‘Encuentros en la tercera fase’ cumple 40 años
Una versión restaurada en 4K y un cuidado lanzamiento en Blu-ray celebran el aniversario del estreno de la obra maestra de la ciencia-ficción de Steven Spielberg
El pasado jueves 16 se celebró el 40 aniversario del estreno de Encuentros en la tercera fase. No es un cumpleaños más, ni una película cualquiera. El cuarto trabajo como director de Steven Spielberg (quiso rodarla antes de Tiburón, pero solo tras el taquillazo del escualo pudo levantar el presupuesto de 20 millones de dólares) es una de sus obras maestras. Sus cuarenta años se han celebrado con la edición de una versión restaurada en 4K de alta definición, acompañada en Blu-ray con diversos documentales, y que en pantalla grande este jueves se proyectará dentro del festival Rizoma, en el cine Callao. Es buen momento para recordar algunos detalles de una de las primeras películas en las que los marcianos no venían a la Tierra a acabar con la humanidad.
1.- Antes que Tiburón. Spielberg quiso rodar la película antes que Tiburón, transmitiendo el espíritu que se vivía de conspiranoia con el Watergate. De ahí que no se vea a los marcianos hasta casi el final del metraje. Denis Villeneuve, en una pieza grabada con motivo del 40ª aniversario, incide en "el proceso del telón", en crear misterio sin ver.
2.- ¿Hay vida más allá de la Tierra? Spielberg contaba hace diez años: "Nunca he visto un ovni y soy de los que más merecen verlo". Efectivamente, todas aquellas oleadas de avistamientos de platillos volantes han desaparecido en la actualidad por culpa o gracias a la popularización de las cámaras de vídeo y de los móviles con cámara. "Con todo, sigo pensando que no estamos solos en el universo, aunque soy más escéptico que en los setenta", apunta el director. Uno de los inspiradores del guion fue J, Allen Hynek, astrofísico reputado que durante décadas investigó para el Gobierno estadounidense el fenómeno UFO (ovni en inglés). Especialista en encontrar explicaciones lógicas a los avistamientos, al final dimitió para dedicarse particularmente a la investigación de ese 10% de encuentros que no tenían explicación. Spielberg logró que Hynek le asesorara en la producción e incluso realizó un cameo.
3.- ¿Es ciencia-ficción? ¿Es un thriller? Spielberg define: "Será ciencia-ficción si no crees en vida más allá de la Tierra. Y además, si fuera ciencia-ficción no hubiera filmado tanto en el desierto". Otro director que aparece en el Blu-ray, J. J. Abrams, la ve de otra forma: "Los momentos íntimos son aterradores". Porque Encuentros en la tercera fase se desarrolla dentro de familias, de cocinas, sitios que en 1977 aún parecían lugares sagrados a salvo del mal.
4.- El guion. Spielberg escribió el guion al revés, de atrás adelante, empezando por el encuentro y desarrollando luego las historias. "Tiene mucho que ver con las matemáticas. las luces y los colores". A Villeneuve le parece que Encuentros en la tercera fase habla de "una pasión más fuerte que el amor", algo extrapolable a la dirección de cine. "Es la historia de nuestros sueños colectivos", dice su creador. El primer libreto lo redactó Paul Schrader, contratado por Spielberg, posteriormente el cineasta lo reescribió tanto que Schrader borró su nombre de él.
5.- El rodaje. Su creador ni lo duda: "Fue un sueño. Yo venía del infierno de Tiburón, y en Encuentros en la tercera fase nada se movía ni nadie vomitaba". Aun así, considera que sus últimos 35 minutos -a los que dedicó la mitad del rodaje- han sido los más difíciles de su carrera. Y los pulió y repulió en montaje, labor que hizo en un apartamento de Marina del Rey. La famosa montaña, el Devil's Tower (Wyoming), la encontraron tras rastrear por todo Monument Valley. Pero su base se reprodujo en estudio (arriba les hubiera azotado el viento), en el más grande que encontraron sin una columna central, diáfano para crear la pista de aterrizaje. "Llevé a François Truffaut para impresionarle, y no dijo nada. Más tarde me percaté de que no era consciente de que todo era reconstruido", ha contado en varias entrevistas Spielberg, que define al cineasta francés como "el hombre más bueno" que haya conocido. Y que por esa bonhomía decidió llamarle para ofrecerle el papel. Su Lacombe fue la única actuación que realizó fuera de sus películas como director. El niño Cary Guffey triunfó en la filmación, ya que solo necesitaba una o dos tomas para sus planos. Su trabajo es tan brillante que se plantearon presentarlo al Oscar a mejor actor secundario.
6.- La música. John Williams empezó antes de lo normal a componer la banda sonora, antes del montaje, para aunar imagen y música. "Me daba miedo que no le quedaran más melodías tras La guerra de las galaxias", bromea Spielberg. Las famosas cinco notas con las que se comunican humanos y extraterrestres surgieron de una lista larga que Williams le hizo escuchar al director. Una de las influencias más grandes fue la versión de Pinocho (1940), y eso queda en la presencia de la canción When You Wish Upon a Star.
7.- El estreno. El estudio Columbia estaba en la cuerda floja. Spielberg reconoce que no supo lo grave de la situación hasta años después, y se enfadó mucho con las presiones que recibió. "Hubiera necesitado dos meses más para rematarla". Tampoco le gustó que primero se estrenara en solo dos cines (el Cinema Dome de Hollywood y en el Ziegfeld neoyorquino) y posteriormente en todo el país. Fue un exitazo.
8.- Versiones. La película que se estrenó el 16 de noviembre de 1977 no era la que quería Spielberg. "Hubiera querido menos locura en Roy [el personaje que interpretó Richard Dreyfuss]". Años después, Spielberg acordó con Columbia rodar nuevas tomas: "Fue un pacto con el diablo. Porque a cambio del remontaje y de las nuevas tomas, como la del desierto del Gobi, tuve que recrear el interior de la nave, algo que yo quería que quedara para la imaginación del público". De ahí que exista una tercera versión, la definitiva, en la que Spielberg eliminó esos planos.
Durante Encuentros en la tercera fase, Steven Spielberg tuvo la idea de E.T., el extraterrestre. Por fidelidad, se la contó al estudio Columbia, y allí no la quisieron. Qué poca visión.
Babelia
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