La elegancia solitaria de Eusebio Sempere
El Reina Sofía dedica una muestra con 164 obras al creador alicantino que siguió su camino de la geometría con luz al margen de los movimientos coetáneos
Eusebio Sempere fue un artista solitario. No es que no tuviera éxito. De hecho, el creador abstracto (Onil,1923-Alicante,1985), introductor de las cajas de luz en España, fue seleccionado para participar en las bienales de São Paulo y de Venecia en los años sesenta y llegó incluso a crear el decorado de la primera edición del festival iberoamericano de la canción OTI, celebrada en Madrid en 1972 (por cierto, el certamen concluyó en 2000 por falta de interés). No, no fue un artista despreciado. Es que siempre transitó por su camino de la línea, la geometría, la luz y el color, sin caer en las modas, sin sumarse a los movimientos artísticos hegemónicos en España.
Cuando el informalismo lo inundaba todo hasta convertir su pintura gestual y dramática en el gusto predominante e incluso oficial, Sempere mostraba su interés por lo analítico. Cuando el Equipo Crónica y Eduardo Arroyo imponen en los setenta su particular pop cargado de denuncia social, el artista alicantino sigue a sus cosas, al igual que cuando estalla el arte conceptual. "España es un país donde se recrea la historia por tópicos o lugares comunes", comentó Manuel Borja-Villel, el director del Museo Nacional Reina Sofía, rodeado de las 164 obras de abstracción cinética de Sempere que conforman la antológica que se presentó este martes.
Se trata de la reivindicación de una rara avis que se salió de los tópicos y "que no es justo que se haya olvidado", agregó Borja-Villel. La última gran exposición sobre el artista alicantino fue en el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) en 1998. A este museo, en su nueva subsede de Alcoi, viajará la antológica tras su paso por Madrid (hasta el 17 de septiembre).
Las obras de la exposición fueron realizadas de 1949 a 1981. Son acuarelas, gouaches, relieves luminosos, collages, pinturas, móviles, esculturas y proyectos interdisciplinares. Además se incluye una interesante parte documental.
Carmen Fernández, comisaria de la muestra junto a Belén Díaz, recordó cómo la estancia de Sempere en París durante los años cincuenta marcó un punto de inflexión en su obra. Allí expuso sus relieves luminosos móviles y un manifiesto en el que se refiere a la luz como el elemento con el que construir un diálogo poético a través del tiempo.
La exposición comienza con un conjunto de acuarelas abstractas relacionadas con la obra de Vassili Kandinsky y Paul Klee, que dan paso a los trabajos que realizó al investigar el movimiento y la luz como material artístico, un amplio conjunto de dibujos a gouach, entre los que hay composiciones de círculos, cuadrados y otras formas geométricas.
A su vuelta a España en 1960, Sempere trabajó en la pintura también al gouach en soportes de mayor tamaño: de esta época puede verse en la muestra su técnica a base de finas líneas de color nunca homogéneas.
El artista incorporó el cartón y el hierro en sus trabajos tras regresar de un viaje por Estados Unidos y realizó una serie de collages y otra de figuras móviles en varillas de metal cromado o pintado. Sempere expuso esta serie de estructuras móviles en Nueva York: los primeros que realizó fueron de dimensiones pequeñas y no permitían la posibilidad de un movimiento real, pero a partir de 1965 los colgó de alambres de tal forma que el espectador puede intervenir en la obra alterando su configuración gráfica y el efecto de la luz.
Además de estas estructuras móviles, algunas de gran tamaño, la exposición incluye otras de tubos de metal cromado que configuran formas cilíndricas, cúbicas o poliédricas, una serie en la que también interviene el espectador para lograr un movimiento en sus formas y en la luz.
Varias instituciones públicas, como el IVAM, la Fundación Juan March, el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante o la Fundación Caja del Mediterráneo, han prestado obras de sus colecciones para esta exposición en el Reina Sofía.
Una muestra que no podría haber sido posible, han indicado las comisarias, sin las obras aportadas por coleccionistas privados, muchos de ellos amigos del artista, de tal forma que hay algunas absolutamente inéditas pues fueron realizadas expresamente por Sempere para sus propietarios.
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