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Vigo indigna al mundo artístico por el cambio de rumbo de su museo

Un grupo de creadores presenta hoy un manifiesto con 500 firmas del sector exigiendo un concurso público para dirigir el centro que el Ayuntamiento considera elitista

Miembros de colectivos artísticos protestan ante el museo Marco.
Miembros de colectivos artísticos protestan ante el museo Marco. O. CORRAL

El Museo de Arte Contemporáneo (Marco) de Vigo, espacio público que se ganó el respeto por el rigor de sus propuestas, acumula polvo. Tras 15 años de actividad, en sus salas cuelga desde enero solo el silencio. La retirada del apoyo financiero de las antiguas cajas de ahorro absorbidas por Abanca, la merma del resto de aportaciones y las rivalidades entre instituciones de distinto signo han ido vaciándolo. Sin director y sin responsable de exposiciones, reabrirá en abril con una programación elaborada por el Ayuntamiento de Vigo, su propietario, que dista de su objetivo fundacional. La institución local ha tomado el poder del Marco apelando a la “falta de rentabilidad social” para defender su conversión en “un espacio en el que acoger el enorme patrimonio del arte gallego que posee esta ciudad”. De nada han servido las peticiones de instituciones, comisarios, coleccionistas y artistas que alertan de que se “finiquita el modelo museográfico” apostando por uno “populista, del gusto del señor alcalde”, el socialista Abel Caballero.

Los artistas alertan de que se “finiquita el modelo museográfico” apostando por uno “populista, del gusto del señor alcalde”

Este mismo martes un grupo de artistas gallegos presenta en Vigo un manifiesto que han suscrito más de 500 firmas de profesionales del sector del arte de España, entre directores de museos, críticos, artistas o comisarios que exige la convocatoria de un concurso público para la dirección del centro y la ausencia de injerencia política. Aglutinados en la asamblea cívica Marco#Asi Non, reclaman “diálogo frente a la situación de conflicto provocada por el Ayuntamiento de Vigo” y tilda la intervención de injerencia política. Entre sus 500 firmantes figuran coleccionistas, comisarios, escritores y otros representantes del sector cultural que intentan frenar “la deriva hacia el desmantelamiento del Marco como un centro de referencia en la programación de arte en Galicia y en el resto del Estado”. Han firmado artistas como Joan Fontcuberta, Jordi Teixidor, Rafael Canogar, Juan Genovés, Luis Gordillo, Vicky Civera, Soledad Sevilla, Susana Solano o Chema Madoz.

La primera batalla por el control de Marco la libró Caballero en la reunión del patronato celebrada el pasado junio. Aprovechando el empate provocado por la ausencia de uno de los cuatro vocales del PP, el alcalde, presidente del organismo, utilizó su voto de calidad para “hacer valer los estatutos que dicen que la institución con mayor aportación financiera tiene también el poder de decisión”. El Ayuntamiento, que aporta en este momento el 74,33% de un presupuesto anual en torno a 800.000 euros (un millón menos que en 2010), frente al 12,29% de la Xunta y el 4,30% del Ministerio de Cultura, además de las aportaciones de Amigos del Museo y otras actividades, tomó el mando. Inmediatamente amplió los miembros del patronato reforzando a la institución local. La Xunta montó en cólera y anuló el acuerdo que el Ayuntamiento ha recurrido con el argumento de que lejos de modificar los estatutos “los hemos cumplido”.

Exposición de Ánxel Huete del pasado año en Marco.
Exposición de Ánxel Huete del pasado año en Marco.Enrique Touriño

En medio de la refriega institucional Caballero anunció que la dirección la ejercería el propio Ayuntamiento y modificó el objetivo fundacional reconvirtiendo el museo en un espacio abierto a todo tipo de representaciones artísticas (no solo plásticas y no solo de arte contemporáneo) y a todos los creadores locales. En este caso, crispó a las instituciones artísticas que lo acusaron de “fulminar” la autonomía que le correspondía al Marco “en tanto que Fundación de Interés Gallega”.

Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España (Adace), Consejo de Críticos de Artes Visuales, Consorcio de Galerías, Mujeres en las Artes Visuales, Unión de Asociaciones de Artistas de España, Asociación Profesional de Artistas de Galicia y Federación Estatal de Asociaciones de Gestores Culturales (FEAGC) firmaron un escrito reclamando el mantenimiento del Marco “como infraestructura imprescindible para la educación y el crecimiento cultural de la ciudadanía” y pidieron entrevistas con el alcalde que hasta el momento no los ha recibido.

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A esta petición se sumaron artistas, galeristas, críticos de arte, gestores culturales, coleccionistas y profesores y alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra además de 7.000 ciudadanos que suscribieron un manifiesto, “SOS Marco”, impulsado por la Agrupación de Amigos del que reclama que se mantenga fiel a los estatutos fundacionales.

Firme en su posición respecto al cambio de rumbo del museo, el regidor intentó frenar la ola de malestar convocando a una veintena de artistas contemporáneos a participar en una colectiva, Metrópole, perspectiva urbana da arte galega que encajó en medio de una programación que incluye una muestra de pinturas de Colmeiro, referente del arte moderno, una exposición sobre Julio Verne y un proyecto multidisciplinar (fotografía, vídeo, escultura y poesía), Pantoque, que pretende explorar el proceso de trabajo de un astillero. Una oferta “que nada tiene que ver con el arte contemporáneo” y que, en opinión de los artistas “solo pretende atraer a las masas para superar la cifra de 90.000 visitantes anuales del Marco, mayor que la del resto de todos los museos de Vigo juntos”.

17 de esos 20 artistas rechazaron la oferta y firmaron un escrito reclamando al regidor que mantuviese el museo como “espacio público para el estudio, documentación y difusión del arte contemporáneo” y que garantizase, además, la elección de un equipo directivo “mediante concurso público abierto, transparente y respetuoso con los acuerdos de buenas prácticas en museos y centros de arte”.

Caballero no cedió. Aseguró que el futuro del museo lo decidiría la ciudad. “A partir de ahora va a ser mejor”, afirmó. Y precisó que amortizaría la plaza del director “lo que permite ahorrar un dinero muy importante” al tiempo que anunciaba que no cedería “a grupos de presión”. “Está todo decidido”, zanjó. No obstante, el Ayuntamiento acabó ofertando exposiciones individuales a los artistas que rechazaron la colectiva y que han vuelto a desestimar en su mayor parte.

Una sala “muy cara”

Frente a las protestas, el concejal de Cultura, Cayetano Rodríguez, argumenta que el Marco “jamás ha sido un museo, como lo evidencia el hecho de que en 15 años ha sido incapaz de crear una colección propia”. El edil contrapone el aludido “fracaso” de gestión a la propuesta municipal de “adecuarlo al interés de la población de Vigo y de Galicia”. En su opinión, museos como el Marco no son más que salas de exposiciones “muy caras” que fomentan unas tendencias artísticas “a costa de otras”.

“Nosotros ratificamos el compromiso con el arte contemporáneo aunque desvinculándolo del carácter elitista que ha mantenido hasta ahora y que obedeció siempre a los intereses de un grupo de presión perfectamente identificado”, sostiene Rodríguez en alusión al núcleo fundacional del Marco: una veintena de artistas que en los 80 renovó la plástica gallega con la creación de Atlántica; un proyecto que pretendía “discutir el país” gallego con planteamientos técnicos vinculados al expresionismo abstracto integrado por artistas como Manolo Moldes, Ánxel Huete, Ignacio Basallo, Menchu Lamas, Antón Patiño, Lamazares y Francisco Leiro, entre otros.

