Aquellas chicas yeyés del franquismo
El sello británico Ace anuncia una recopilación de ‘beat girls’ españolas
Una sorpresa. A comienzos de 2018, la compañía londinense Ace publica Beat girls español, una antología del pop femenino made in Spain durante los años 60. Habrá versión en CD, con 24 temas, y en LP, limitado a 14 cortes. ¡Ace Records!. Posiblemente, el sello puntero en reediciones de música pop en el mundo. Combina trabajos de rata de discoteca —esos álbumes que reúnen grabaciones de productores y compositores— con recopilaciones más generalistas, como las dedicadas a las beat girls. Chicas beat es la denominación británica de lo que en la Europa continental llamamos cantantes yeyés. Un filón: aparte de abundantes volúmenes dedicados a las británicas, Ace ya ha facturado bellos discos dedicados a las yeyés francesas, japonesas, suecas e italianas.
Son selecciones cuidadas, con fotos de época y textos eruditos. Entre paréntesis, imagino que los ingleses habrán sufrido para mantener ese estándar: en España se ha despreciado el legado discográfico, desechando los elementos gráficos y, a veces, hasta las propias cintas (que, caramba, ocupaban una barbaridad de espacio); el proceso de absorción de los catálogos locales por compañías multinacionales no siempre evitó esa negligencia criminal.
Deberíamos avisar de que Beat girls español no está a la altura de sus colecciones predecesoras. Tampoco es que sus vecinas, las beat girls europeas, estuvieran preparando las insurrecciones de 1968, pero aquí apenas hay pálpitos de inconformismo, aparte de lo que se intuye en algún tema de Massiel o la insolencia de Aquí en mi nube, de Sonia, adaptación de The Rolling Stones castrada por una de aquellas horribles portadas que confeccionaba Belter.
En lo musical, tampoco conviene hacerse muchas ilusiones. Si los conjuntos españoles de los sesenta lograron una relativa autonomía creativa, al expresarse en un hermético lenguaje musical propio, no ocurría así con las solistas, que dependían de las intuiciones de paternalistas productores y directores artísticos sobre “los deseos de la juventud”, sin olvidar las concesiones para triunfar en los terroríficos chanchullos, perdón, festivales de la canción.
En Beat girls español están muchos gigantes de la época: Augusto Algueró, Waldo de los Ríos, Manuel Alejandro, Adolfo Waitzman, Juan Carlos Calderón e incluso Los Brincos y Los Pekenikes. Sin embargo, se palpa la pobreza de ideas, la escasez de tiempo o ambos defectos a la vez. Únicamente las producciones de Rafael Trabucchelli en Hispavox, con el famoso Torrelaguna sound, exhiben un acabado de primera.
Con todo, ocasionalmente saltaba la chispa: actrices como Marisol o Concha Velasco se desmelenaban sin complejos (una lástima que no se incluya el Cerca de ti, de Ana Belén, reemplazado por la versión más modosita de Las Chic). Las otras aguantaron en un clima que no potenciaba las carreras largas. Alguna sí resistió y pudo desarrollar su proyecto personal, como Lorella, aquí presente como cantante y también como adaptadora de una composición de Janis Ian para el grupo Pic-Nic, firmada con su nombre real, María Dolores Ostiz.
Cierto es que ya circulaban recopilaciones de cantantes españolas de los 60 y 70 en sellos como Vampisoul o Rama Lama. Sin embargo, va a ser Beat girls español, con el subtítulo de 1960’s She-pop from Spain, el disco que se distribuya globalmente. No ofrece el mejor perfil del pop femenino español pero tampoco podemos pedir mucho más en la era de Cachitos.
Babelia
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