Bandas sonoras con futuro
El rapero Kendrick Lamar plantea un cambio en la música para cine con su trabajo en ‘Black Panther’
Black Panther, una de las películas más taquilleras en el arranque de 2018, ha venido acompañada de una banda sonora única y rompedora que revaloriza el papel del curador o comisario musical. Una figura al alza, cada vez más demandada y cotizada en ámbitos como la industria del videojuego, la restauración o las plataformas de streaming, que, sin embargo, tiene poca relevancia e incidencia en un campo aparentemente tan propicio para su lucimiento como la banda sonora.
En el caso de Kendrick Lamar, curador del filme de superhéroes dirigido por Ryan Coogler, su papel no se limita a seleccionar los temas del disco y añadir algunas de creación propia para darle más empaque a su tarea. El rapero californiano supervisa musicalmente todas las piezas del tracklist, elige a conciencia a todos sus protagonistas, desde SZA hasta The Weeknd, e incluso se permite la licencia de colaborar de una forma u otra en cada una de ellas. Máxima implicación.
Es una nueva forma de comisariado, más activa, incisiva y notoria, que difumina por completo la frontera entre lo que se supone que debe ser un encargo rutinario para Hollywood y lo que acaba siendo un proyecto personal dentro de su discografía. Según declaraba el propio Coogler en la presentación oficial de la cinta, la intención inicial era que Lamar grabara tres o cuatro canciones, pero la excitación del artista tras el visionado de algunas escenas le animó a coger las riendas del proyecto y a hacerlo suyo por completo.
No es ni será un caso aislado. Esta misma semana se publica la banda sonora de Love, Simon, comedia dramática dirigida por Greg Berlanti. El cantante, compositor y productor estadounidense Jack Antonoff, líder de Bleachers y miembro de Fun, asume todo el protagonismo en un proyecto en que mezcla cinco pistas de cosecha propia con una selección subjetiva y personal de himnos de Jackson 5, Whitney Houston o The 1975. Sin alcanzar el grado de participación de Lamar, Antonoff también va más allá del simple ejercicio de selector y alcanza un objetivo parecido al del rapero: darle más notoriedad, relevancia, coherencia y personalidad artística a la banda sonora.
La nueva tendencia alienta el doble papel del selector y comisario
Acostumbrados a que sean los directores o los productores quienes decidan el contenido y el orden de las compilaciones de sus películas, no parece mala idea dejar esa tarea en manos de músicos de renombre motivados ante el desafío. Kendrick Lamar y Jack Antonoff no inventan nada, simplemente intensifican y mejoran una idea que en los últimos tres años ha empezado a florecer y consolidarse en la industria cinematográfica. Jay-Z ya señaló el camino cuando aceptó la oferta de curar la banda sonora de El gran Gatsby: el rapero y empresario le propuso al cineasta Baz Luhrmann un listado con piezas de Lana del Rey, Sia, The xx, Florence + the Machine, e incluso una propia, la inédita $100 bill, para trasladar al presente la esencia artística de los años 20.
Un caso idéntico es el de Lorde, encargada de escoger todos los momentos musicales de Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1, tercera entrega de la saga. Además de grabar Yellow flicker, la canción central del filme, la cantante neozelandesa apostó por un repertorio que incluía grabaciones de Grace Jones, Chvrches o The Chemical Brothers y suponía un fiel reflejo de sus gustos y debilidades. Pharrell Williams también ha ejercido de curador en la comedia dramática Dope, para la que incluso ha llegado a componer las canciones que interpretan sus protagonistas en la ficción. Del mismo modo que el rapero Nas se ha ocupado del elenco que configura The land o que Walshy Fire, miembro destacado de Major Lazer, ha sugerido los artistas de hip hop y reggae que forman parte del documental Be inspired.
Incluso el universo televisivo ha entendido los beneficios que puede aportar la especialización. Series como Empire, que ha contado con la supervisión y el comisariado del productor Timbaland, o Insecure, que en su primera temporada atrapó a los espectadores gracias a una banda sonora memorable seleccionada por la vocalista de R&B Solange, han seguido un camino que ha popularizado con paso muy firme Peaky Blinders. Con el infalible criterio de Antony Genn, miembro de The Hours y ex componente de Pulp, esta producción de la BBC casi ha destacado más por la banda sonora de sus cuatro temporadas, con himnos de Nick Cave & The Bad Seeds, The White Stripes, PJ Harvey o Laura Marling, que por sus propias tramas, personajes y ambientaciones.
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