El secretario de Estado de Cultura se pone “al servicio de los creadores”
Fernando Benzo asume su cargo y promete en breve un plan de acción para el sector
Entre todas las artes, en la pasada legislatura se coló una más: el de la guerra. Lejos de ser un homenaje al célebre tratado de Sun Tzu, los últimos cuatro años de política cultural dejaron en herencia sobre todo peleas y un clima de enfrentamiento entre un sector que se siente ninguneado y la Administración pública, especialmente en la figura del secretario de Estado de Cultura José María Lassalle. De ahí que varios representantes de la industria acudieran hoy con cierta expectación a la toma de posesión por parte del sucesor, Fernando Benzo. Y este respondió con un discurso centrado en la búsqueda de consenso y la pasión por la Cultura, en el que prometió la presentación en breve de un plan de acción para las artes. De momento, sus palabras habrán agradado a un sector entre decepcionado y enfurecido. Aunque lo que cuenta, claro está, serán los hechos.
“Este acto debe de ser lo que más se puede parecer a recoger un Goya en mi vida. Y lo que se les pide a los premiados es que no se alarguen demasiado”, empezó Benzo. Pero el nuevo secretario de Estado no cumplió precisamente con su intención. Más allá de agradecimientos y anécdotas, aprovechó para dar ya el primer paso del rumbo que tiene pensado. “Quiero ponerme los deberes desde hoy mismo, en público, ante todos ustedes”, aseguró.
Y entonces anunció un proyecto que, según afirmó, definirá con transparencia objetivos concretos para toda la Cultura. La hoja de ruta será presentada próximamente -no hay fecha todavía- y Benzo no entró en detalles, pero sí compartió los tres valores que guiarán tanto su actuación como el documento. Ante todo, “el afán de afrontar los retos con un equilibrio entre el realismo y la pasión”. Es decir, que prometió luchar por obtener los presupuestos “más altos posibles”, pero no usar “jamás” la falta de disponibilidad económica como excusa.
El secretario novelista
Antes de su nuevo cargo, Fernando Benzo (Madrid, 1965) era desde enero de 2012 el subsecretario de Educación, Cultura y Deporte. Anteriormente, había sido asesor en el Grupo Popular del Parlamento Europeo. Licenciado en Derecho por la Universidad Pontificia de Comillas, es miembro del Cuerpo Superior de Administraciones Civiles del Estado desde 1994 y fue alto cargo del Ministerio de Interior durante los Gobiernos de Aznar.
Durante un año y medio, dirigió el estudio de Santiago Calatrava. Fue investigado por presuntas irregularidades en el Centro de Convenciones de Castellón, un proyecto que nunca se llegó a construir. El caso se archivó en 2014.
Como destacó en el acto de investidura Méndez de Vigo, Benzo también es creador cultural: ha escrito varias novelas, relatos y una obra de teatro y recibido premios por ellas. Además, ha sido miembro de patronatos como el del Prado, el Reina Sofía, el Thyssen, el Teatro Real y la Biblioteca Nacional.
He aquí uno de los principales problemas que afrontó Lassalle, cuya expresión en el acto, por cierto, sugería cierta incomodidad: el grifo del Ministerio de Hacienda, que seguirá bajo el control de Cristóbal Montoro, se ha cerrado más veces de las que Cultura hubiera querido. El último ejemplo es el bloqueo de los fondos para los Premios Nacionales y la segunda ronda de ayudas públicas al cine, suspendidos por el cierre adelantado del ejercicio presupuestario en julio y concedidos solo meses después. A ello se suma la Ley de Mecenazgo que Lassalle prometió pero nunca existió, con el respectivo enfado de la industria, los recortes de presupuesto, o el IVA cultural, que el Gobierno del PP subió al 21% y cuya reducción es el principal caballo de batalla del sector. Tanto el pacto que los populares firmaron con Ciudadanos para lograr su apoyo al nuevo Ejecutivo, como el propio Benzo y el ministro de Cultura, Educación y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, han prometido la reducción del impuesto para “los espectáculos en directo”. Es decir, esperanzas para el teatro, la música (¿y toros?); lágrimas y rabia para el cine.
A la espera de ver cómo de atadas estarán las manos de Benzo, el segundo punto en el que se centró fue “el consenso”. “La Cultura debería estar por encima de la dialéctica política y espero que muchos proyectos sean fruto del diálogo y la suma del talento y las ideas de todos los partidos”, defendió. Además, la falta de una mayoría absoluta del Partido Popular también convierte la negociación en obligación. La polémica reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, que el PP aprobó en solitario, es una muestra de cómo el acuerdo faltó en la anterior legislatura. Y lo mismo ocurrió con el nuevo canon digital, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. La oposición lo criticó, las entidades de gestión lo denunciaron porque sus ingresos se reducían de 115 a cinco millones y tanto el Tribunal de Justicia de la UE como el Supremo terminaron por anularlo. El próximo lunes, en una muestra concreta de esa caza del consenso, Benzo se reunirá con las entidades de gestión para discutir sobre la nueva compensación por copia privada que ha de ser establecida.
Finalmente, el Secretario de Estado de Cultura señaló que su plan estará “al servicio de los grandes protagonistas de la vida cultural: los creadores”. “Solo ellos pueden aportar a los ciudadanos esa riqueza incalculable”, añadió. Además, Benzo dio las gracias a su antecesor, al igual que Méndez de Vigo. “El plan estratégico de Lassalle contribuyó a reforzar la Cultura y redujo el impacto de las restricciones económicas”, fue la opinión del ministro. A saber cuántos representantes de las artes estarían de acuerdo.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.