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Una familia de aventureros con ‘Espíritu salvaje’

Los Canela-Margarit recorren siete destinos en busca de especies animales en peligro de extinción

La aventura continúa en las noches dominicales de Cuatro. Tras el final de temporada de Planeta Calleja, un nuevo apellido salta a escena, Canela-Margarit, la familia protagonista de Espíritu salvaje. Este nuevo formato, que la cadena produce con la colaboración de Big Bang Media y Noski Producciones, muestra la experiencia vital de esta familia de corazón nómada que ha convertido una de sus pasiones, viajar, en la mejor forma de estar juntos y convivir en circunstancias excepcionales mientras el padre, fotógrafo medioambiental, busca animales en peligro de extinción para conseguir la foto soñada. “Nos dio la sensación de que era mucho más que un programa de televisión, era una nueva forma de ver mundo, de ver el mundo desde los ojos de un niño”, explica Mariano Blanco, director de Producción de Programas de Cuatro.

Las cámaras han querido acompañar a esta familia —padre, madre, una niña de siete años y un niño de 13— en una de sus apasionantes aventuras a lo largo del planeta, una experiencia que queda reflejada en las siete entregas del programa. Los espectadores no solo contemplarán increíbles parajes y asombrosas especies animales, sino que descubrirán cómo se relacionan los protagonistas con la población de los lugares que visitan, su emoción ante cada nuevo hallazgo y también sus pequeñas decepciones.

Espíritu salvaje mostrará cómo conciliar el objetivo del viaje, la búsqueda de especies en vías de extinción, con las rutinas propias de una familia cuyo hogar se traslada durante una temporada a la selva, el desierto o la montaña. Comprar provisiones para varios días en medio de un parque natural, cocinar en singulares circunstancias, instalar su campamento, hacer los deberes o jugar cuando no hay niños ni juguetes en cientos de kilómetros a la redonda formarán parte de la aventura tanto como la propia expedición.

Espíritu salvaje recorre siete destinos.

Namibia. El rinoceronte blanco y el rinoceronte negro son dos de las especies más amenazadas de extinción en el mundo. La familia viajará al desierto de Damaraland y a las sabanas de Etosha, para mostrar la emoción de un niño que espera fotografiar al casi extinto rinoceronte blanco.

España. Las altas montañas de Parque Nacional de Ordesa y el Pirineo catalán es el hábitat del quebrantahuesos, un tipo de buitre. El niño, después de perderse en el monte, entenderá el valor de seguir las normas básicas de la montaña.

Australia. En busca de una de las especies de marsupial más elegantes y también más amenazadas: el wallaby de las rocas de patas amarillas. Tras días viajando, los Canela-Margarit convivirán con una familia de granjeros que viven aislados y cuyos niños se educan a través de Internet. En esta ocasión será Amaia la primera en ver al animal.

India. La familia se traslada hasta las junglas del interior de India buscando al tigre de Bengala. Tener a pocos metros al majestuoso felino es lo más emocionante de este viaje al corazón de la península del Indostán.

Groenlandia. En la tundra del Círculo Polar Ártico, la familia convivirá con los bueyes almizcleros. Un pequeño esguince no será obstáculo para Unai, que buscará las mil y una maneras (canoa incluida) para acompañar a su familia al famoso glaciar Russell.

México. Los espectadores serán testigos de la emoción del bautismo de buceo de Unai. Ver desovar de noche a una tortuga caguama (tortuga gigante en peligro de extinción) en las playas de Tulum será otra de las experiencias que jamás olvidará.

Canadá y Alaska. En las montañas de la Columbia Británica y la costa del Pacífico de Alaska buscarán al oso negro y al oso Grizzly, al que finalmente verán cazando salmones.

Jóvenes pero con mucho mundo

Tienen siete y trece años y, a pesar de su corta edad, cuentan con un amplio bagaje como aventureros: han viajado junto a sus padres por todo el mundo, han visto de cerca desconocidas especies animales, han acampado en pleno desierto y han cenado bajo las estrellas en medio de la sabana. Amaia y Unai, junto a sus padres, Andoni y Meritxell, forman la familia protagonista de Espíritu salvaje.

Para Alberto Carullo, productor del programa, “la singularidad de esta familia consiste en que más allá de la profesión de los padres existen dos hijos con un vínculo pasional y muy comprometidos con la naturaleza”.

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