Amaia Romero, el talento que reconcilió música y televisión

Lo veíamos venir desde hace semanas. Amaia Romero tenía que ganar este revival de Operación Triunfo. Lo hizo en la última gala del programa, pero era una sensación que había quedado clara cuando removió oídos y corazones con ese espectacular Shake It Out, de la diosa indie Florence Welch, que incluso llegó a ser el vídeo más visto de YouTube en España.

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El camino hacia el éxito televisivo, musical y social (Amaia de España, la llaman los tuiteros) de esta pamplonesa de 19 años no se forjó solamente durante los lunes de los últimos cuatro meses. Cada día, y a través de la conexión 24 horas con la Academia, la hemos visto ponerse delante del piano para hacer "travesuras" que dejaban clara su valía como artista, y sobre todo, como músico.

Siempre mediante su inocencia y simpatía, Amaia consiguió su trono poniéndole su propio toque a variopintas versiones de C.Tangana, Zahara, El Kanka, Lana del Rey o Él Mató a un Policía Motorizado, que además de reventar contadores de reproducciones también le han ganado el respeto (o al menos la curiosidad) de los más sibaritas y críticos con el formato de TVE.

Estudiante de grado profesional de piano, Amaia además toca la guitarra, el ukelele e incluso se atreve con la batería. Versátil y desprejuiciada en sus gustos musicales —que también pasan por Marisol o Los Beatles—, la novena ganadora del talent show es una todoterreno, una artista atrevida que en los últimos meses ha afrontado cada reto con ilusión del principiante y el aplomo del estudiante de conservatorio.

Por delante, la dulce e inspirada Amaia tiene tres grandes retos: el primero y el más importante es encontrar su hueco en una industria musical que peca de inmediatez. Deberá decidir con calma hacia dónde dirigirá sus pasos siempre intentando no perder ese brillo que nos dejó pegados a la pantalla. El segundo: sobrevivir a la maldición de ser la ganadora de un concurso en el que siempre ha tenido mejor futuro el segundo o el tercer finalista (léase David Bisbal, Pablo López o Manuel Carrasco). El tercero: salir bien parada del viaje eurovisivo junto a su compañero Alfred. Muchos retos en poco tiempo.

Amaia no parte de cero. Además de ganarse el cariño de todo un país canción a canción, su principal hito ha sido conseguir que el talento musical volviese a ser protagonista de un horario de máxima audiencia. Todo un logro mayúsculo en una televisión que hacía tiempo había aparcado la música "porque la gente cambia de canal". La joven músico ha roto ese mantra maldito, y lo ha hecho poniendo en valor esa conexión humana que todos tenemos con las canciones, donde juegan la admiración, la empatía, la emotividad y la sorpresa.

Esta nueva generación de Operación Triunfo ha terminado con cinco merecidos finalistas: La fuerza de Ana Guerra, la personalidad de Alfred, la constancia de Miriam, el brillo de Aitana y ese talento absoluto de Amaia. Sus verdades —y una simpática convivencia llena de diversidad, tolerancia y amistad— han hecho el milagro de conectar con una nueva generación de espectadores a la que la televisión daba por perdida; y además ha conseguido ser un fenómeno absoluto en redes sociales, siendo trending topic en todos y cada uno de los días de encierro televisivo. Y todo eso con la música como principal argumento.

"Para empezar, diré que es el final", cantaba Amaia el lunes en su radiante interpretación de Miedo, de M-Clan. En realidad es todo lo contrario: al cruzar por última vez la mítica pasarela comienza la aventura para ella y sus compañeros. Solo hay que pedirles que mantengan esa verdad que les ha convertido en un fenómeno que ahora deja vacía la pequeña pantalla y empieza a llenar conciertos.

* Arturo Paniagua es director y presentador de LOS40 Trending cada noche en LOS40.