El renacimiento de ‘Las chicas Gilmore’

Lauren Graham y Alexis Bledel nunca pensaron que volverían a Stars Hollow. O, al menos, nunca quisieron hacerse ilusiones sobre una posible vuelta de Las chicas Gilmore. “Recuerdo que en la época en la que acabamos la serie, estaba a punto de estrenarse la película de Sexo en Nueva York, así que todo el mundo nos preguntaba si íbamos a hacer también una película”, dice Lauren Graham, hablando casi tan rápido como su personaje, Lorelai Gilmore. “Pero nada ocurrió. Creo que pensaban que una historia sobre una madre y una hija no podía atraer a una gran audiencia, que no era más que una historia de mujeres”.

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Después de siete temporadas y 154 episodios, ni ellas mismas tenían aún muy claro el impacto que había tenido su serie. En sus años de emisión (de 2000 a 2007), los premios las fueron olvidando, las listas de mejores series, evitando, y en países como España quedaban relegadas a cadenas y horarios de segunda. “Y nosotras en ese tiempo no paramos de trabajar, por lo que tuvimos que esperar un par de años para tomar perspectiva y entender la importancia de la serie”, explica Alexis Bledel, mucho más tímida que su personaje Rory Gilmore.

“Tuvimos que esperar hasta que inventaron el streaming y Netflix”, bromea Graham. En parte, tiene razón. Cuando la reestrenaron, los fans se desvelaron y Las chicas Gilmore empezó a definirse como serie de culto. “Resuena en la gente porque es reconfortante, cálida”, razona Bledel. Fue entonces cuando retomaron las conversaciones sobre una posible vuelta a Stars Hollow. No es un simple revival, sino un regreso para hacer justicia a la séptima y última temporada en la que la cadena dejó fuera a sus creadores Amy Sherman-Palladino y Dan Palladino. “Aquel último año fue duro porque no lo sentimos como el mismo show, y estábamos tristes de que acabara sin saber si aquel era el final que Amy quería”, dice Lauren Graham.

De hecho, no lo fue. Los Palladino aún aseguran que jamás vieron la séptima temporada y su regreso, que hoy estrena Netflix dividido en cuatro capítulos de 90 minutos cada uno y titulado Las 4 estaciones de las chicas Gilmore, la ignora casi por completo. “Amy quería contar el final de su historia”, dice Bledel. “Llevaba todos estos años construyéndola en su cabeza y por eso creo que ella sí estaba convencida de que de una forma o de otra este regreso iba a suceder”.

Y sucedió. Volvieron a Stars Hollow. “Fue surrealista”, dice Bledel. “Porque habían reconstruido todo el set, parecía igual, pero era diferente, más brillante, más nuevo”.

Las dos actrices, además, ya no tenían la misma edad que entonces. Bledel ha retomado el primer papel de su carrera, con el que creció. Para Graham era “como volver a casa”. “Nunca he sentido que encajara tan bien con ningún otro personaje. En todo esos años mi vida y la de Lorelai corrieron en paralelo”, dice. Si hace 10 años, no quería ser recordada solo como Lorelai Gilmore, ahora es su mayor orgullo.

Pero había diferencias. Ahora, por primera vez, pudieron improvisar algo. “Entonces jamás se nos habría ocurrido cambiar ni una palabra”, dice Graham. “Y si siguiéramos creo que sería igual de colaborativo”. ¿Si siguieran? ¿Seguirán hasta que Rory sea madre, Loralei, abuela, y Emily, bisabuela? Se ríen. “No lo sé, pero sí podemos decir que el final nos sorprendió hasta a nosotras”, añade Bledel. “Es un gran final, pero es como esas películas de terror en las que muere todo el mundo, y al arrancar los títulos de crédito, sale una mano de debajo de la tierra”, se ríe Graham. “Algo así”. Pero en el mundo sin palabras sucias y lleno de referentes intelectuales no repelentes de Stars Hollow.