El guion adaptado: de la hoja de libro al fotograma
Rafael Cobos describe la labor que realizó en 'El hombre de las mil caras' para llevar la historia de la extraña pareja Paesa-Roldán a la pantalla
Rafael Cobos lleva toda la vida profesional junto a Alberto Rodríguez. Como pareja de escritores han logrado cinco candidaturas a los Goya, y ganaron el cabezón por La isla mínima. Esta noche han entrado en una categoría nueva, la de guion adaptado, por su traslación a la pantalla del libro Paesa: el espía de las mil caras, de Manuel Cerdán, un volumen más periodístico y de datos que literario, que ellos han usado como guía para construir la relación entre Francisco Paesa, uno de los españoles más enigmáticos, y el director de la Guardia Civil Luis Roldán en la huida que puso en jaque al Gobierno español.Una historia cuyos protagonistas quisieran que fuera de alto vuelos y que en realidad huele a chamusquina y suena a cutre, a mentira sobre mentira, y a vidas cimentadas en la ficción. Todo eso está contado, muy bien contado, en El hombre de las mil caras
Mientras remata los guiones de la serie La peste, el sevillano Cobos para contar cómo ha sido proceso y dar a luz a su labor de desbrozamiento para transformar un relato periodístico en un filme palpitante. "Lo primero fue descubrir cuál era nuestra historia, qué queríamos contar. Del libro intentamos sacar el corazón de nuestro guion. Y después lo abandonamos. Recurrimos a él alguna vez para encontrar datos". Rodríguez y Cobos investigaron mucho: "Siempre lo hacemos, pero en este caso fue aún más necesario, porque la vida de Paesa se mueve en zonas nubladas. Es curioso que en este camino nos hemos encontrado con gente implicada en el caso que a posteriori nos han dicho que acertamos". El guion de Cobos y Rodríguez no era el primero escrito sobre la extraña pareja. "Leí el que había escrito Enrique Urbizu. Era muy interesante, aunque otra historia"
Los cineastas veron muchos videos de Paesa, le escucharon en esas grabaciones, pero no se aferraron a la verdad. "Nos llamó la atención su forma ibérica de expresarse. Sin embargo, bsucamos un Paesa más introspetivo y concentrado, más complejo. Y Eduard hace un gran trabajazo de corriente interna. Con Paesa no hablamos, y no sabíamos si estaba vivo o no... hasta que apareció en la revista Vanity Fair el día en que nosotros presentábamos la película en el Festival de San Sebastián".
Es la primera vez que los dos guiones adaptan un trabajo precedente. "Lo que no ha cambiado mucho nuestro trabajo, porque el libro estaba alejado de nuestra historia. Sí arrojaba cierta luz sobre los acontecimientos, pero no trama. Pensábamos que iba a ser un trabajo más sencillo, al final fue igual que el resto". Y echa a reír.
Con El hombre de las mil caras empezaron en 2012, antes incluso que con La isla mínima. "Paramos porque se nos fue de madre, para una película demasiado cara. Rodamos La isla mínima, volvimos a escribirlo y se volvió a ir de madre, porque escribí algo demasiado grande que contaba incluso los años de Paesa en Guinea Ecuatorial. "Al final nos quedamos con su relación con Roldán". Tras nueve versiones, lograron el libreto definitivo. "No hubo cambios radicales, sino que se fue decantando, cribando y limpiando. Cambiaron de orden algunas secuencias y ya está".
¿Cómo trabajan el día a día? "Alberto dice que yo soy el lápiz y él la goma de borrar. Es un trabajo de edición bastante interesante. Yo me retiro, escribo, nos juntamos, edita y vuelvo a retirarme". Acabado el guion, aún hay cambios en los ensayos, a los que Cobo asiste. "Al rodaje no suelo ir". Al montaje vuelve a acudir, y en El hombre de las mil caras hubo además un cambio significativo en ese proceso, "que varió toda la estructura del primer acto".
Cobos ha trabajado con otros directores. "Ha sido distinto, desde luego. Yo soy... la palabra no es perezoso, pero tiene que ver con la pereza porque no me gusta hacerlo todo, sino que prefiero escribir menos aunque de forma más cuidada. He dicho muchas veces que no, espero no arrepentirme". Y seguirá en Sevilla, como todo el equipo de Alberto Rodríguez. "Esta es nuestra pequeña Galia. Somos unos desconocidos y vivimos alejados de todo". Y de cuando en cuando, estrenan y ganan premios.