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El cómic Marvel ideal para el Orgullo que escribió el guionista de Wonder Woman

'Jóvenes vengadores' de Allan Heinberg es un tebeo puramente superheroico lleno de continuidad, pero con un mensaje moderno

Eneko Ruiz Jiménez

Los cómics de superhéroes son sobre forasteros y personas que no son aceptadas o que piensan que no pertenecen y que hacen todos los sacrificios posibles para ser bienvenidos en un mundo que les rechazó. Incluso Superman está constantemente probando que es digno para ser adoptado como humano. Como adolescente gay que creció en Oklahoma en 1970, me identificaba con esa lucha y todavía ahora la encuentro emocionante". Quien habla es Allan Heinberg, guionista televisivo que gracias a su pasión por el cómic no solo ha sido el responsable del guion de la película de Wonder Woman (que bate récords en el cine), sino que también logró romper un techo de cristal en los tebeos Marvel, al sacar del armario a dos jóvenes vengadores llamados a ser el futuro del universo.

Cuando en 2005, Marvel presentó la serie Jóvenes Vengadores, las críticas no tardaron en llegar. La editorial no estaba habituada a hacer versiones juveniles de sus héroes, así que este proyecto parecía un intento de copiar los Titanes de DC con un Thor, Capitán América o Hulk adolescentes. A los mandos estaba, además, un escritor poco entrenado en las viñetas, conocido por episodios de Sexo en Nueva York, Anatomía de Grey y The OC. Sin embargo, aunque parezca increíble, quizás ese ingrediente era el que necesitaba el cómic para brillar y diferenciarse de otros.

Jóvenes Vengadores, dibujada por un redescubierto Jim Cheung en horas altas, era un cómic sobre relaciones, sobre un grupo de adolescentes marginados que se reúne para crear una familia, pero además tocaba el corazón de los amantes de la continuidad, ninguneados en la Marvel moderna. Tenía para el lector veterano y el moderno, y una estructura de serie de televisión, con sus cliffhanger y su culebrón.

El veterano descubría, mientras pasaban los números, que muchos de sus miembros tenían relación con los héroes primigenios. Cassie Lang era la hija del fallecido Hombre Hormiga; [OJO, Spoilers] Iron Lad era en realidad un juvenil Kang (enemigo y viajero del tiempo favorito de Los Vengadores); Hulkling era hijo del Capitán Marvel; Patriota, nieto del Capitán América Negro y Wiccan, uno de los gemelos creados por Mefisto para la Bruja Escarlata y Visión. [Fin de Spoiler]

Sí, todo sonaba puramente superheroico. Las referencias de las sagas favoritas de Heinberg en la cabecera madre se hacían notar (La Madonna celestial, La guerra Kree-Skrull...), pero, en su interior, narraba situaciones a los que ningún cómic de Los Vengadores se había tenido que enfrentar hasta ese momento. Patriota era un adicto y Hulkling y Wiccan tenían una de las relaciones de amor más tiernas y profundas del universo Marvel. "Son abiertos sobre su sexualidad, pero no están definidos por ella. Cualquier superhéroe definido por su sexualidad no creará un personaje multidimensional. Ni siquiera un ser humano", explicaba Heinberg, que se había esforzado por introducir este elemento de la manera menos llamativa posible: "Simplemente hablo de lo que sé. No soy seguidor de los sermones moralistas que suelen acompañar a estos mensajes y, por eso, no quería narrar un cómic rompedor. Solo uno muy divertido". Era un cómic para toda la familia, no como The Authority y su relación homosexual para mayores de 18 años.

Porque, en realidad, tanto en Marvel como en los universos superheroicos ya había habido otras relaciones homosexualidad, pero esta, aun estando más en la primera línea que cualquier otra, ni se promocionó ni se subrayó. Pasaba, y punto. No tenía miedo de mostrar imágenes románticas y besos en las viñetas, como décadas antes habían evitado con Estrella del Norte de Alpha Flight (El primer héroe Marvel en salir del armario). Lo que recibió quejas de iracundos seguidores, pero, seguramente muchas más cartas de agradecimiento. Detrás de ellos llegaron mucho más en las principales editoriales: Hércules, Aqualad, Angela, el Hombre de hielo, América Chávez, el linterna verde Alan Scott, Dragón Lunar y, la más importante, Batwoman. Allan Heinberg, además, acabó guionizando Wonder Woman, tanto en las páginas como en la pantalla, que, si nos guiamos por las palabras de varios de sus guionistas (como Brian Azzarello), es claramente bisexual, si bien nunca lo acaban de trasladar en las viñetas.

Heinberg tardó mucho tiempo en acabar su cómic, por culpa precisamente de sus requerimientos televisivos, pero su historia se cerró y los personajes quedaron forjados para siempre en la huella del universo Marvel. Hoy su Ojo de Halcón femenina (Kate Burton) es uno de las más frescas y divertidas superheroínas, y Wiccan y Hulking mantienen esa relación que une magia, extraterrestres cambiaformas, entidades milenarias y algo de drama en cada interacción. Hoy, eso sí, ya son vengadores con todas las de la ley.

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Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.

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