Lucas, el tío Gilito de las galaxias
Un libro repasa la trayectoria del cineasta que pasó de la experimentación a urdidor de la comercial saga 'La guerra de las galaxias'
¿En qué momento el alumno más radical y con mayor porvenir creativo que había pisado las aulas de la Universidad del Sur de California se convirtió en el tío Gilito de los muñequitos del cine? ¿Cómo un cineasta nacido desde la experimentación devino en el multimillonario urdidor de una de las sagas más enganchonas, aunque simples, de la historia del audiovisual? ¿Cuándo cambió el director que se inició filmando poemas visuales con ínfulas de obras sinfónicas para terminar como el impulsor de una falsa religión que en Gran Bretaña ha llegado a tener 400.000 seguidores, autodefinidos como caballeros Jedi? La biografía George Lucas. Una vida, de Brian Jay Jones, no tiene respuesta para estos interrogantes. Probablemente tampoco Lucas, y solo puede que se aproxime su mentor Francis Ford Coppola, cuando asegura que la vida de su amigo ha sido fagocitada por La guerra de las galaxias.
El libro de Jones repasa la vida de un cineasta que querrá ser recordado como el pionero del cine digital, pero que, confiesa, sabe que sus obituarios empezarán con “El creador de Star Wars, George Lucas, falleció…”. Jones maneja un torrente de información, con numerosas citas nacidas de las hemerotecas, y ahí también radica su talón de Aquiles: solo ha entrevistado a algunos colaboradores, con lo que la mayor parte de lo descrito surge de su labor como ratón de biblioteca. Es posible que un cara a cara con Lucas tampoco le hubiera proporcionado mejor información: a Lucas nunca le han gustado los periodistas, pero al menos le hubiera servido para enfrentar al cineasta con sus contradicciones. La más llamativa: durante décadas ha estado ansiando, en reflexiones en voz alta, una vuelta al cine experimental que ni siquiera hoy, con Lucasfilms en manos de Disney, y él con una de las más saneadas cuentas corrientes del mundo, ha sido capaz de afrontar. Multitud de anécdotas y revelaciones van apareciendo por sus páginas —como que Lucas fue quien realmente tuvo la idea de Apocalypse Now o toda la desesperación tecnológica que vivió en el rodaje de ¿las guerras de las galaxias?— hasta conformar una lectura ágil y amena.
En el haber de Lucas está su lucha constante por la excelencia, que le llevó a crear sus propias empresas de sonido, informática y efectos digitales. De su ímpetu nacieron Industrial Light & Magic, Pixar y el sistema THX. A cambio, ha exprimido a colaboradores, desconsiderado a cineastas que le hubieran ayudado en una mayor profundidad de sus películas —su autoconfesada inutilidad para la escritura de guiones nunca le hizo en cambio dejar en manos de otros la redacción de libretos— y en definitiva desdeñado incluso a compañeros de generación. Es casi imposible llevarle la contraria artísticamente y eso ha desvirtuado la calidad de su cine. En esa batalla por el control de su obra se convirtió en el cineasta independiente más onomatopéyico de la historia: pagó de su bolsillo los Episodios I, II y III de Star Wars, gracias a que entendió la importancia de merchandising. Hoy, una película no se paga solo con la taquilla, y el primero en entender que el dinero podía llegar de innumerables fuentes de financiación fue Lucas.
Jones arranca su obra subrayando la infancia en Modesto (California) del hijo de un próspero negocio de papelería, un chaval algo rebelde en constante confrontación con su padre, un hombre austero de familia metodista. Así, Jones acaba rematando el retrato de un cineasta similar al tema principal de sus películas: “A Lucas siempre le fascinaría la historia del desvalido que triunfa, y mejor cuanto más brillante y desvalido”, apunta en las primeras páginas del volumen. Con todo, en la eterna rivalidad/amistad entre la hormiguita Lucas y la cigarra Coppola, el lector no puede más que tomar cariño por Coppola, el hombre que exprimió arte del exceso, antes que a esa contradicción andante que es George Lucas.
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Autor: Brian Jay Jones.
Editorial: Reservoir Books ( 2017).
Formato: tapa dura ( 672 páginas).
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