‘El gran reto musical’ o el ‘Furor’ de los lunes
El principal error del nuevo programa de La 1 es el día en el que se ha programado, un día en el que el espectador solía encontrar ficción
¿Se acuerdan de Furor, aquel concurso que presentaba Alonso Caparrós en el que dos equipos de famosos, mujeres a un lado, hombres a otro, se enfrentaban a diferentes pruebas en las que tenían que cantar y ganaban minipuntos y puntos y había "popurrí, popurrí" para los perdedores? Pues quiten a Alonso Caparrós (más que nada porque ahora está encerrado en la casa de Guadalix) y pongan a Eva González, quiten los minipuntos y los "popurrí, popurrí", mezclen los dos equipos y cambien el reto de cantar por adivinar el cantante y tendrán El gran reto musical, el nuevo programa de entretenimiento que La 1 estrenó este lunes.
Dejando a un lado el parecido más que razonable, ambos son formatos entretenidos, amables, perfectos para una noche tonta en la que no hay nada más que ver y puedes pillar a la competencia desprevenida. Pongamos el caso de los fines de semana o el verano. Pero no para un lunes. Probablemente el principal error de El gran reto musical es su programación en el primer día de la semana, un día en el que el espectador de La 1 solía encontrar ficción y donde ahora se encuentra a un grupo de famosos tratando de darlo todo (o de hacer el ridículo lo menos posible) para ganar y ahorrarse tener que bailar al final el hit viral Pen Pinapple Apple Pen. El cambio es sustancial.
Sin embargo, lo que sí hace bien El gran reto musical es dar la oportunidad a Eva González de mostrar una cara más espontánea y menos encorsetada que la que enseña como conductora de MasterChef, donde casi nunca se puede salir del papel. Aquí puede bromear con los invitados, reconocer que toda la vida ha dicho mal la letra de una canción o bailar entre pruebas.
En cuanto al desarrollo, una sucesión de pruebas va decidiendo el reparto de puntos. En unas ocasiones, los concursantes tienen que averiguar quién canta escuchando la canción relantizada, otras veces son unos niños los que describen la letra del tema en cuestión y otras, es un japonés con traje flamenco (¿?) el que versiona la canción de turno. Todo bastante lamentable. Pero de eso se trata, de hacer el ridículo y entretener al espectador. Con unos lo conseguirán. Otros seguirán pensando por qué un programa para los sábados o para el verano se emite en los tristes lunes de invierno.
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