Leonard Cohen, profeta en Montreal
Calles, museos, salas de concierto y universidades homenajean al cantante y escritor en su Montreal natal al año de su fallecimiento. En España, se reeditan dos novelas
Se pueden seguir perfectamente las pistas del proceso creativo de Leonard Cohen en biografías, entrevistas, documentales, poemas, novelas y canciones: los versos de Lorca, los textos sagrados del judaísmo, el budismo, el folk estadounidense y, por supuesto, Montreal, la ciudad que lo vio nacer en 1934 y donde también descansan sus restos. “Todavía tengo esta noción de Montreal como la capital del mundo sentimental”, declaró el artista canadiense a pesar de residir la mayor parte de su vida fuera de Quebec.
Y hoy martes, su ciudad natal, justo cuando se cumple un año de su muerte, recuerda a Cohen con múltiples actividades. Es difícil pensar en una figura cultural con igual o mayor admiración entre anglohablantes, francófonos e inmigrantes en la ciudad. El homenaje tiene lugar en sitios muy apreciados por él o en los que dejó una significativa impronta.
Anoche, el Centre Bell —casa del equipo de hockey Les Canadiens, otro símbolo citadino— fue sede de Tower of Song, un concierto en cuya organización tuvo que ver Adam Cohen, hijo del artista. Fue en este escenario donde Leonard Cohen ofreció su último recital en Montreal. Sting, Elvis Costello, Lana del Rey, Damien Rice y otros famosos músicos entonaron los temas más significativos del repertorio de Cohen. El 30 de noviembre arrancará el primero de cinco conciertos en los que cantantes de Quebec homenajearán cinco discos de Cohen: I’m Your Man, New Skin for the Old Ceremony, Songs from a Room, The Future y Songs of Leonard Cohen.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y su esposa, Sophie Gregoire Trudeau, también participaron en la gala para conmemorar al músico. El líder político compartió un recuerdo del cantante: "En 1988, mi padre acudió a uno de los conciertos de Leonard en el Teatro St-Denis. Y cuando fue entre bastidores para verle, tras la actuación, él solo dijo: ¿'Qué hay que hacer para conseguir una buena reseña en esta ciudad?".
En las paredes de la ciudad
Hay un muro sobre el bulevar Saint-Laurent, arteria y ruta muy apreciada por Cohen, que muestra desde junio un gran retrato del escritor y cantautor hecho por Kevin Ledo. Se ha inaugurado otra obra mural en la calle Crescent, famosa por su vida nocturna, donde aparece el montrealés con sombrero y corbata gracias al talento de Gene Pendon y El Mac. Otros 19 artistas plásticos le rinden homenaje, del 8 al 13 de noviembre, en el centro de arte E. K. Voland de Montreal en la exposición Everybody Knows.
Una de las muestras más esperadas es la que albergará el Museo de Arte Contemporáneo de Montreal, del 9 de noviembre al 9 de abril de 2018, bajo el título Une brèche en toute chose (Una brecha en todo). La muestra va más allá de un proyecto biográfico: el museo pidió a músicos, cineastas y artistas visuales reflexionar y crear a partir del amplio legado de Cohen. Las obras de artistas como la estadounidense Jenny Holzer, la británica Tacita Dean, el alemán Kota Ezawa o el hongkonés George Fok y la música de la belga Mélanie De Biasio, el estadounidense Moby o la francesa Lou Doillon ocuparán seis salas, en un ejercicio que va de lo local a lo universal. John Zeppetelli, director general de este centro, describe a Cohen como “un hombre profundamente montrealés y, a su vez, un icono planetario”. Por su parte, el Ballet Jazz de Montreal está representando el espectáculo Dance Me/Leonard Cohen con canciones del canadiense.
Además, en la Universidad McGill, donde Cohen estudió Literatura en los cincuenta y recibió un doctorado honoris causa en 1992, la escritora Chantal Ringuet impartirá un curso sobre él. “El objetivo es mostrar a los alumnos su obra literaria y musical y situarla en diferentes contextos, por ejemplo, en las letras anglófonas de Montreal de los sesenta y en la Beat Generation. Buscamos identificar las influencias de Cohen y reconocer su herencia”, cuenta Ringuet. “La obra de Cohen”, continúa la experta, “tiene muchos niveles de significación. Por eso ha influido en artistas de distintas disciplinas. Posee una forma muy particular de metaforizar grandes temas ligados a la condición humana y al mundo contemporáneo. Supo abordar preguntas universales bajo distintas tradiciones”. El autor de Dance Me to the End of Love y Bird on the Wire sigue cautivando con su voz cavernosa y elegancia natural.
Y no solo su voz es recordada en Canadá y en numerosos países; también su literatura. En España, la editorial Lumen ha reeditado sus dos únicas novelas, entre los nueve libros que publicó, El juego favorito y Hermosos perdedores, ambos textos con prólogo de Ray Loriga. “Lo que consigue Cohen, lo mismo que Proust, es devolver a cada cosa, a cada instante, el brillo que tuvo en el pasado”, escribe Loriga.
Babelia
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