Gaz Coombes: de joven inmaduro a hombre fuerte
El exintegrante de Supergrass presenta ‘World’s Strongest Man’, su tercer disco en solitario
Era 1995 y el guitarrista y cantante Gaz Coombes (Oxford, 1976), sin cumplir todavía los 20, ya había colocado una canción en el segundo puesto de las listas de popularidad en Reino Unido de la mano de Supergrass, la banda que integró hasta 2010 junto al bajista Mick Quinn y el baterista Danny Goffey. Se trataba de Alright, un himno de reivindicación de la idiosincrasia y la inmadurez de la juventud. Más de dos décadas después y con 42 años cumplidos, el músico británico se encuentra presentando su tercer disco en solitario, World’s Strongest Man, en el que ahora se plantea una interrogante distinta: ¿Qué significa ser un hombre fuerte?
“No encontré respuesta, pero no era mi intención”, manifiesta Coombes, que en vez de espetar conclusiones ha preferido sugerir algunas reflexiones: “¿Todo se trata de dinero o poder? ¿De ser el presidente?”. En tiempos en que el debate sobre la desigualdad de género ha cobrado fuerza, la figura del macho alfa le parece un concepto tan ridículo y arcaico que decidió ilustrar la portada del disco con el título escrito en letras de color rosa. “Hay un lado femenino dentro [de los hombres], así que me parece una imagen genial”, asevera.
Pero si, después de todo, tiene que definir el concepto de hombre fuerte, Coombes alude a la resiliencia, esa facultad de adaptarse a un entorno adverso. En lo personal, el músico mira con preocupación las circunstancias de Reino Unido en el panorama del Brexit. “Llevamos 30 años tratando de construir una Unión Europea y se ha destruido en un instante”, se lamenta. Le angustia la posibilidad de que sus hijos dejen de poder moverse libremente por Europa, pero le inquieta aún más el hecho de que los gobiernos europeos “se sientan aterrados por los inmigrantes y los refugiados”. “Es una vergüenza”, añade.
Estos temas no son ajenos a sus canciones, aunque admite que solamente los menciona “en algunas líneas”, pues considera que hay gente mucho mejor para escribir letras políticas. Coombes prefiere utilizar la música como “una vía de escape”. Es su manera de adaptarse a la adversidad, de ser resiliente. “Explorar y encontrar nuevas formas de hacer música es lo que me motiva como músico”, afirma. El exintegrante de Supergrass entiende la creación musical como “una ciencia loca” en la que hay que “encontrar sonidos que no se hayan escuchado antes y conectar cosas nuevas con otras”.
Y también defiende el derecho a equivocarse. Desde su perspectiva, es injusto que la industria les exija a los grupos nuevos “tener 10.000 seguidores” en las redes sociales para tomarlos en cuenta. “¿Qué es esa tontería?”, critica Coombes. “A mí me gusta tener el tiempo de reunirme con una banda y de crecer, de aprender y tocar malos conciertos, de hacer cosas que no funcionan”. En otras palabras, se considera a sí mismo un músico al que le gusta hacer las cosas “de manera tradicional”, porque su objetivo es “crear piezas de arte”.
Precisamente esta clase de libertad es lo que más aprecia de su carrera en solitario. Si bien admite que su etapa con Supergrass lo forjó como músico y como persona y que nunca se desconectará de su antigua banda, también disfruta de las vivencias de haber empezado de nuevo, como tener que entrar por la puerta trasera de un pequeño club donde solo hay unas 300 personas esperando a oír su música. “Me gusta divertirme y sentirme libre”, dice Coombes. Ya no tiene 19 años; ahora es padre y ha perdido personas en el camino. Sin embargo, siente que todavía conserva la energía de antaño, que sigue siendo inmaduro y que, como cantaba en Alright en 1995, todavía mantiene sus dientes limpios. “Tal vez los últimos cuatro años sean los más creativos de mi vida”, asegura. “Esto es como Gaz 2.0”.
Babelia
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