La familia real de Holanda vende en secreto dos obras de arte
La decisión causa malestar en el país por no ofrecer primero las piezas a museos nacionales
La venta secreta de dos obras de la colección privada de la familia real holandesa, que se embolsó el dinero obtenido, ha reavivado el debate acerca del margen de maniobra de los Orange sobre sus bienes artísticos. Se trata de un cuadro titulado Incendio en el bosque (1849), del pintor indonesio Raden Saleh, y el Atlas Munnicks van Cleeff, con más de un millar de ilustraciones de la ciudad de Utrecht de los siglos XVII y XVIII. Procedentes ambos de la herencia de la antigua reina Juliana, abuela del actual soberano, Guillermo Alejandro, según el rotativo NRC Handelsblad, la operación se realizó entre 2012 y 2014.
“Los vendedores fueron los 14 nietos de Juliana y reportó millones de euros —unos 3 solo el lienzo— sin que ellos ofrecieran antes las piezas a museos nacionales. Tampoco han donado el dinero a obras sociales, como solía ocurrir hasta hace cinco años en circunstancias similares”. La conmoción entre los directores de museos ha sido enorme, porque no descartan que la tela de Saleh, encontrada hace una década en el depósito de obras del patrimonio nacional, pueda considerarse del Estado. El servicio de información de la Casa Real (RVD, en sus siglas holandesas) lo niega.
En un comunicado oficial, sus portavoces subrayan que el lienzo —de dimensiones similares a La ronda de noche, de Rembrandt— y el Atlas “han sido catalogados como propiedad privada de los Orange, no del Estado". “En el mismo depósito hay guardadas otras piezas de los Orange, y la tela recibió el correspondiente permiso de exportación. Los herederos de Juliana no estaban obligados a brindarlas primero a salas de arte nacionales", añade. Los nietos “también podían disponer libremente del dinero de la venta”, concluye el texto. El lienzo sí ha sido restaurado a título privado.
Considerado el primer artista moderno de Indonesia (colonia holandesa hasta 1949) Raden Saleh (1811-1880) viajó a Europa y se hizo famoso con sus pinturas de fauna salvaje. Exhibidas en el Rijksmuseum, de Ámsterdam, tras veinte años de estancia europea regresó a su tierra, donde ejecutó retratos y paisajes. Enrollado y olvidado durante años, su nuevo dueño es la Galería Nacional de Singapur. El Atlas lo compró el empresario holandés John Fentener van Vlissingen. Uno de los hombres más ricos del país, y originario de Utrecht, la ciudad de los antiguos mapas, debe su fortuna a la industria turística. Tanto él como el museo han guardado silencio “a instancias de la Casa Real”, según el rotativo holandés.
Cuando sean de interés nacional, los museos nacionales sí están obligados a informar a sus colegas de las obras que desean vender. La práctica, adoptada en 2013 por la Asociación de Museos, está pensada para evitar que no puedan ser disfrutadas por el público. El Consejo para la Cultura prefiere también que las salas de arte se arreglen entre ellas, antes de aceptar ofertas del extranjero, o bien de coleccionistas privados.
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