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Las memorias vivas de Miguel De la Quadra

El periodista, aventurero y creador de la Ruta Quetzal, fallecido en mayo, recibe un homenaje en la Universidad Complutense de Madrid

Miguel de la Quadra-Salcedo, con jóvenes expedicionarios en Colombia en 1992.
Miguel de la Quadra-Salcedo, con jóvenes expedicionarios en Colombia en 1992.

En 1995, unas semanas después de la llamada Guerra del Cenepa -que enfrentó a Ecuador y Perú-, Miguel de la Quadra-Salcedo logró hermanar a dos jóvenes de ambos países en la cima de una montaña. El reportero y deportista también batió un récord mundial de lanzamiento de jabalina nunca reconocido, luchó contra una anaconda en el Amazonas y organizó un encierro con llamas en Machu Picchu. Su vida estuvo llena de cientos de historias increíbles, pero ninguna tan querida para él como su gran proyecto, la Ruta Quetzal, el viaje de aventura para jóvenes que sigue vivo en la memoria de los más de 10.000 expedicionarios que lo acompañaron durante 30 ediciones. Por eso, “si es verdad que no muere quien permanece en el recuerdo de los demás, Miguel no morirá nunca”, ha afirmado este viernes el periodista rutero Javier Ayuso, adjunto a la dirección de EL PAÍS, en un homenaje a De la Quadra celebrado en la Universidad Complutense de Madrid siete meses después de su fallecimiento el pasado mayo.

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“Gracias Miguel” fue la frase más repetida en el salón de actos de la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad. Cientos de personas, entre familia, amigos, compañeros de trabajo y ruteros (chicos que tuvieron la oportunidad de realizar el viaje) recordaron anécdotas de lo vivido junto a De la Quadra. Todos tenían algo que decir. En el escenario, Ayuso, Jota Abril y Sara Lozano de TVE, y Jon Ariztimuño de Antena 3, coincidieron en lo mucho que les influyeron los reportajes de De la Quadra a la hora de elegir su profesión. “Yo, como todos los periodistas, quería ser como él”, recordó Ayuso, quien hizo la Ruta Quetzal por primera vez en 1993.

La aventura organizada por De la Quadra-Salcedo se convirtió en un punto de inflexión en la vida de los miles de "afortunados jóvenes" que tuvieron la oportunidad de viajar a América con él. Todos cuantos pasaron por el escenario aseguraron que más que ser un guía, el hombre de espaldas anchas y ojos azules había sido un segundo padre para ellos. “Miguel es mi padre ideológico. Sin aquella primera ruta no sería lo que soy”, dijo Erick Miraval, un pintor peruano radicado en Madrid. Miraval hizo la ruta por primera vez en 1999, y fue el aventurero quien lo animó a perseguir su carrera de artista. “Gracias a la Ruta pude hacer toda mi carrera de Bellas Artes en Madrid”, declaró tras terminar un cuadro en el que plasmó a De la Quadra. Fue su forma de homenajearlo.

Pero, sin duda alguna, su mujer Marisol Asumendi, quien aplaudía desde la primera fila, y sus tres hijos, Rodrigo, Sol e Íñigo -que lo siguieron alrededor del mundo-, son los más marcados por la “fuerza magnética” del reportero. “Estoy muy emocionado de ver cómo mi padre cambió la vida de muchas personas”, expresó Rodrigo, que recordó las “locuras” de Miguel, a quien describió como un “curioso enfermizo” y un ávido lector. Una de esas locuras consistió en llamar a su cámara Carlos Pecker para que viniera a grabar a su hijo, que estaba tirado en el piso porque lo acababa de morder una serpiente: “Se está muriendo mi hijo Rodrigo y no lo has filmado”, contó Pecker entre risas.

El homenaje, que hizo reír y ha hecho llorar, se prolongó durante tres horas, en las que más de una docena de personas subieron al estrado para contar la forma en que Miguel de la Quadra-Salcedo había marcado sus vidas. La jefa de prensa de la Ruta, Rocío Gayarre; el fotógrafo Ángel Colina; los jefes de campamento Vicente Gómez y Jesús Luna; los periodistas Sonia Franco y Pedro Cáceres; viajeros de la primera expedición y monitores, entre otros. Y muchos en el público se quedaron con ganas de contar también sus anécdotas.

Como en las antiguas expediciones, un astrónomo, un cura y unos titiriteros formaban parte del equipo que acompañaba a Miguel en sus viajes. Todos le rindieron homenaje con sus recuerdos. El sacerdote Jesús Garrido evocó la última petición que De la Quadra le hizo: “Respira por mí”. Y los titiriteros del grupo Libélula cantaron para él algunas de sus canciones favoritas, como En mi viejo San Juan, y temas como Moza de Ruta Quetzal, el himno de la expedición, que puso a todo el público a cantar, a bailar y a respirar por Miguel.

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