Salvador del rock
'Villains' es un disco muy serio, tan serio como una buena fiesta
Ser el salvador del rock es un trabajo que corre de mano en mano desde mediados de los ochenta. Ya casi nadie se postula, pero la narrativa dice que aún debe haber, como Papa o Balón de Oro, al menos uno. Ser el salvador del rock es un poco como ser el 10 del Barça después de Messi o James Bond después de Sean Connery: podrás hacerlo bien o mal, pero jamás lograrás el consenso que arropó a tus predecesores. Muchos han muerto en el intento, otros han sido enterrados vivos y la mayoría, desde hace ya casi dos décadas, han sido relevados de la tarea por manifiesta incapacidad. A finales de los noventa el puesto estaba vacante. El último en el cargo, Kurt Cobain, se había destapado como un infiltrado cuya verdadera finalidad era dinamitar el sistema desde dentro. Luego se suicidó. Entonces, de las ruinas de la banda Kyuss surgieron Queens Of The Stone Age. Liderados por un tipo, Josh Homme, que era como el sueño húmedo tanto para viejos roqueros como para directores de revista masculina, tenían todo lo necesario para tumbar de un mamporro a cualquier que llegara con el certificado de función del rock. Josh Homme cargó con el rock a sus espaldas y lo metió en el siglo XXI.
QUEENS OF THE STONE AGE
Disco: Villains.
Sello: Matador/Everlasting.
Puntuación: 8 sobre 10.
Han pasado casi 20 años desde que debutaran con el magistral Rated R, que les colocó en una posición privilegiada para atacar las listas. Exactamente eso hicieron con su siguiente largo, Songs For The Deaf. Desde entonces, Homme ha hecho todo lo que podido, pero, sobre todo, todo lo que ha querido para mantener salvar el rock. Solo le faltaba una cosa: bailar sobre su tumba. Y eso es exactamente lo que hace en esta fabuloso y sorprendente disco. Producido por Mark Ronson, el héroe que supo sacar lo mejor de Amy Winehouse y también el villano que nos colocó a Bruno Mars en el salón de casa, el séptimo largo de QOTSA es la confirmación de que aquello que dijo Norman Mailer de que los hombres duros no bailan es, en este confuso pero emocionante siglo XXI, totalmente falso. Los casi dos metros de Homme se bambolean desde el inicio con la acelerada y autobiográfica Feet Don’t Fail Me. Luego se desboca en el primer single de este Villains, la más que notable The Way You Used To Do, construida alrededor de un riff que, en manos de otro que no fuera Ronson, podría haber terminado confirmando que los trucos a QOTSA se les están acabando, pero que, gracias al inglés, suena fresco y adhesivo. En Domesticated Animals vuelve la versión más conocida y temida de la banda, y lo hace con un tema que es luz y oscuridad, beso y puñetazo, que en vez de moverse en círculos para volver cada pocos compases a su forma inicial, avanza firme hacia algo parecido a la perfección. Algo menos sutil es Fortress, donde el rock sinfónico asoma la cabeza amenazando con clausurar la fiesta. Afortunadamente, el funk de The Evil Has Landed y esa maravilla glam que es Un-reborn again, vuelven a encender las luces de un disco que es algo muy serio. Tan serio como una buena fiesta.
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