Catálogo de festejos taurinos
Encierros, sueltas, toros embolados o ensogados, incluso empujados al mar: una clasificación sencilla de las modalidades más frecuentes
No coinciden los expertos en acuñar una única clasificación oficial de las diferentes modalidades de los festejos taurinos. Algunas son remedos muy directos de la lidia, como el toreo de vaquillas o becerros; otras, lo recortes, lo recrean a su modo en una liturgia de saltos, quiebros y cabriolas. Se distancian más del toreo profesional los encierros o sueltas, y el resto de fiestas que se celebran en las calles, con los toros enmaromados (atados con cuerdas) o embolados (con fuego en las astas). En muchos casos, los festejos alternan e incorporan elementos de distintas modalidades y algunos escapan de clasificaciones.
Protagonizan las fiestas de un gran número de localidades en España. Pamplona y sus Sanfermines sobre todo, pero también San Sebastián de los Reyes (Madrid), Cuéllar (Segovia), Tafalla (Navarra) o Ampuero (Cantabria) acogen algunos de los más conocidos. A las calles se sueltan toros, novillos o vaquillas, que se corren o torean, a veces con el concurso de caballos, pero no se lidian. Abundan las denominaciones regionales (bous al carrer, correbou o correbous...). Es el festejo más extendido, junto al toreo de vaquillas, becerros y novillos. En algunos casos, como en Dénia (Alicante), Benicarló (Castellón) o Alcanar (Tarragona) el torro acaba en el mar.
Capeas, becerradas, novilladas, toreo de vaquillas... La imitación amateur más directa del toreo profesional ocupa los programas festivos de un enorme número de pueblos y ciudades de todo el país, pero proliferan en especial en Castilla y León, Extremadura, Andalucía o Murcia
"Regate para evitar la cogida del toro". Así define el Diccionario de la RAE las destrezas de los recortes. A cuerpo limpio o con el mero auxilio de una garrocha o pértiga, el torero aficionado salta por encima del animal o lo quiebra por un lado acercándose a los pitones. A mayor riesgo, mayor mérito en una modalidad que propicia los concursos en las que no es infrecuente el uso de anillas que hay que colocar en las astas del animal.
Esta modalidad del festejo recibe nombres diversos comunidad a comunidad: toros (o toricos) en cuerda, ensogados, enmaromados, bou en corda, capllaçats o sokamuturra, pero comparten en sus rituales el atado del animal con una cuerda para guiarlo o restringir sus movimientos. La costumbre se extiende de Norte a Sur.
En la costumbre del toro embolado, al animal, sea cerril (no corridos en otros festejos) o ganado, se le colocan en las astas objetos o materiales a los que se prende fuego o fuegos artificiales. Antes de soltarlo, se le ha atado y fijado, normalmente, a un poste. La Comunidad Valenciana, donde el año pasado se celebraron más de 1.800 festejos de esta modalidad, ha visto en cambio como su capital, Valencia, aprobaba su prohibición, extendida además a los toros en cuerda. En Castilla y León, Medinaceli y su toro de Jubilo constituye una de las manifestaciones más antiguas de toro embolado. Una localidad aragonesa, Los Fayos, ha decidido este año cambiar el fuego por luces led para evitar dañar físicamente al animal.
Babelia
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