_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘I Wanna Be Your Dog’: la sumisión llegó al rock con The Stooges

El primer himno de la banda de Iggy Pop pasó desapercibido hasta que el punk lo reivindicó

I Wanna Be Your Dog se publicó como single en octubre de 1969. Formaba parte de The Stooges, álbum aparecido dos meses antes, la misma semana que se celebraba Woodstock. Fue la enloquecida aportación del cuarteto de Ann Arbor al fin del sueño hippie, un tema surgido durante un ensayo, en 1967 cuando aún eran Psychedelic Stooges. Iggy Pop escuchó a Ron Asheton tocar un riff y le dijo: “Seguro que sacamos algo de eso”. Estaba destinada a ser el primer himno de los Stooges

Un año después, el periodista y cazatalentos Danny Fields se convierte en su mánager. No tardará mucho en declararlos incontrolables, pero antes consigue contrato con Elektra y a John Cale, ansioso por debutar como productor, para que ejerza como tal. Una vez en el estudio, Cale les obliga a bajar el volumen. Pero la energía embrutecida persiste. El riff de Asheton, una mezcla de The Who, los Stones más primitivos y los primeros Pink Floyd, sigue inamovible. Mientras escucha las bases rítmicas, Iggy toca al piano la misma nota una y otra vez. Quiere que la canción se parezca a I’m Waiting For The Man, de Velvet Underground, y lo hace ante Cale, el músico que tocó el piano en dicho tema. Por su parte, éste no deja de intentar suavizar a la banda, así que la grabación, tal y como recordaría Pop tiempo después, resultó traumática.

La letra de I Wanna Be Your Dog parte del lenguaje coloquial de los componentes de Stooges. Si una chica le gustaba a alguno de ellos, entonces decían que querían ser su perro. En este caso hubo una musa concreta, Wendy Weissberg, primera esposa de Iggy, cuyo matrimonio duró únicamente unas semanas. El propio Iggy ha contado que la idea le vino a la cabeza el día que se compró un collar de perro para lucir en las actuaciones. Era la época en la que estaba obsesionado con la egiptología y consumía LSD con avidez. De ahí la frase lose my head on the burning sand (perder la cabeza en la arena ardiente). Y de ahí también los cascabeles que suenan en la canción, y que se inspiran en los que se escuchan al inicio del tema Upper & Lower Egypt, de Pharoah Sanders.

Como sencillo, I Wanna Be Your Dog pasó desapercibido, lo mismo que el álbum del cual se extrajo la canción. Los años venideros, y sobre todo, la llegada del punk, la reivindicarían como un clásico. Un pedazo de rock masoquista y maniaco registrado por la banda antes de que el mito de Iggy la devorara. Fue Nico, novia entonces del cantante (a la que Cale recuerda haciendo ganchillo durante la grabación), quien le empujó a sacar “su veneno” en escena. En 1982, Parálisis Permanente adaptaron la canción al castellano. Ana Curra define así su elección: “Era una identificación con nuestras fantasías sexuales, la exploración de los roles dados, una cesión y una rendición al conflicto que plantean la dominación y la sumisión.”

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_