¿Qué fue de Bojack Horseman?
La melancólica comedia de Netflix es una de las mejores series sobre la soledad y la búsqueda interior
Quien haya llegado a la cuarta temporada de Bojack Horseman, la comedia más triste y melancólica de la televisión actual, ya sabe lo que hay: una de las mejores series (en Quinta Temporada la elegimos en 2016 como la mejor del año, ahí queda eso) del último lustro. Y no hace falta que siga leyendo si no quiere. Esta columna es un intento de animar al resto a que no la deje pasar.
Bojack cuenta la historia de un actor que tuvo un gran éxito televisivo hace décadas y que con el paso de los años fue a menos y vive de las rentas. Un tipo amargado y solitario con debilidad por las drogas y el alcohol, con una historia familiar triste y que añora tiempos mejores aunque no hace mucho por recuperarlos. Sí, es la historia de uno de esos viajes internos de tratar de conocerse a uno mismo, de aceptarse y de abrirse a los demás. Un clásico de la ficción aquí tratado con maestría.
En Bojack, a través de un amplio abanico de personajes carismáticos y varios arcos argumentales, se cuentan sin ánimo de moralizar ni adoctrinar muchas historias relacionadas con la fama mal llevada, la maternidad, el aborto, las enfermedades, las drogas, la asexualidad, el perdón, el rencor o la SOLEDAD (en mayúsculas). Pero que no desespere nadie, también hay gotas de esperanza.
La cuarta temporada se ha mostrado muy original en su manera de contar la historia de Bojack y su familia a través de flashbacks, superposiciones de imágenes y pequeños detalles que han ido sumando hasta un final que podría entenderse como esperanzador. También ha habido sitio para criticar a los políticos, al electorado, a los payasos, a los dentistas, a Hollywood y a toda California entera. Pero que Bojack no se confíe. Él es el típico antihéroe de las grandes series de la última década y nada será fácil en la ya confirmada quinta temporada.
Ah, por cierto, aunque si lo están leyendo por la web ya lo habrán visto, Bojack es un caballo antropomorfo y la serie es de animación. Detalles menores que a nadie debería de importar a la hora de seguir con el corazón en un puño la vida de este actor melancólico y en ocasiones un tanto ruin.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.