Pamplona negra: las claves de un festival diferente
Recorremos lo mejor de la cita navarra, una apuesta que en tres años se ha hecho imprescindible por su fuerza y originalidad
"No, si la idea me parece buena... Pero es que nunca he hecho nada parecido." Esta ha sido la respuesta que más de uno de los invitados a Pamplona Negra le dieron en su momento al director artístico Carlos Bassas cuando les contó su propuesta. Realizar la página de un cómic en directo, efectuar una selección de jurado explicando los recovecos legales que supone, desgranar un caso judicial paso por paso… Y a pesar de las dudas iniciales y los nervios, cada uno de las descabellados planes que les hizo llegar fueron un éxito tanto en ejecución como en público.
Tras mucho reflexionar acerca de qué es lo que hace tan distinto a este festival creo que la respuesta es esa: el desprenderse del miedo a arriesgar sumado a una creatividad a raudales. La fórmula mágica de Pamplona Negra está en tratar de evitar por todos los medios la imitación y arriesgar con propuestas novedosas y diferentes.
El mal y la ciencia
Una de las mesas que más curiosidad suscitó fue la denominada con el sencillo y breve título de El mal. En ella, a los escritores Reyes Calderón, Rafa Melero (también policía) y María José Moreno (también psiquiatra), se sumó el experto en Demonología Ricardo Piñero. Uno por uno aportaron su punto de vista a la hora de afrontar el mal en sus vidas, fuese desde el ámbito profesional que les sitúa cara a cara con la maldad o desde el ámbito literario que les concede una serie de licencias para tratar de atrapar al lector. Uno de los debates más interesantes se abrió al abordar un tema que está de plena actualidad: si el mal puede tener un origen físico debido a algún tipo de malformación de los sujetos que les condicione por nacimiento.
A continuación, José Miguel Mulet realizó un repaso por la historia de la ciencia forense, una ciencia que en sus orígenes no dejaba de ser una serie de supersticiones e intuiciones que desembocaron paso a paso en lo que es actualmente: una disciplina que ha bebido (y mucho) de la literatura, haciendo que diferentes descubrimientos en diversas áreas acaben confluyendo en la ciencia moderna que es hoy en día.
Algo que no podía faltar, y ya tardaba en hacer acto de presencia en Pamplona Negra, era una charla en vasco con algunos de los autores que más número de lectores tienen en esta lengua. Para ello nos fuimos a la librería Elkar con Jon Alonso, Jon Arretxe, Eneko Aizpurua y Aingeru Epaltza. Un magnífico escenario para una charla distendida con estos escritores afincados en Iruña.
Meursault y Anna Karenina, a escena
De allí regresamos a Baluarte para escuchar al Premio Nadal 2016 Víctor del Árbol. Por motivos de agenda tuvo que cancelar su asistencia el pasado año, pero este no faltó a la cita. Allí nos habló de algunos de los grandes personajes de la historia de la literatura, como Meursault, Anna Karenina o Madame Bobary, personajes que han eclipsado la personalidad de quien los creó y han perdurado en el tiempo debido a la magnífica construcción que sus creadores hicieron de ellos. Ese es el objetivo de del Árbol con sus novelas: crear protagonistas que perduren en el tiempo y en el espacio.
Uno de los platos más fuertes llegó a continuación: la explicación por parte de Jerónimo Gómez Villora de la selección y las funciones de un jurado popular. El arranque fue preciso y técnico, resumiendo en unas pocas frases dónde se coloca cada cual en las distintas partes de la sala. Una vez hecha la introducción, nos resumió el caso escogido para escenificar toda la exposición y las principales características que debe tener un candidato ideal: ser ciudadano español, mayor de edad, saber leer y escribir, no sobrepasar los 65 años. Cuestionó y puso en tela de juicio muchos de estos requisitos, que son los estipulados para constituir al jurado de 9 miembros más los 2 suplentes. Como broche final, una teatralización con dos voluntarios del público acerca de qué tipo de cuestiones suelen preguntarse en el proceso de selección.
Si a lo largo de todas estas actividades el público era variado en edad, se llegó al punto álgido con las actividades que atrajeron al público más joven: Escape Room, un taller sobre un tipo de ciberacoso llamado grooming y una exhibición canina.
El Detention Club
Tras la experiencia culinaria del año pasado, las expectativas de este año estaban muy altas. Sobre todo por la ambientación: la recreación de una cena que se celebró en Bruma Negra diseñada por Manuel Vázquez Montalbán hace 25 años. El menú vino elaborado de la mano de Xabier Gutiérrez (director del Departamento de innovación de Arzak) y Enrique Martínez. Y como postre, Juan Mari Barasorda y Carlos Bassas nos invitaron a efectuar el juramento oficial del Detection Club, un grupo de autores de la Golden Age que también se juntaban para compartir excentricidades como hacemos hoy en día los locos de lo negro-criminal. El cierre literario lo puso la ganadora del Premio Planeta Dolores Redondo en una charla que dirigida por Jesús Lens, director del festival Granada Noir, trató de desentrañar los misterios de su última novela ambientada en la Ribeira Sacra gallega.
A todo esto hay que sumar el taller de escritura que ha impartido el escritor Carlos Zanón, la representación teatral El hogar del monstruo de la mano de la compañía Los hijos de Mary Shelley, cine de miércoles a viernes con las proyecciones de Retorno al pasado (Jacques Tourneur, 1947), Castillo de arena (Yoshitaro Nomura, 1974) y Vientos de la Habana (Félix Viscarret, 2016) y un concierto final a cargo de Ensemble Contrastes con interpretación de bandas sonoras de grandes películas de género.
Si la calidad de contenidos es el sello de la casa, no quiero dejar de citar el valor humano del festival. Carlos Bassas recogía personalmente a todos y cada uno de los invitados, les acompañaba a los actos, a las firmas, al hotel, a las entrevistas en la radio. En algunos momentos, dudamos de si poseía el don de la ubicuidad.
El cierre final de todo el festival, como ya viene siendo tradición, consiste en una cena ofrecida a los participantes de las charlas y las mesas elaborada por los propios autores navarros: Carlos Erice, Aitor Iragi, Fátima Frutos, Carlos Ollo, Idoia Saralegi, Susana Rodríguez, Maribel Medina, Jon Arretxe, Manolo Catena, Miguel Izu y Estela Chocarro aportaron cada uno de ellos uno de los platos que degustamos en dicha cena. Vértigo da sumar la cantidad de elaboraciones que allí se sirvieron.
Como ven, todo un compendio de actividades relacionadas con el género negro para tratar de atraer a lectores y no lectores. Un festival con carácter didáctico, con intención de entretener y de enseñar, de abordar el crimen desde muy diversos ámbitos para que los habitantes de Pamplona se levanten del sofá con temperaturas bajo cero en las calles y se conviertan en participantes de uno de los festivales más innovadores del panorama nacional.
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