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Columna
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Morbo

La atracción popular por la crueldad es más que evidente. Como diría el castizo: es lo que hay. La clave es valorar el talento del narrador y en 'Nacido para matar' hay talento

Ángel S. Harguindey

Si algo puede definir la notable miniserie británica Nacido para matar (Movistar Series Xtra, cuatro capítulos) es la palabra morbosa, con "tendencia obsesiva hacia lo cruel, lo prohibido". Al fin y al cabo narra las dificultades de un adolescente para integrarse en su instituto, un joven carente de la menor empatía que no puede evitar mostrar lo que en realidad es: un psicópata asesino.

La atracción popular por la crueldad es más que evidente, solo hace falta contemplar cualquier telediario: crímenes machistas, ancianos asfixiados por braseros, atropellos, peleas callejeras... todo vale si la audiencia lo reclama. En la ficción cada vez hay más candidatos a superar a Tarantino y en los videojuegos gana el que más mata y destruye. Como diría el castizo: es lo que hay. La clave es valorar el talento del narrador y en Nacido para matar hay talento.

Sam (Jack Rowan, un excelente y precoz actor) vive con su madre soltera, enfermera en un hospital geriátrico al que el joven asiste con frecuencia revelando ya una cierta atracción malsana por la muerte. Les lee a los pacientes pasajes de La isla del tesoro hasta que descubre el placer de asesinar a su oyente favorito con una sobresosis de morfina. En el instituto intuye que la nueva estudiante, Chrissy, podría ser su alma gemela al comprobar que en su primer día del curso incendia voluntariamente el laboratorio de química del que, caballeroso por su recién descubierta atracción por ella, se culpabiliza del mismo.

Los asesinatos se sucederán con cierta frecuencia a la par que descubrirá los malentendidos de su relación sentimental al confundir rebeldía con psicopatía. En realidad Sam vive en una confusión permanente. Incluso la figura de un padre muerto, del que relata diversas acciones heroicas para explicar su fallecimiento, resurgirá en lo que es: un maltratador y asesino que sale de la cárcel 12 años después de haber ingresado en la misma. En resumen: una buena y morbosa serie.

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