Valiente e imprescindible
Valiente e imprescindible
El director Xavier Legrand (Custodia compartida) afirma que no deberíamos referirnos a crímenes pasionales, sino a asesinatos de mujeres. Algo parecido mantenía a mitad del XVII María de Zayas en sus Desengaños amorosos, novelas cortas en las que relata casos de brutalidad de hombres contra mujeres en el seno del matrimonio. Zayas intuyó y denunció que una determinada ideología del amor extremaba la vulnerabilidad de las mujeres y acababa por exterminarnos. Emparedamientos, envenenamientos, apuñalamientos, contados con precisión proto-gore.Zayas admiraba a Lope de Vega y, pese a su mala opinión sobre la plebe, reivindicaba la necesidad de la educación femenina, aunque en sus esquemas de conocimiento aún no estaba activada la palabra feminismo. Vincularla con el feminismo constituye una falta de ortografía histórica, que nos impediría aquilatar en su justa medida otras luchas.
Cada obra ha de ser entendida en función de su contemporaneidad, pero a la vez cada espacio de recepción se lleva a su terreno los grandes hallazgos literarios: quienes leemos en el siglo XXI no podemos interpretarla desde un adanismo, ya imposible en el siglo XVII, que ahora solo implicaría una malintencionada desatención para apreciar su inteligencia narrativa y su sensibilidad de “género”. Su protofeminismo. Apropiarnos de su obra no solo es un placer estético, sino un imperativo ético. Porque de aquellas lluvias nos llegan estos lodos y el sexo, el macabrismo y los cuerpos rotos de las mujeres de los Desengaños hablan del presente, y conforman un imaginario tan pertinente que aún da miedo al subrayar la clarividencia de una escritora valiente e imprescindible.
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