Versos para multitudes
Una nueva generación de lectores de poesía impulsa el salto de grandes grupos editoriales a la escena independiente mediante nuevos sellos
En su Canto a mí mismo Walt Whitman proclamaba para explicar sus contradicciones aquel “contengo multitudes”. Pues, por remoto que pudiera parecer hace una década, este verso del autor de Hojas de hierba ahora sirve para describir el improbable auge de la poesía en España. Quizá también sus contradicciones.
La proliferación de recitales y jam sessions en distintas ciudades, la afluencia de público a estos eventos, las reediciones de poemarios escritos en los últimos años —que alcanzan ventas de más de 10.000 ejemplares—, y la legión de seguidores en las redes sociales confirman el potente tirón de la poesía. Hasta hace poco más de un año y medio este boom poético se apoyaba en una docena de sellos editoriales independientes (Ya lo dijo Casimiro Parker, Origami, Arrebato, Noviembre Poesía, entre otros). Pero los grandes grupos no han querido quedarse atrás como prueban los sellos de Planeta EspasaEsPoesía y Verso & Cuento de Aguilar.
“La revolución es de lectores. Hace 10 años si vendías 300 libros te emborrachabas con el editor. Hoy, 4.000 ejemplares no son nada”, apunta el poeta y novelista Carlos Salem, una de las voces que más ha despuntado en los últimos años, cuyo título de 2014 #Follamantes ya lleva 15 ediciones. Y Salem explica lo ocurrido citando a otra de las protagonistas del furor poético, Irene X: “Como ella dice la poesía es el nuevo rock & roll”.
Molinos que soplan al Día Mundial de la Poesía
El pueblo manchego de Consuegra se convertirá hoy 21 de marzo en epicentro de los nuevos aires poéticos que soplan en España con motivo de la celebración del Día Mundial de la Poesía. Instaurada la efeméride por la UNESCO en el 2000, el año pasado con motivo de la celebración del IV centenario de la muerte de Cervantes, el municipio toledano se sumó a las celebraciones poéticas. Hoy repite y en su cerro Calderico donde se alzan 12 molinos de viento y un castillo medieval, recitarán 18 poetas invitados (Irene G Punto, Escandar Algeet, Loreto Sesma, Irene X, Diego Ojeda, Marcus Versus, y Victoria Ash, entre otros) desde el mediodía hasta las tres de la tarde, luego se abrirá el turno a los aficionados que se animen. Potentes altavoces dispersarán los versos por toda la zona y las aspas quedarán cubiertas con poemas impresos en papel. Los molinos se pondrán a funcionar. Y los niños del municipio arrancarán la celebración por la mañana juntando papeles hasta construir entre todos la frase “Consuegra es poesía”.
Puede que la revolución propiamente rítmica no acabe de estar clara, pero de lo que no hay duda es de que arrastra a un público joven, multitudinario y apasionado, que reivindica la etiqueta poética. Y sus ídolos en muchos casos (los cantautores Diego Ojeda, Marwan, Luis Ramiro; los raperos Rayden o Nach) proceden del mundo de la música. El veterano editor de poesía Chus Visor, que lanzó su sello en el año 1969 con un poemario de Rimbaud, recuerda que en su catálogo están desde Leonard Cohen, hasta Dylan, pasando por su autor superventas Joaquín Sabina. “En esta nueva corriente hay de todo como en todas partes”, señala. “Todo lo que sea que se lea más poesía estoy a favor, y esto puede ser una buena semilla”. El poeta y profesor de poesía en la Universidad de Iowa, Luis Muñoz, piensa que aún es pronto para valorar si este boom acabará por fidelizar al público y advierte: "El hecho de que se vendan bien o mal los libros, como argumento literario no tiene importancia. Hay novelas que se venden muy bien y no por eso merecen otra consideración que la de un mero producto. De la misma manera hay novelas que se venden muy bien y trascienden poderosamente lo comercial". La clave, apunta, está en valorar libro a libro, y poema por poema. "Todo tipo de poesía es posible, desde la más popular a la más hermética. La cuestión es cómo se realiza. A toda debemos exigirle el mismo nivel de dominio formal, capacidad exploradora, urgencia, rigor e inteligencia verbal".
Fue a través de la música como Mónica Adán, editora del sello de Aguilar Verso&Cuento, llegó a los nuevos versos. “Las pequeñas editoriales han sido las precursoras y tienen un gran mérito. Ahora, cuando un gran grupo apuesta queda claro que este es un nicho que está en alza”, explica. Con un año y medio de vida y un claro enfoque en textos cortos, llevan media docena de poemarios publicados. La media de sus tiradas es de 6.000 ejemplares, y los precios rondan los 13 euros. “Por primera vez la poesía vende”, afirma Adán. “Esta corriente ha logrado lo que no han conseguido decenas de planes de lectura: apasionar a los jóvenes, unir a padres e hijos en torno a la poesía”. La importancia de los recitales en la nueva corriente, es una de las características que Adán destaca (“esta poesía trasciende los libros, el público quiere textos que salgan fuera de las páginas”) y que ha impulsado el primer audiolibro en su sello.
Las charlas y los recitales son junto a los canales de Internet, dos claves fundamentales para entender el boom según Belén Bermejo, editora de EspasaEsPoesía. “Lectores y poetas han cambiado, pero las redes han ayudado a los autores de siempre y los de ahora”, apunta. “Aunque estamos empezando a distribuir algunos títulos en México y Argentina, este es un fenómeno español, las cifras dejan alucinados a otros editores europeos”. Bermejo aplaude el trabajo de las librerías y de las pequeñas editoriales: “Que un poeta publique con un gran grupo no significa que abandone a otros sellos más pequeños. Hay espacio para todos”.
Víctor Fernández, editor de Frida, defiende el trabajo y el mimo de los independientes. “Ahora llegan grandes grupos como ocurrió con el llamado chick-lit o la novela negra. Y también las voces críticas que dicen que esto es una moda. Para nosotros la poesía es un modo”.
La micropoeta Ajo publicó su primer libro en 2004 con Luz Roja, y vendida la primera tirada en la segunda edición pusieron una faja que rezaba “100 copias vendidas”. Sus siguientes títulos en Arrebato llevan decenas de miles vendidos (“mis libritos se venden como rosquillas”) y su último libro lo sacó con Espasa. “La gente antes oía poesía y salía corriendo. Ahora hay un auge de una poesía directa y hablada. No son malas noticias. Todo el mundo tiene derecho a hacer lo que quiera, luego llega la criba”. Y ahí quizá pueden ayudar aquellos versos de 'Poesía' de Marianne Moore: “A mí también me disgusta. / Al leerla, sin embargo, con absoluto desdén, uno descubre en / ella, después de todo, un lugar para lo genuino”.
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