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TEATRO

La Joven Compañía se lanza a la aventura de ‘La isla del tesoro’

El octavo montaje de este grupo teatral lleva a escena el clásico de Stevenson, en una versión de poderosa carga femenina

Rocío García
Ensayo de la obra 'La Isla del Tesoro' por La Joven Compañía de Teatro en el Cuartel del Conde Duque.
Ensayo de la obra 'La Isla del Tesoro' por La Joven Compañía de Teatro en el Cuartel del Conde Duque.Bernardo Pérez

Barcos veleros, piratas, mapas del tesoro. La aventura se vive con pasión en el escenario del teatro Conde Duque, como si de una gran isla poblada de misterios se tratara. Tras el proyecto Homero, con la adaptación de la Odisea y la Iliada, La Joven Compañía busca un nuevo reto con la obra cumbre de Robert Louis Stevenson (1850-1894), retrato de la codicia y la ambición humana pero también de la fragilidad y la amistad. La isla del tesoro, con versión de José Luis Collado y dirigida por José Luis Arellano, es el octavo montaje de este proyecto teatral y educativo, nacido en 2012, y que cuenta con la participación de una treintena de jóvenes de entre 18 y 26 años. La obra de Stevenson, del siglo XIX, adaptada por la autora británica Bryone Lavery, se representará en el  Conde Duque de Madrid del 24 de enero al 25 de febrero, con las entradas para las sesiones matinales ya agotadas.

Al grito de “las chicas también necesitan aventuras”, el protagonista de La isla del tesoro, Jin Hawkins, es aquí una niña cansada del papel que le quiere asignar la historia que se rebela, convirtiéndose en la capitana de uno de los bandos que persigue el oro y las alhajas escondidas. La actriz María Romero se pone así al frente de la búsqueda del ansiado mapa del tesoro, en medio de los más insólitos peligros. Transgresora y radical, esta versión ayudará a entender la historia a través de las emociones de una chica. Collado resalta el acierto de Bryone Lavery (1947), poeta y escritora, de este cambio de sexo en el protagonista, además de introducir muchos personajes femeninos, incluidas piratas, ausentes en el original de Stevenson. “Esta versión tiene que ver con la idea de acercar esta novela del XIX a un público de ahora, haciendo un texto mucho más cercano no solo por la presencia de más mujeres, sino también por el humor que introduce”, explica José Luis Collado. No es, sin embargo, una versión fácil o banal, ya que los grandes temas que se abordan en la novela, como la ambición, el poder del dinero o el crecimiento personal de la niñez a la adolescencia se mantienen. Son 13 actores sobre el escenario que representan a 16 personajes, con una puesta en escena simbólica y poco grandilocuente, que hace de este espectáculo algo muy esencial, jugando a que el espectador se cree su propio universo en la cabeza.

Esta es una función de alma, advierte José Luis Arellano al comienzo de un ensayo en el Conde Duque. “Disfrutad chicos, concentraos y jugad”, añade este director apasionado por los grandes títulos de la literatura universal —ahí están algunos de los anteriores montajes, además de la Odisea y la Iliada, Fuentevejuna o El señor de las moscas—, aquellos que escarban en la naturaleza humana. “Al final, La isla del tesoro lo que cuenta es el nacimiento de un continente como es Europa que se construye en torno a la búsqueda de dinero y la avaricia, además de explorar en el crecimiento de las personas, algo que interesa mucho a todos los jóvenes componentes de esta compañía, la fragilidad de la adolescencia y el encontronazo con la edad adulta”, asegura el director artístico, que resalta también las ganas de comedia después de las grandes tragedias griegas de la temporada anterior y la absoluta actualidad con la crisis europea. “El desmembramiento de Europa nos lleva a la reflexión de que necesitamos algo más que el dinero para estar de verdad unidos. El dinero es un elemento tan material que cuando entran en juego otras emociones o sentimientos no da más de sí”, añade Arellano.

Es este montaje otro paso de gigante en el camino que ha guiado a La Joven Compañía. No solo por la propia aventura que esconde el texto, sino porque es una obra que ofrece la oportunidad de jugar con el elemento interpretativo, y de enfrentarse a una mayor estructura dramática y complejidad técnica. Sin ninguna duda, la Joven Compañía ha encontrado su propio tesoro que, en opinión del director artístico, son todos sus miembros jóvenes, que acogen con humildad, trabajo y tesón todos los nuevos retos. “Nuestro objetivo es que ese pequeño diamante que hemos encontrado lo sigamos puliendo y amándolo”.

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