepción que se vuelve autorreflexiva propiciando el extrañamiento. Hay una voluntad por concebir esta exposición como un ensanchamiento de los límites del cine y vídeo de artista: un componente ontológico sobre la imagen que parte de piezas embrionarias del canadiense como son Vista (Sight, 1968), un diagrama que recorta una ventana con vistas al exterior de la sala; y Sitio (Site, 1969), una escultura que señala el aquí y ahora del visitante y reincide en que toda imagen es, antes que nada, una imagen mental. El espectador es el protagonista en Observer (1974), otro sistema de vídeo en el que el observador se ve representado. Estas cuatro obras forman una máquina autorreflexiva concebida con la perfección del mecanismo engranado de un reloj de pulsera.

Michael Snow:Circuito cerrado. Museo Guggenheim. Bilbao. Hasta el 1 de julio

 

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