Convencido de que su malestar obedece únicamente a “la pérdida de control de la gestión” del Marco, el edil de Cultura afirma que este grupo “de presión” vetaba a artistas de otras tendencias.“¿Por qué, si no, no protestaron cuando la Xunta redujo en dos tercios su aportación económica? ¿Por qué se han callado hasta ahora?”. Este martes, el concejal ha reiterado estos argumentos y ha incidido en que algunos directores que forman el manifiesto fueron designados “por otros sistemas distintos al que nos exigen”.

Le responde el artista y comisario Ángel Cerviño: “Lo que exigimos es la ausencia de injerencias políticas en la gestión del Marco; que el director no sea el alcalde. Queremos el control democrático y transparente de las decisiones que afecten a este espacio artístico”.

Cerviño reconoce que es necesario resolver el problema de la baja dotación presupuestaria que pone en peligro la viabilidad del museo pero insiste en que su desmantelamiento "supondrá una pérdida irreparable".

Carlota Basso, primera directora del Marco, cargo que ejerció durante cinco años, ha señalado hoy: “El proyecto de Marco era muy querido y estaba imbricado en la sociedad viguesa, que tuvo éxito desde el punto de vista de programación y estaba integrado en el mapa profesional y ciudadano de España e internacional. Se ha desdibujado por la falta de consenso sobre el futuro del mismo. Es importante destacar que el Marco no es un edificio, sino un proyecto vinculado a un equipo de profesionales y una forma de hacer rigurosa, de excelencia, de la que se quiere pasar página. Desde el Ayuntamiento se toman decisiones de carácter técnico a diario, de programación, de gestión. Se tiene que volver a un ámbito profesional. Que haya diálogo. Ha habido una ausencia de diálogo absoluto con sociedad civil y los artistas y las asociaciones profesionales y ciudadanas”.

El CAPC de Burdeos también enfrenta a políticos y creadores

ÁLEX VICENTE, París

En Burdeos, la alcaldía ultima el despido de la directora del Centro de Artes Plásticas Contemporáneas (CAPC), la colombiana María Inés Rodríguez, al frente de esta institución desde 2014. El contrato de Rodríguez fue renovado en febrero de 2017 por otros tres años, pero debería terminar antes de lo previsto. El Ayuntamiento le recrimina un programa de exposiciones demasiado elitista, pese a ser saludado regularmente por sus estándares de calidad. Entre sus últimas muestras se encuentra un homenaje a Franz Erhard Walther, León de Oro al mejor artista en la pasada Bienal de Venecia, y la retrospectiva dedicada a Beatriz González que actualmente se expone en el Reina Sofía de Madrid.

El número de visitantes sería otro argumento para justificar el despido. En 2017, el museo recibió 90.000 personas, lejos de los 140.000 a los que acogió en 2011. Además, Rodríguez también ha sido objeto, según medios franceses, de quejas por su gestión de equipo del museo. "Hemos recibidos alertas del personal", declaró a Le Monde el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Burdeos, Fabien Robert. El consistorio no niega la existencia de un proyecto para alterar la orientación del museo, coincidiendo con una etapa de crecimiento demográfico y dinamización turística para la ciudad. "Hace meses, o incluso años, que la gente nos cuestiona sobre el lugar", afirmó Robert a Libération.

Un comité presidido por el alcalde de Burdeos, Alain Juppé, reflexionará sobre el futuro del CAPC antes de proceder a la contratación de un sustituto para Rodríguez. Una petición firmada por 50 personalidades del mundo del arte contemporáneo ha censurado este despido anunciado, así como “las presiones continuas” y “la falta de apoyo institucional” que suelen recaer, desde hace años, sobre la dirección del CAPC. Entre los firmantes de la petición se encuentran la directora del Jeu de Paume de París, Marta Gili; el director de la Serpentine Gallery de Londres, Hans-Ulrich Obrist; el director del Museo Tamayo de la Ciudad de México, Juan Gaitán; y reconocidos artistas como Christian Boltanski y Dominique González-Foerster.

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