Videojuegos

Algunos datos: el videojuego facturó en España, en 2015, 1.083 millones de euros, el doble que la facturación de la industria del cine, según los datos del Anuario de la Industria del Videojuego 2015. En España hay más de 15 millones de videojugadores, de los cuales un 53% son hombres y un 47% mujeres. En 2016 la recaudación mundial fue de 91.000 millones de dólares.

Quizá esa irresistible ascensión explique en parte la cada vez mayor banalización de los productos de Hollywood y, desde luego, es esencial para comprender series como Into the Badlands (AMC). “Situada en un futuro muy lejano”, señala la sinopsis ofrecida por la productora, “la serie tiene como punto de partida una sucesión de catástrofes provocadas por el hombre que ha causado billones de pérdidas y el colapso de las naciones. Los supervivientes volvieron al campo para cultivarlo y la subsistencia se convirtió en lo único que importaba. El mundo entró en una profunda crisis de la que no se ha recuperado. Debido a esto, ha emergido una sociedad feudal en lo que antes era el medio oeste americano, donde el más fuerte y el más violento accede a la riqueza y al poder”. Advirtamos que las catástrofes provocadas por el hombre no se refieren específicamente ni a Donald Trump ni a Mariano Rajoy, aunque pudiera parecerlo. En lo referente a la crisis y en lo de que el más fuerte accede a la riqueza y al poder sólo hay que contemplar los telediarios para comprobar su vigencia.

Into the Badlands es un canto orgiástico a las artes marciales y a los efectos especiales. El guion es un elemental andamiaje para justificar la sucesión de batallas y peleas. De su protagonista, Sunny, sabemos dos cosas: que cometió su primer asesinato a los 9 años y que hasta la fecha ha matado a más de 400 personas. Si le gustan los videojuegos, le encantará.