La apoteosis soñada del rejoneador navarro Roberto Armendáriz
El caballero cortó cuatro orejas tras dos actuaciones vibrantes y bien rematadas
En el espectáculo de rejoneo sanferminero ocurrieron dos sucesos curiosos: el primero, que Roberto Armendáriz protagonizó una tarde redonda, una de esas que sueña cualquiera que se enfrenta a un toro en el ruedo; y el segundo es que Hermoso de Mendoza salió de la plaza por su propio pie.
Nadie esperaba el apoteósico triunfo de Armendáriz pues torea poco y ha dedicado gran parte de los últimos meses a recuperarse de un accidente de tráfico que sufrió a finales de marzo. Pero, lo que son las cosas, le tocaron en suerte dos toros de encastada nobleza, y apoyado en una buena cuadra de caballos, acertó con los rejones de castigo, quebró muy bien en banderillas en su primero, -especialmente, montando a Ranchero, un animal valiente que retó al toro en los medios, muy cerca de los pitones-, y mató de un rejonazo algo trasero que fue suficiente.
Otro buen toro fue el sexto, y el rejoneador navarro, henchido de amor propio, clavó con facilidad entre el cariño de sus paisanos y, sobre todo, estuvo muy acertado con el rejón de muerte, en todo lo alto, sin probatura alguna, y de efecto fulminante.
El Capea/Hermoso, Hernández, Armendáriz
Toros despuntados para rejoneo de El Capea, bien presentados y de buen juego; sosos los dos primeros, y encastados, codiciosos y nobles los cuatro restantes.
Hermoso de Mendoza: pinchazo y dos bajonazos (ovación); dos pinchazos y rejón trasero (ovación).
Leonardo Hernández: pinchazo y rejón en lo alto (oreja); rejonazo _aviso_ y un descabello (oreja). Salió a hombros por la puerta grande.
Roberto Armendáriz: rejón trasero (dos orejas); rejón fulminante (dos orejas). Salió a hombros por la puerta grande.
Plaza de Pamplona. Espectáculo de rejoneo. 6 de julio. Lleno. A la muerte del primer toro se lanzaron al ruedo dos activistas antitaurinos que fueron desalojados con rapidez.
Fue la tarde soñada, pero no perfecta. No puede serlo porque a Armendáriz le falta rodaje, confianza y suficiencia en el toreo a caballo. Ha toreado poco y se le nota mucho. Su falta de recursos la suple con ilusión y valentía, no exenta de cierto grado de temeridad, pero fue un triunfo trabajado y con la suerte como aliada. Se le nota acelerado, no le sobran ideas en la cara del toro, clava despegado, galopa en exceso y a toda su labor le faltó limpieza y serenidad. A pesar de todo, su éxito fue legítimo y ojalá le sirva para relanzar su carrera.
La otra noticia la protagonizó Hermoso de Mendoza, que falló con estrépito con el rejón de muerte en sus dos toros y salió a pie de la plaza en contra de su inveterada costumbre de hacerlo en loor de multitud. Demostró su suficiencia ante el agotado y amuermado primero, con el que jugó sin emocionar a sus paisanos, y se lució ante el cuarto a lomos de Disparate con sus famosas ‘hermosinas’. Volvió a fallar en la suerte final y todo quedó en una nueva demostración de mutuo cariño entre el caballero y su público.
Y al triunfador Armendáriz lo acompañó Leonardo Hernández, un torbellino a caballo, que cortó una oreja de su primero gracias a la vistosidad de su cuadra y no por su toreo imposible ante un toro cansado. Mejor ante el quinto, manso y encastado, que le permitió dar rienda suelta a su juvenil entrega. Falló en un par de banderillas dos manos, pero acertó en su posterior rectificación, y, aunque escuchó un aviso, paseó otra oreja porque supo conectar con los tendidos.
En fin, entretenida tarde de rejoneo, pero no de emocionante toreo a caballo. El público es jaranero, y le basta con que el toro de turno se derrumbe con rapidez, al margen de otras exigencias. Los rejoneadores lo saben y se esmeran más en el espectáculo de sus caballos que en la realización clásica de las suertes. Algún día caerán en su error…
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.