Mis queridos monstruos
Guillermo del Toro opta a 13 ‘oscars’ con ‘La forma del agua’, su primera “película adulta”, que llega el próximo viernes a España El mexicano repasa las criaturas que conviven en su mente e influyen en su filme
"Hay veces que estás en la ola y todo encaja. Otras no". Guillermo del Toro (Guadalajara, México, 1964) se encuentra a un paso de reunirse, gracias a las 13 candidaturas a los Oscar de La forma del agua —que se estrena en España el próximo viernes—, en el Olimpo de Hollywood con Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, sus amigos íntimos y los otros dos directores mexicanos que han marcado en la última década los premios de la Academia. "Nunca sabes. Yo amo La cumbre escarlata, pero se lanzó como filme de terror cuando era un romance gótico. ¿Por qué? Porque debió haber costado 25 millones de euros y se fue a los 55 millones, y se promocionó de forma más vasta. Aprendí. La forma del agua costó 19 millones, ha sido un rodaje infernal, lleno de sufrimiento, una de mis tres peores experiencias, pero puedo venderla como lo que es, un cuento de hadas adulto y no una película de acción y secuestros. Y al final quedó como yo quería".
A través de esta historia de amor entre una limpiadora muda de un laboratorio ultrasecreto en plena Guerra Fría y la criatura anfibia internada allí, Del Toro explica que ha construido su primera película para adultos, "un cuento de hadas para tiempos difíciles, mi película francesa al estilo Nouvelle Vague", y de paso plasma todas las criaturas que habitan en su mente, que son infinitas. Aquí describe algunas de ellas
Soy leyenda. "La monstruosidad es demografía, como contaba Richard Matheson en esta novela. Cuando solo quedas tú, eres la anomalía. Quizá mi criatura anfibia es la última, quizá sea la primera y su origen es divino, un dios del agua. Quizá no conoció a nadie hasta que llega Elisa".
La mujer y el monstruo. "Desde que la vi con seis años está en mi ADN. No he necesitado volver a repasarla en esta ocasión, aunque es obvio que el plano de la criatura por el fondo moviéndose en el lago negro mientras en la superficie nada Julie Adams en paralelo es el germen de La forma del agua. Lo que he hecho es corregir [risas] que no hubiera amor entre ellos"
Donald Trump. "La intolerancia, la rabia, el miedo, la xenofobia actual nace de ese presidente que pregona el 'Hagamos América grande' al estilo de la Guerra Fría, época en la que se desarrolla la película como reflejo del presente. Es muy bonito encapsular la otredad en una criatura y poder jugar con que sea un dios... o un bicho repugnante que procede de Sudamérica, como cree el antagonista". Lo que nos queda por oír, un dios procedente del sur de río Grande. "Exacto. La ideología tiende a separarnos y en realidad somos uno. Matando a la otredad no acabas con el problema, por mucho que así lo diga Trump".
Torrente. "He colado una frase del personaje del amiguete como homenaje. Torrente es una creación esperpento-fantástica que sirve para reflejar a España, un monstruo de los tiempos modernos".
El espinazo del diablo. "Es una de mis películas españolas, y resulta clave para La forma del agua, porque ahí ya se articula de manera orgánica el trasfondo social, que ahora fluye por todo mi cine. Sí, hay monstruos y fantasmas, pero también miseria, hambre y una realidad social".
Criatura de Frankenstein. "Al igual que con La mujer y el monstruo, el filme de James Whale está inscrito en mi ADN de tal forma que pareciera que la rodé yo mismo. Está en mi memoria celular, cada plano, cada relación deviene paralela en La forma del agua".
Douglas Sirk. "Me parece un director monstruoso [risas]. Y La forma del agua bebe de Escrito sobre el viento. Cómo cataloga los colores le hace uno de los cineastas que formalmente más me interesan en estos momentos".
Un americano en París. "Piense en Gene Kelly como alguien de otro planeta que aterriza en la capital francesa. En realidad, considero a La forma del agua como un filme musical".
Una cara con ángel. "La película de Stanley Donen habla del descubrimiento a la vida de una librera. Sally Hawkins [la limpiadora de La forma del agua] es Audrey Hepburn, y las dos son monstruos interpretativos".
Madame de... "Max Ophüls, su director, es el maestro de la cámara móvil, y aquí filma un melodrama con movimientos de cámara muy musicales, vitalistas. Reconozco que hasta ahora he hecho nueve películas que han sido la deconstrucción de mi infancia. Y esta es la primera en la que hablo del amor, del sexo y de la sociedad como adulto. Por ejemplo, el sexo aparece como motor vital porque es mi primer filme vital. Las otras películas tenían encanto y poesía, sí, pero poesía de cementerio. Hay nostalgia, pérdida y muerte. Conmueven, porque sientes esa pérdida. En cambio, La forma del agua apuesta por el amor, por la vida y por el cine".
Los tres mosqueteros
En el pasado Cannes los tres mosqueteros del cine mexicano coincidieron en Cannes. Alejandro González Iñárritu presentaba la instalación de realidad virtual Carne y arena, Alfonso Cuarón dio una clase magistral y Del Toro les acompañó como un fan más. "Nacimos cuando el cine tenía un papel narrativo, otro artístico y otro social. Crecimos al cobijo de una generación, la de los setenta, que era combativa y contestataria. Mi maestro fue Jaime Humberto Hermosillo, y él siempre decía: 'El cine tiene que hacer preguntas incómodas'. Él usaba la comedia y el melodrama para presentar la realidad homosexual de forma valiente a una sociedad machista. Personalmente me inspiró para a través del fantástico reflejar mis inquietudes. Como Alfonso o Alejandro. Más que nunca estamos los tres muy unidos, a pesar de que físicamente vivamos lejos. A los tres nos inquieta muchísimo la paradoja que vivimos con un lenguaje metaexigente en lo políticamente correcto cuando al mismo tiempo la violencia, toda violencia, alcanza cuotas altísimas e inaceptables".