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ESCENA INTERNACIONAL: BOGOTÁ

Un edificio en ruinas

El teatro y sala de muestras Odeón simboliza una nueva forma de entender las artes escénicas en la capital

Javier Lafuente
Vista del teatro Odeón, en Bogotá.
Vista del teatro Odeón, en Bogotá.

Odeón es un teatro, una sala de exposiciones y un inmueble en ruinas sin estarlo: el edificio como centro de todas las propuestas, la lógica de poblar las ruinas dando la voz a un espacio. Odeón también es el punto de partida de una nueva forma de entender las artes escénicas en Bogotá.

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Cruzando el charco. Por Marcos Ordóñez

El mismo lugar que a finales de los años treinta alojó el Cinema Odeón, una de las primeras salas del país, y que durante seis décadas fue la sede del Teatro Popular de Bogotá (TPB); el mismo edificio que, después de quebrar en los noventa fue invadido, lo que en España sería okupado, una y otra vez, es desde hace dos años un semillero de teatro, un lugar donde regresan actores que una vez partieron de él y al que acuden nuevos intérpretes. Conserva la misma estructura, sin haber sido intervenido, para que los artistas o intérpretes jueguen con él. Espacio Odeón, así se conoce ahora, pretende ser el punto neurálgico de una forma distinta de concebir el barrio de La Candelaria, en el centro de la capital colombiana, vibrante de día por la cercanía de oficinas y universidades, pero tétrico en la noche. Pese a la apertura de nuevos lugares, la gente en Bogotá no deja de mirar al norte, dejando el impulso de esta zona de la ciudad en perpetuo stand by.

La convocatoria —escasa— de público marcó el inicio de la reconversión de Odeón, en 2011, concebido primero como espacio para las artes plásticas, hasta que la obra de Laura Villegas 13 sueños supuso un clic para los gestores de Odeón. Desde 2014 perseveran para poder lograr año a año un programa de teatro, con al menos tres producciones —el español Marc Caellas regresó con Las listas este verano—, a los que se van sumando distintos proyectos, de danza principalmente. El renacer de Odeón ha venido acompañado del surgimiento de otras salas, como La Maldita Vanidad o L’Explose, que mantienen viva la llama del teatro más allá del Festival Iberoamericano, uno de los más importantes de la región, cada dos años.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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