Un software para cazar plagios de estudiantes halla una posible fuente de Shakespeare
Dos investigadores estadounidenses publican un libro en el que apuntan a un manuscrito de finales del siglo XVI como inspiración de 11 obras del bardo
El misterio en torno a la figura literaria y vital de Shakespeare ha sido fuente de innumerables disputas intelectuales y estudios durante décadas. Si bien la autoría de sus obras ha quedado probada una y otra vez, cada nuevo hallazgo abre una vía para el debate. Los investigadores estadounidenses Dennis McCarthy y June Schlueter publican la semana que viene un estudio que apunta a un manuscrito nunca publicado de finales del siglo XVI como fuente para Ricardo III, Enrique V, Macbeth y otras ocho obras más. Los autores no hablan en ningún caso de plagio, sino de inspiración, como han aclarado en The New York Times.
Para llegar a estas conclusiones han utilizado un programa muy popular entre los catedráticos universitarios para cazar a quienes plagian estudios. El programa aplica técnicas de rastreo parecidas a las usadas en el márketing o las finanzas para encontrar similitudes entre dos obras.
En este caso, la fuente es A Brief Discourse of the Rebellion and Rebels, escrito por George North. El software usado, WCopufind, utiliza fuentes abiertas para detectar plagios. Los expertos consideran extraordinario el nivel de similitud encontrado en este caso. El profesor emérito de la Universidad de Chicago y editor de la obra de Shakespeare, David Bebington, considera este hallazgo toda una "revelación" como ha asegurado en The New York Times. No menos entusiasta es Michael Witmore, director de la Biblioteca Folger Shakespeare en Washington, que de confirmarse estamos ante un hallazgo único en décadas.
El equipo responsable de esta investigación es de lo más peculiar. McCarthy es un estudiante de informática que nunca se graduó en la universidad y que dedica 12 horas al día a la investigación patrocinado por su mujer, una ejecutiva en biotecnología. Schlueter es profesora emérita en Pensilvania y fundadora de una publicación especializada en Shakespeare. Ante la montaña de datos ofrecida por McCarthy, las reticencias de Shulueter se fueron evaporando. Para rematar las pesquisas, contrataron a un detective literario.
Es verdaderamente raro encontrar nuevas fuentes de Shakespeare. En 1977, el investigador Kenneth Muir encontró una fuente para El mercader de Venecia con una sola palabra insculpt.Hay gran cantidad de trabajos en marcha. Tal y como contaba Javier A. Fernández en el especial de EL PAÍS sobre Shakespeare, Jonathan Hope, profesor de Literatura de la Universidad de Strathclyde, Glasgow, y autor del libro The Authorship of Shakespeare's Plays (La autoría de las obras de Shakespeare en español), trabaja en el mayor proyecto de minería de datos aplicada a la obra de Shakespeare en la Folger Shakespeare Library de Washington DC —institución que posee la mayor colección de obras impresas del poeta inglés—, junto a su director, Michael Witmore.
Con las mismas técnicas digitales que se aplican en el marketing y las finanzas estos académicos quieren identificar todos los patrones de escritura que caracterizan a Shakespeare para profundizar en su comprensión y establecer conexiones con otros autores. Su principal herramienta es DocuScope, un programa informático desarrollado en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburg (Estados Unidos) que reconoce hasta 40 millones de patrones lingüísticos en inglés. El equipo de Witmore ha analizado 767 fragmentos de 1.000 palabras de las obras del dramaturgo incluidas en el First Folio (primera recopilación de sus obras realizada tras su muerte) para conocer mejor su manera de escribir.
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