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OT sale a la caza de sus nuevos ‘triunfitos’

Los 'castings' para el 'talent show' arrancaron el miércoles en Barcelona y pasarán por 10 ciudades españolas

Colas para el casting de Operación Triunfo en Barcelona.
Colas para el casting de Operación Triunfo en Barcelona.Massimiliano Minocri
Jessica Mouzo

“¡Empieza el casting de Operación Triunfo 2018!”, arenga a voz en grito Noemí Galera, directora de la mediática academia donde viven los participantes del talent show. A sus pies, miles de almas responden con un alarido de nervios que resuena en todo el Anillo Olímpico de Montjüic en Barcelona. Apenas pasan cuatro minutos de las 10 de la mañana y la cola de aspirantes a triunfitos ya copa la explanada del Palau Sant Jordi y da la vuelta al Estadio Olímpico. A las puertas del icónico recinto, bajo unas modestas carpas, el equipo de Gestmusic, la productora de Operación Triunfo, ha dispuesto tres carpas con sus respectivos responsables de casting para agilizar el primero de los 10 procesos de selección, que se celebrarán en varias ciudades españolas. La nueva edición de OT ya está en el horno.

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Auspiciado por la buena acogida de OT: El reencuentro (tres programas sobre los concursantes de la primera edición y un concierto con todos ellos), el talent show resucitó el año pasado con el éxito de antaño. Con una gran repercusión redes sociales y un casting que volvía a los orígenes —los concursantes eran muy jóvenes, naturales y conectaban con el público millennial—, el formato volvió a convertirse en un fenómeno de masas y encumbró a los nuevos triunfitos. TVE no quiere perder cuerda y retomará el formato con una nueva edición, empezando por lo más importante: el casting.

“Lo que nos enamoró del año pasado es que eran diferentes. Intentar reproducir estos perfiles es una tontería. Lo importante es que sean ellos mismos”, advierte Galera. Pero la sombra de Alfred, Amaia, Aitana y compañía, concursantes de la última edición, pesa mucho. “He detectado uno que hacía un poco de copia de Alfred y dices: ¿para qué? ¿Para qué queremos a otra persona que cante como Amaia o Aitana si ya tenemos a Amaia y a Aitana?”, apunta la directora de la academia que, en un guiño a sus antiguos alumnos, llegó al primer casting ataviada con una camiseta que reza "Pa mala yo", parte de la letra de la canción candidata a representar a España en Eurovisión que interpretaron —y ahora suena en todas partes— Ana Guerra y Aitana. Galera asegura que no habrá grandes cambios en la nueva edición e intentará mantener a todos los maestros del año pasado: “Si algo funciona, para qué cambiarlo”.

La lluvia ha dado una tregua y sale el sol en la montaña de Montjüic. La cola avanza. Ainhoa Sánchez, de 22 años, sale de la audición con una pegatina. Buena señal. El adhesivo abre la puerta a la siguiente fase y, de ahí, a las pruebas finales. “Vine el año pasado pero llegué justo cuando cerraban la puerta. Hoy estaba temblando. He cantado Your song, de Elton John y Toxic, que me ha salido fatal por cierto”, explica la joven, todavía en shock. Ainhoa se ha ahorrado la cola esta vez. Este año, la organización ha dispuesto un nuevo método de acceso a la selección: OT Cover. Se trata de subir a las redes sociales una versión de una canción y las seleccionadas por el programa (34 en Barcelona) se ahorrarán colas y pasarán directamente al casting final. “Me ha salvado la vida. Bueno, la cola. Porque cuando pasa el tiempo, mientras espero, me pongo de los nervios”, admite la joven.

Detrás de Ainhoa, David y Andrea, salen de la audición con sendas pegatinas. Amigos y compañeros de clase, han pasado los dos a la siguiente fase. “No he dormido. Estábamos temblando, en pánico”, explica David. También a Camilo Monsalve, de 24 años, se le escapa una risa floja cuando mira su pegatina. “La música es mi plan A. Empecé a cantar el 25 de abril de 1999, cuando me subí por primera vez con mi padre a un escenario”, apunta el joven, que solo quiere llegar a su casa, comer, dormir —llegó a la cola a las 5 de la mañana— y llamar a su madre a Colombia para darle la buena nueva.

A lo largo de la cola, los nervios no cesan. Caras jóvenes que apenas rondan la veintena, un par de guitarras, alguno que huye de la fila para afinar la voz bajo el eco del Sant Jordi. “Me presento para probar. Tengo experiencia en el coro del colegio”, explica Laura Guzmán, que ha venido de Zaragoza. “Yo ayer ensayando ya me puse nervioso. Pero ahora estoy bien”, interviene Héctor Dobato, de 24 años. El sol arrecia y el reloj apunta al mediodía. No se ve el final de la cola. A primera hora de la tarde, la organización cuenta más de 2.000 personas inscritas, tres veces más que el año pasado. Y todavía siguen llegando aspirantes. Hay OT para rato.

'El rey de los castings' y su silla de esperar

Nunca ha fallado a un casting de OT. Ni de OT ni casi de ningún talent show que haya en la parrilla televisiva. Tampoco esta vez. Joan Montpelier, de 54 años y vecino del humilde barrio del Carmel de Barcelona, llegó a las puertas del Palau Sant Jordi a las cinco de la tarde del martes, 16 horas antes de que se abriesen las puertas del primer casting de la nueva edición de OT. "Me llaman El rey de los castings. Yo quiero ser el primero en entrar. Abrí todos los castings de todas las ediciones  de OT. ¿Ves? Yo cojo mi silla y me siento a esperar", explica el hombre. Su silla de esperar es una silla plegable pintada y firmada con todos los castings a los que se ha presentado. En la parte de atrás, un recorte de periódico del año 2001 verifica su presencia en primera fila en la primera prueba para OT1.

Joan ha vuelto a ser el primero en las audiciones pero tampoco ha tenido suerte esta vez. No se disgusta. Lo entiende. "Es que esto es un hobby que tengo. Yo ya sé que OT es para jóvenes. Lo que pido es que hagan un OT para los de 50 años", reclama. El "showman humorista", como se define, pliega su silla y se despide. "Bueno, hasta el año que viene", saluda.

Todos en el equipo lo conocen. "Viene a todos los casting. Lo conozco desde el No te rías que es peor, desde hace 25 años", recuerda Noemí Galera.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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