‘Narcos’, una droga mejorada
La tercera temporada de la producción de Netflix prescinde de Pablo Escobar y es una nueva serie
Narcos ya no es Narcos. Al menos no la que conocimos en sus dos primeros años. Cuando una serie pierde a su protagonista, deja de ser la misma. Si pierde a una figura tan carismática como Pablo Escobar, por mucho que mantenga el nombre, será otra cosa. No significa mejor ni peor. Solo otra cosa. Y Narcos ahora, aunque sorprenda, es incluso mejor.
Mejor al menos que lo último visto con Escobar, enrocada en una eterna caza del gato y el ratón cuyo final conocíamos, que siempre guardaba un engaño escondido al espectador. "Esta vez lo van a pillar... ¡Uy! Por poco". En esta tercera temporada, centrada en el cartel de Cali y más coral, los giros se vuelven imprevisibles. Parece que todo pueda pasar, quizás por simple desconocimiento del espectador, menos ducho en estos narcotraficantes que en su predecesor.
Por suerte, pese a perder el carisma de Wagner Moura, el reparto sigue teniendo algún as en la manga. Desde el cautivador agente Peña, que por fin se deshace de la voz en off de su insoportable compañero yanqui, hasta el personaje de Alberto Ammann (Celda 211), narcotraficante joven y homosexual que protagoniza los momentos, heredados de Scarface, más impactantes de la temporada. Si bien la corona se la lleva el actor sueco de padres gallegos Matias Varela, que convierte a su cabecilla de cartel en héroe y alma de la nueva etapa, un narcotraficante al que entender. Pero, no os dejéis engañar, Narcos sigue contando también con algunas de las actuaciones menos convincentes, con esa alma de culebrón de José Fernandos.
Lo que sigue siendo Narcos, eso sí, es esa droga con la que no poder parar, esa que mejora del tirón. Una cualidad subrayada ante esta historia autoconclusiva cerrada en 10 capítulos. El guion tan rápido no da tiempo, sin embargo, a entender por qué este cartel de Cali era realmente tan peligroso. Lo dicen mucho, es verdad, pero nunca acaban de mostrarlo en pantalla. Estos protagonistas no acaban de producir verdadero temor.
La cuarta temporada de Narcos será otra serie. Se trasladará a México y no habrá raíces en Colombia. Seguramente no pierda los defectos que le rondan, pero, a estas alturas, seguiremos al agente Peña y su droga donde vaya. Hasta el Chapo y más allá.
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