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Teresa del Pozo, creadora y enseñante

De condición luchadora, mantuvo una fe inquebrantable en los valores de la educación y de la cultura

Teresa del Pozo.
Teresa del Pozo.

Los fantásticos personajes de Quillolandia se han quedado huérfanos. O puede que no, y que su maestra favorita vaya a seguir enseñándoles en El Jalintro, esa escuela bajo el mar que su creadora inventó para ellos. La urta mellada, El camaleón daltónico, El camarón opaco, El cangrejo moro, Juanillo el burgaíllo son algunos de sus habitantes. Todos son creación de Teresa del Pozo que se fue sin avisar, dejándolos, dejándonos en el sobresalto y la desolación. La crueldad de la vida y de la muerte chocó contra el mundo de fantasía que ella había creado para jugar y enseñar: los colores, los números, la tabla de multiplicar, un poquito de inglés… Y todo ello, digamos que a compás, porque el flamenco era el vehículo y el lenguaje común de todos estos maravillosos bichitos.

Uno de ellos se presentaba por bulerías, otros contaban su historia por alegrías, tangos, tanguillos o romance. El inglés se aprendía a ritmo de rumba, los números con la melodía de una colombiana y los colores con un garrotín. Ella ponía los personajes, los poemas, y su marido, el guitarrista José Luis Montón, se encargaba de otorgarles la vida musical tocándoles con el aire y el compás de los estilos flamencos. Por este universo y sus seres se interesaron Carmen Linares, Javier Ruibal, Tomasito, Ana Salazar, Gabriel de la Tomasa o Rosalía, entre otros muchos artistas que les dieron voz para terminar de convertir en arte las gloriosas invenciones de Teresa. Sus criaturas enamoraban a los pequeños y a los mayores, que quizás se sentían un poco niños al cantar aquello de “Jopetas camarón/ que me gustas así marrón”. El periodista y humorista Juan Luis Cano (Gomaespuma) solía contar que lo había intentado todo, sin éxito, para aficionar a sus hijos al flamenco. Hasta que llegaron aquellos discos amarillos, los de Flamenco Kids, la obra conjunta de Tere y José Luis, que terminaban reclamándolos para sus viajes en coche.

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Aprender con los Flamenco Kids
José Luis Montón / Teresa del Pozo Guardar

Teresa del Pozo de la Cuadra falleció de forma repentina hace unos días. Su creación de los personajes de Flamenco Kids representa tan solo una faceta de una mujer creadora de amplio bagaje: de la perfomance a la escultura, sus inquietudes se centraron en los últimos años en la búsqueda de estrategias originales para la transmisión de valores. De ahí nació Quillolandia. De condición luchadora, mantuvo una fe inquebrantable en los valores de la educación y de la cultura. Su inventiva se paró en seco un día de verano provocando oleadas de cariño. Sus familiares y amigos, reunidos por centenares, no pudieron despedirla de otra forma que cantando, aunque fuera entre lágrimas. Ella quiso que sus cenizas reposaran bajo las aguas de la Bahía de Cádiz, en el espacio de Los Corrales de Rota (Cádiz), donde ella ubicaba su imaginario Jalintro. Allí se ha debido reencontrar con la urta, el erizo o el camarón y todos sus personajes para, entre “clinclines”, seguir enseñándoles mientras juegan.

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