La 2
No conozco un canal de televisión más sustancioso y ameno que La 2. Como ellos dicen, efectivamente “La 2 te sienta bien”. Pero ¿a quiénes? Los más jóvenes ya no ven apenas la televisión, convertida en un artefacto paterno, y la publicidad, que no pierde ojo, ha perdido la confianza en obtener la productividad de antaño. Las marcas que, en general, triunfan en el mercado son las que el marketing llama love marks y poco amor puede esperar una firma si molesta a su cliente potencial.
De otra parte, la publicidad emigra a otras pantallas pobladas por los prometedores clientes. Todo este trasiego no cuenta, sin embargo, para La 2, libre de estas cargas. Es así la cadena televisiva perfecta, limpia y actualizada. Programas patrocinados sí. Programas fracturados no.
Este es un mérito de La 2 pero no el más característico. Su mayor mérito procede de acomodar a cada hora la emisión más apropiada al receptor y ofrecer calidad cultural. Ni la televisión pública norteamericana (PBS) ni la arrogante europea Arte lograron ese objetivo. Y ello sin recibir aplausos ni grandes inversiones. Con ella se obtiene información y estimulación cultural o neocultural de última hora y se rescatan (con Historia del cine español o con Imprescindibles, por ejemplo) paisajes y personajes cruciales del patrimonio común.
La televisión no podrá sustituir a la escuela en un país como España pero quien frecuente este canal adquirirá conocimientos oportunos y muchos motivos de conversación. Incluso intergeneracional. Un medio de comunicación, decían en la Escuela de Periodismo, debe informar y formar. Muchas publicaciones hace tiempo que han renunciado a formar y no digamos de las televisiones generalistas que apoyan su supervivencia en el éxito del hecho deformado (o criminal).
La 2 no frecuenta estos mundos. Apenas posee un presupuesto digno. En cine, en libros, en ciencia o filosofía, en sus entrevistas con escritores, pintores, diseñadores, inventores, actores o catedráticos, es extraño que aparezca el tedio. Los profesionales con los que cuenta están preparados y de buen humor. Son simpáticos y sus espacios también.
Hace tiempo, en suma, que este canal merece ser apreciado como parte de lo mejor que ofrece generosamente este país. Hay que dar gracias a poder disfrutar de algo realizado con tanta profesionalidad, entusiasmo y tino. Todo al alcance gratuito de una pulsación desde el sillón.
Babelia
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